Baile de máscaras — Negocios de familia

Eburah, situada en el Delta del Zafir, sobre el brazo principal del río, había desbancado a Yirath como principal puerto de Arkángel, la capital imperial. Los barcos de alta mar, cada vez de mayores dimensiones, evitaban remontar así el río hasta Yirath y descargaban o cargaban directamente en los muelles cada vez más extensos. La pequeña estación de paso, similar en un principio a las que existían aún en los otros canales navegables del Delta, había ido creciendo, convirtiéndose en una ciudad boyante y cosmopolita.

Una de las ocupaciones preferidas de los ociosos era ver el trajín continuo del puerto, el incesante ir y venir de lo más exótico del Mar Interior. Los barcos que traían pasaje de Gabriel estaban entre los que más expectación levantaban, pues las recargadas vestimentas de sus adinerados burgueses y nobles, tan llenas de encajes, volantes, pedrería y plumas, chocaban sobremanera con la sobria moda de Abel.


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Baile de máscaras — Dupois

Llegó la primavera y, con ella, las fiestas de Dupois. Nuestros amigos volvieron a la ciudad de los cisnes. Mucho había cambiado en sus vidas desde el año anterior, pero la ciudad en esa semana de carnaval seguía igual de desenfrenada. Los cuatro habían conseguido invitaciones para el Gran Baile semanas o meses atrás, lo que era un gran privilegio para jóvenes de su edad y posición.


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Baile de máscaras — La boda

Tras el confinamiento, retomamos Baile de máscaras. Después de esas semanas de aislamiento, fue fantástico volver a desplegar el hule blanco, abrir la mesa y sacar los cuencos para las chuches. Para recuperar el tono, me decidí llevar a la mesa un suceso al que no tenía pensado dedicar tiempo de juego: la boda entre Émilien Duchamp y Cécile Chapelle, hija del vizconde de Soirault. Me resultaba evocador retomar los personajes de la primera aventura de la campaña para la primera sesión de la vuelta. Pero, ¿me sería posible retomar a la desdichada pareja y la asagiri, el espíritu licántropo, y montar una aventura que no fuera una repetición de la anterior?


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Baile de máscaras — Personajes jugadores 2

Ha pasado casi un año y nuestros jóvenes amigos han crecido, han ganado experiencia y han perdido inocencia. Se han enfrentado a la muerte muchas veces, han matado y han salvado vidas y han visto cosas salidas de leyendas y cuentos de hadas. Las propias relaciones dentro del grupo han cambiado. Colette ha pasado de ser la hermana de Noel a ser amiga o amada, Michel se ha distanciado y la relación entre los hermanos Lafleur es, a la vez, más abierta y más llena de secretos.


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Ánima Beyond Fantasy — Una de reglas caseras

Hace poco me preguntaban por unas reglas caseras de una entrada que tiene unos pocos años. Y me he dado cuenta de que no he mencionado aún unas cuantas que estoy usando en Baile de máscaras, derivadas de algunas pruebas que hicimos en Sakura. Voy con ello, por si alguien encuentra algo de utilidad.

Habilidades que limitan: hay casos en los que el uso de una habilidad está limitado por otra. En estos casos, se hará una única tirada tomando el valor más bajo de las habilidades en juego. Ejemplos de habilidades que limitan serían Montar (limita a Ataque, Parada, Esquiva y otras acciones realizadas sobre una montura), Trepar (lo mismo), Sigilo (ataques sigilosos y cualquier acción en la que se quiera evitar el ruido), etc.

Posibles casos: Montar o Trepar en combate, limitando a ataque, Parada y Esquiva. Sigilo limitando a Ocultarse para moverse oculto o a Trepar para trepar en silencio.

Explicación: esta regla está tomada de las últimas versiones de Runquest y siempre me ha gustado. Simplifica situaciones complejas, como combate montado, mientras se trepa… y el propio Ánima lo incluye en Ataques asesinos, así que podemos considerarlo una extensión de lo existente. En el caso de montar, habría que rehacer el primer párrafo de La habilidad de Montar en combate, página 92 del Core.

