Baile de máscaras — Bajo Chaville

Al caer la tarde, Colette, Jacques, Julien y Michel volvieron a los subterráneos bajo la Ciudad Vieja. Iban armados hasta los dientes, disfrazados e incluso llevaban cada uno un pañuelo con los colores de los revolucionarios. Siguieron el plano obtenido la noche anterior como guía en aquel laberinto, hasta llegar a su corazón: una sala circular de origen incierto, cubierta por una cúpula y a donde daban numerosos pasadizos. En tiempos, había estado inundada, como atestiguaban los sedimentos, y las paredes recogían siglos de grafitis, hollín y maltrato. Ahora se había convertido en lugar de reunión para el submundo de Chaville. Puestos de mercado recorrían su perímetro, donde podía comprarse desde comida (mejor no preguntamos por el relleno de las empanadillas) a joyería (tampoco preguntemos por su origen).

Allí había más de un centenar y medio de personas de todas las edades, la mayoría agrupada en torno a una tarima levantada un poco desplazada del centro, donde un fraile minorita, orondo y calvo, arengaba a la multitud.

Continuar leyendo »

Baile de máscaras — Los revolucionarios

La noche del lunes fue seguida por la mañana del martes. Para Colette, una mañana de mordida de uñas. Sin noticias de Julien, tuvo que ir a su turno en el hospital, donde fue asaltada a preguntas por sus compañeros de prácticas y por los médicos. La noticia de la muerte de la prometida del archicanciller era ya de dominio público y que un capitán de la Guardia se la llevara el día anterior espoleaba la imaginación.

En palacio, Julien se sentía desbordado. El marqués de l’Aigle Couronné no aparecía por ninguna parte, el papeleo de su pequeña unidad se amontonaba en su mesa y el archicanciller quería respuestas. Jacques y Michel se presentaron después del desayuno, pues querían saber cómo terminaba la historia, y ahora los tenía curioseando en su despacho. Michel tenía noticias sobre el marqués. Al volver a casa, había parado en casa del marqués de La Tour d’Azur para informar de lo ocurrido y encontró a l’Aigle Couronné. Los dos marqueses estaban preparando la expedición a la cámara élfica reabierta. Así que había aprovechado para contar lo ocurrido, haciendo hincapié en la presencia del minotauro con la marca del marqués de Saint Michel. Si no había noticias suyas, le dijo a Julien tras mentir sobre los motivos de su visita a La Tour d’Azur, es porque seguirían aún con su expedición.

Continuar leyendo »

Baile de máscaras — La prometida del archicanciller

El año comenzó como había terminado el anterior, con tambores de guerra. Las noticias llegaban a Chaville con cuentagotas y las gacetillas, siempre volcadas a las noticias locales y los eventos de sociedad, dedicaban ahora páginas y páginas a los sucesos más allá de las fronteras de Gabriel: el golpe de estado de Tadeus Van Horsman y la muerte del emperador Barbados parecía una reedición de lo ocurrido treinta años atrás con el propio Barbados y el Emperador Loco, Lascar Giovanni. Pero el paralelismo acababa ahí: ahora el Imperio estaba mucho más roto que entonces y los otros señores de la guerra aún no habían mostrado su adhesión al golpista.

En Gabriel, se mascaba el miedo. El miedo a una guerra entre los grandes generales imperiales, pero, sobre todo y más cercano, el miedo a los piratas: los mismos que habían jaleado al archicanciller y al Consejo por declarar la independencia y expulsar a las tropas imperiales, ahora los acusaban de haber dejado Chaville indefensa ante los piratas de Ojo del Huracán.

La pareja se daba un baño de multitud en el Teatro de la Ópera.


Continuar leyendo »

Baile de máscaras — Personajes jugadores 3

Nuestros jóvenes amigos han sobrevivido al año en el que el mundo se volvió loco. Su amistad ha sido puesta a prueba, se han enfrentado a amenazas peores que la muerte y han descubierto terribles secretos del pasado. También siguen creciendo y encaran el incierto año con la templanza que da la experiencia. O eso nos gustaría decir.

Empezamos la temporada con tres de los personajes en nivel 5, por lo que nos acercamos peligrosamente a los límites manejables de Ánima.

Continuar leyendo »

Baile de máscaras — Segunda temporada, notas del máster

Este verano terminamos la segunda temporada de Baile de máscaras, nuestra campaña de capa y espada para Ánima Beyond Fantasy. Nos ha llevado dos horrorosos años, marcados por la pandemia. Comenzamos tras el confinamiento de 2020, recuperando las partidas en mesa y superando la ansiedad de vernos otra vez en persona, todos juntos en una misma habitación; luego, tuvimos el confinamiento de 2021 (no poder movernos entre poblaciones), que nos impuso otro parón. Conseguimos retomar las partidas presenciales en la segunda mitad del año y, a cuentagotas y con sesiones más cortas por mis achaques, seguimos desde entonces.


