La temporada de otoño 2023 cerró un año magnífico, con series que van a dar que hablar durante años.
Sousou no Frieren adapta el manga de fantasía del mismo nombre. El grupo del héroe Himmel derrotó al rey demonio tras diez años de aventuras. Ahora, años después de la muerte de Himmel, Frieren, la maga elfa del grupo, repite el viaje con su discípula humana y un joven guerrero, también humano. En su camino descubrirá que el momento fugaz que pasó con el grupo del héroe la marcó más de lo que creía.
Es una serie intimista, lenta y preciosa que a los que peinamos canas nos sacará alguna lagrimita, pues compartimos su nostalgia y el arrepentimiento por no darle la importancia que se merecían a aquellos momentos irrepetibles.
La animación es espectacular, por otra parte, y podemos llegar a ver el tejido de la realidad romperse por la presión de la magia.
Dirige Keichirou Saitou (Bocchi the Rock!), con guion de Tomohiro Suzuki. Atsumi Tanezaki (Chise de Mahou Tsukai no Yome) pone la voz de Frieren.
Kusuriya no Hitorigoto (Los diarios de la boticaria) es la otra gran serie de la temporada. Maomao (Aoi Yuuki) es hija (adoptiva) de un médico/boticario de suburbios y también de todas las cortesanas de un burdel de renombre. Raptada y vendida como criada al palacio interior, donde moran las consortes del emperador, pronto escalará posiciones gracias a su talento como boticaria y su capacidad para resolver misterios. Junto con el misterio de la semana, empezaremos a conocer también el pasado de la joven.
Es adaptación de la novela del mismo nombre, bajo la batuta de Norihiro Naganuma (primera temporada de Mahou Tsukai no Yome), con un acabado técnico espectacular y unos personajes encantadores. Me recuerda en parte de su planteamiento a Koukyuu no Karasu.
Overtake! es una serie original deportiva sobre un prometedor chaval que corre en un equipo de tercera en el campeonato de fórmula 4 de Japón y llama la atención de Kouya Madoka, un fotógrafo freelance que es incapaz de hacer fotos de personas. Como spokon está entretenida sin más. Peeeeero está el capítulo 9. No tiene nada que ver con el deporte. No es divertido. Es doloroso. Es precioso. De verdad, echadles un ojo a los episodios previos para ir pillando qué ocurre con Madoka y enfrentaos al 9.
Shangri-La Frontier es un falso isekai ambientado en un juego de inmersión total estilo SAO. Los jugadores no están atrapados, sencillamente juegan. Shangri-La es El Juego y el prota, un hacha de juegos mediocres llenos de bugs, es convencido para jugar a un buen juego por una vez en su vida. Por algún motivo, piensa que llevar una cabeza de pájaro como capucha mola. Y, de una forma rocambolesca, termina maldito por uno de los grandes bosses del juego y no puede equipar armadura, así que termina en gayumbos y con la dichosa máscara. Y con una coneja pnj/IA como acompañante.
Cuando vi las imágenes de la serie, hui de ella muy lejos, pero un compañero del trabajo me convenció para darle una oportunidad. Es muy divertida, pura acción con un punto (bastante alto) de absurdez. Hay ganas de una segunda temporada.
El resto que vimos fueron continuaciones: la tercera parte de Tate no Yuusha no Nariagari (el héroe del escudo), que arregla un poco el desaguisado de la segunda, la segunda de Seijo no Maryoku wa Bannou Desu (La magia de la santa es todopoderosa); la tercera temporada (o segunda parte de la segunda temporada) de Mahou Tsukai no Yome, que arregla un poco el horror de la anterior; la segunda de la simpática, aunque simplona y limitada Saihate no Paladin; la segunda de Goblin Slayer, matando más trasgos, y la segunda de Dead Mount, Death Play, tan desquiciada y salvaje como la primera.
Y creo que eso es todo. No recuerdo haber visto nada fuera de Crunchyroll (que fuera de temporada).