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Baile de máscaras — Primera temporada, notas del máster

Baile de máscaras es una campaña que me ha costado muchos meses arrancar y que no marcha tan fluida como me gustaría. Camino del año de su arranque, sólo nos ha dejado once sesiones (de un mínimo de seis horas, eso sí). Incluso con el asunto del coronavirus, es un paupérrimo bagaje. Y reconozco que tengo gran parte de culpa. No me siento cómodo con la campaña y, durante algunas semanas, incluso evitaba pensar en ella porque me estresaba sobremanera. Quizás haya sido por problemas con el planteamiento inicial, o porque navegue entre dos aguas, sin definirse en un estilo claro, o porque el ritmo de las sesiones está muy lejos del habitual en mí. Desde un principio, buscaba salirme de mi zona de confort, ya explotada con Sakura, y probar algo más experimental (para mí). El resultado está siendo una campaña que me gustaría jugar, pero no tanto dirigir.


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Baile de máscaras — Interludio de otoño

Octubre fue un mes de reuniones para nuestros amigos. Y noviembre, un mes de cambios. Quizás lentos, a los ojos de la impaciente juventud, pero en estos dos meses entrelazaron sus destinos con el futuro de Gabriel.

Michel Laffount de Gévaudan fue el primero en mover ficha. Acudió a casa del marqués de l’Aigle Couronné para decirle que declinaba su oferta de unirse al servicio secreto, con el pretexto de que se debía a sus recién comenzados negocios. Acto seguido, quedó con el marqués de La Tour d’Azur y aceptó su ofrecimiento, entendiendo que el futuro de Gabriel pasaba por Alystaire Fardelys y no por el (a sus ojos) pusilánime de su hermano. Michel le contó al marqués lo vivido en los últimos tiempos, teniendo cuidado en no exponer demasiado a sus amigos, y le entregó el anillo duk’zarist, el que recuperaron en la extraña tumba bajo el castillo de Ourges y que había recuperado de la señora de Carbellac para la ocasión.

…ganó clientes en el extranjero…


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Baile de máscaras — Visita a Astria

Lo que sigue es un fragmento del diario de Colette que escribe su jugadora, Menxar, con mis notas del máster donde toca. Me está costando muchísimo escribir estas semanas de confinamiento. Ella ha tenido a bien permitir que lo publique y yo no quiero retrasar la narración de la campaña más tiempo, pues cuanto antes me ponga al día, antes empiezo a preparar la segunda temporada.

Diario personal de Colette Leclair, septiembre de 987.

Cuando llegamos está amaneciendo, pero no me puedo ir a la cama, hay que curar heridas, comer, asearnos y constarle a la señora de Carbellac lo acontecido. Pero hay un pensamiento que me ronda y no me abandona, no quiero dormir sola, aún tengo la necesidad de no soltarlo. No creí que aceptara, pero cuando tenemos un segundo a solas se lo pido y me dice que sí. Mi corazón salta y amenaza con salir de mi pecho, en este momento me da igual la posibilidad de que alguien nos sorprenda y me olvido de las consecuencias.

Astria


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Baile de máscaras — La tumba bajo el castillo

Septiembre no acabó aún. Los aguardaba un nuevo viaje al norte, a Astria. Recordemos que los padres de Chloé de Carbellac la habían matriculado en la academia como condición para aceptar su relación con Michel Laffount, tercer hijo del conde de Gévaudan, cuyo futuro económico era… incierto. Corría el 20 de septiembre cuando embarcaban rumbo a Dupois la señora de Carbellac, su hija, su dama de compañía y un cochero. Y, también, Colette Leclair, acompañando a su amiga; los hermanos Lafleur, como escolta, y Michel Laffount y su hermana, Marie, que, por intermediación de Michel y de su madre, también se había matriculado en Astria. La muchacha, prometida a un marino y armador, tenía 16 años, esto es, dos y medio menos que Colette.


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Baile de máscaras — La música de las esferas

Madeleine Prevoye era obsesiva hasta límites insospechados, como descubrieron, muy a su pesar, Noel y Colette. La muchacha se enfrascó en el montaje de la caja de música, perdiendo la noción del tiempo, saltándose comidas y olvidando compromisos previos. Noel fue quien más la sufrió, convertido en su ayudante. No porque supiera de música, pues no tenía más formación que la habitual en jóvenes de la alta sociedad, sino por su talento con las matemáticas. Haciendo caso omiso a las, por lo demás tibias, protestas de los padres de Noel, ocuparon los dos el salón del piano y, con la ayuda de un relojero que les suministró piezas para hacer de pasadores y las herramientas que Madeleine no tenía, la reconstrucción de la caja avanzó a ojos vista.


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