La temporada de invierno de 2024 ha sido una continuación de la de otoño: Sousou no Frieren, Kusuriya no Hitorigoto y Shangri-La Frontier han tenido temporadas largas, de 24 a 28 episodios. El resto, ha palidecido a su lado.
Dungeon Meshi es la excepción, o casi. Con el acertado título en español de Tragones y mazmorras, esta serie, disponible en Netflix, es una serie 100% D&D approved. Lo que queda de un grupo de aventureros (un humano guerrero, una maga elfa y un mediano pícaro) se adentran sin recursos en un megadungeon para intentar recuperar el cuerpo de una compañera (humana clérigo, hermana del guerrero), caída en la anterior expedición, para resucitarla. En los primeros niveles conocen a un, ehm, ¿explorador? Enano que sabe cómo sobrevivir en el dungeon con lo que ofrece en dungeon y forman equipo con él. De esta unión nos sale una serie de cocina donde el enano va preparando suculentos platos con los monstruos que derrotan, el guerrero se muere por probarlo todo y a la maga le da un patatús con cada comida.
Dicho así, parece una serie tontorrona. De primeras, no nos enganchó y no ha sido hasta que se nos acabaron Freiren y la boticaria que nos hemos puesto a seguirla. Y ha sido una sorpresa. Va de menos a más, tomándose su tiempo para sembrar trasfondo, personajes y situaciones. Es de lo mejor que nos está dando este año.
Majo to Yajuu, La bruja y la bestia, es una serie peculiar. Un guapo hechicero con un ataúd a la espalda y una chica rubia de mirada asesina se dedican a cazar brujas en nombre de una misteriosa organización. Cada caso dura varios capítulos y vamos aprendiendo más sobre Ashaf (Toshiyuki Morikawa), el mago, y Guideau (You Taichi), la terrible fuerza destructora que está atrapado dentro del cuerpo de la chica. Es una serie irregular en su desarrollo, pero me ha parecido muy refrescante. Dirige Takayuki Hamana con guion de Yuuichirou Momose.
Sasaki to P-chan (Sasaki y Peeps) es un isekai un tanto extraño. El oficinista Sasaki compra una mascota, un pajarito, que resulta ser un poderoso hechicero de otro mundo. Los dos saltarán entre los dos mundos para comerciar y sacarse un sobresueldo para darse caprichos. Lo más peculiar de la serie es que juega a dos bandas: a las aventuras en el otro mundo, se añaden las que viven en éste, donde Sasaki es reclutado por unos hombres de negro con poderes y hay por ahí una magical girl… No me he visto muchos capítulos, así que no sé cómo resultará al final esta mezcla.
Nozomanu Fushi no Boukensha es una serie de fantasía. El protagonista, un aventurero de bajo rango, pero experimentado, muere y se convierte en un no muerto. A partir de ahí, evolucionará como no muerto y buscará seguir con su carrera de aventurero. Entretenida, sin más, aunque duele ver a un hombre consumido por su ambición personal que no fue capaz de apreciar la vida que tenía.
Shin no Nakama ja Nai to Yuusha no Party wo Oidasareta node, Henkyou de Slow Life suru Koto ni Shimashita II o “La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa, la mojó en el arroyuelo y cantando la lavó, la frotó sobre una piedra y la colgó de un abedul, el retorno” es la absolutamente innecesaria y prescindible segunda temporada de una serie simpática que no se merecía esta tortura.
Solo Leveling adapta el manwha del mismo nombre. En el mundo actual se abren portales a dungeons que exploran gente que ha “despertado”, obteniendo habilidades especiales. El protagonista es el despertado más débil, un manta de cuidado. En un dungeon-trampa es destrozado, pero obtiene una segunda oportunidad y ahora, para él, es como si estuviera en un juego (tiene accesos a menús, dungeons ocultos, habilidades especiales, sube de nivel…). Con el poder se vuelve igual o más despiadado y cruel que los otros poderosos. No empieza mal, pero a la larga se hace aburrida.
Metallic Rouge ha sido el bluff de la temporada. Una serie conmemorativa de los 25 años del estudio Bones (Wolf’s Rain) que pasa con más pena que gloria.
Ya llevaba tiempo sin pasarme por aquí. No suelo ver series de anime porque me suelen aburrir, pero este año hice una excepción con Tragones & Mazmorras, ya que está en Netflix. Solía verla mientras cenaba cada jueves y, aunque no la considero espectacular, estaba bastante entretenida.
La que comentas sobre La bestia y la bruja me ha hecho recordar una serie bastante antigua. No recuerdo el nombre, pero sé que iba sobre un mundo paralelo al nuestro en el que existen los poderes psiquicos, y una especie de agencia de inteligencia se dedica a cazarlos en la sombra, con apoyo del Vaticano. La protagonista era una chica rubia con poderes llamada Robin que entra en un equipo que acaba de perder uno de sus miembros. Una parte importante de la serie iba sobre cómo su nuevo compañero tenía dificultades para aceptarla ya que se encontraba muy atado a la difunta, y cómo poco a poco evolucionaba tanto la relación como el dominio de sus poderes. Recuerdo que usaban una especie de viales en colgantes con líquido turquesa para saber si estaban cerca de una bruja.
Me gustaba mucho porque era una serie de colores muy apagados y seria, alejada de las típicas risas fáciles y chistes. Que lástima no recordar su nombre para buscarla y volver a verla.
Bienvenido otra vez, Jose.
La serie es Witch Hunter Robin. No he encontrado reediciones de la misma ni fansubs que la hayan sacado de nuevo en todos estos años. La única versión que conozco es, creo, de Mangalords y tiene los pixeles como puños, pero debe estar aún en mi disco duro.