Continuar leyendo »

Baile de máscaras — El fin del mundo

Maximilan Hess movilizó a su ejército, esperando resistir hasta que la llegada del invierno inmovilizara a las tropas imperiales. Esperaba un ataque del Ejército Sur por su flanco derecho, pero el movilizado fue el Ejército Norte. Tadeus Van Horsman, Señor de la Guerra del Norte, opuesto a la acción, fue arrestado y sustituido por alguien dispuesto a seguir las órdenes de Eljared. Las tropas acantonadas en Arlan descendieron por la carretera de Karh a Caliardo como una plaga de langostas. Fue la primera vez que se vio un ejército moderno, resultado de las reformas hechas por Elías Barbados tanto como señor de la guerra como emperador, en acción. El anticuado ejército de Remo, de carácter feudal, no tuvo ninguna oportunidad. Su caballería y milicia fueron barridas por la infantería bien entrenada y equipada, apoyada por arcabuceros y cañones de campaña; las orgullosas y altas murallas de sus castillos y ciudades quedaban reducidas a escombros en pocas horas por los obuses y morteros de sitio. La hermosa Caliardo, la capital de Remo, fue arrasada y su población, diezmada.

Continuar leyendo »

Baile de máscaras — La pedida de mano

En otoño de 988 el mundo se volvió loco. Fueron meses en los que los edictos imperiales absurdos se multiplicaron; se evaporaron fortunas enteras, mientras que otras florecieron; el mercado de valores se volvió un lugar peligroso para gente de corazón débil y la sombra de la carestía se asomó por muchos países. Maximillian Hess, príncipe de Remo, en su famosa intervención en el Alto Senado, acusó públicamente de brujería a la suma arzobispo Eljared, de haberse infiltrado en la Iglesia para llegar hasta el emperador y haberlo subyugado con artes arcanas.

Fue un terremoto. Un terremoto lento, que tuvo que viajar a los gobiernos de los distintos principados del Imperio. Hubo reuniones ministeriales, se enviaron mensajeros, se pidieron averiguaciones, se iniciaron contactos y negociaciones. En El Dominio, el ala más reaccionaria de la Iglesia, que siempre había tratado de librarse del control del emperador, movió ficha y lograría, meses después, nombrar al primer sumo arzobispo sin el beneplácito imperial.

Pero la diplomacia es lenta y Eljared era rápida. El príncipe Hess tuvo que huir de Arkángel y las tropas del Señor de la Guerra Norte fueron movilizadas. Su objetivo: Remo.

Continuar leyendo »

Baile de máscaras — La vieja mansión

Colette se desahogó con Julien esa noche y con Chloé a la mañana siguiente. Terminó con los ojos enrojecidos, pero decidida, otra vez, a buscar la cura para su hermano. Con el añadido de evitar que la maldición pudiera afectar a sus descendientes.

Noel se levantó al alba y acudió a la iglesia del pueblo, para hablar con Dios. Titubeó frente a la puerta. Él era más de espirituosos que espiritual, así que se sentó en la taberna que abría en ese momento sus puertas y conversó consigo mismo. Ya se sabía muerto antes del viaje. Había encontrado las pruebas que buscaba de la legitimidad de su abuelo. Pero también algo terrible que afectaba a su hermana. No podía rendirse aún. Y había un nombre que investigar.


Continuar leyendo »

Baile de máscaras — La maldición de los Leclair

Bélis, a 7 leguas de Aubigne, era el centro de las tierras de los Leclair. Era una zona de colinas escarpadas y valles estrechos y vieron cultivos en terrazas, mucho bosque y dehesas para el ganado. El propio pueblo se encontraba entre dos colinas, la menor coronada por la iglesia y la mayor, por la mansión de los vizcondes de Vizaret. Era una mansión alargada, que seguía la cresta de la colina y que había crecido desde una torre de piedra de origen, sin duda, militar.

Colette y Noel habían mandado a su cochero tan pronto llegaron a Aubigne para avisar de su visita y les esperaba un coche al bajarse de la diligencia, un elegante faetón tirado por mulas. Con los hermanos Leclair iban Michel, Marie y Chloé, que querían aprovechar el viaje al máximo.

Fueron recibidos en el jardín de la mansión, que se extendía en terrazas ladera abajo, por la vizcondesa, una anciana tan encantadora como aguda.

La vizcondesa de Vizaret tenía un aire a esta señora.


Continuar leyendo »