Hai to Gensou no Grimgar

Hablaba algo más de un año sobre la saturación de mercado que provoca la industria japonesa cuando le da por explorar una idea, en este caso, la de aventuras en videojuegos de rol online o en mundos similares a éstos. Hablé de Sword Art Online y Log Horizon. Han resultado ser sólo la punta del iceberg: en las siguientes temporadas no han faltado series que han seguido sacando jugo a la idea. Hemos tenido al menos otra de jugador atrapado por su videojuego y varias más de mundo similar al de un videojuego donde los protagonistas o viven ya allí o han sido arrastrados desde el nuestro. Por ejemplo, Overlord, donde el jugador, con un avatar no-humano y su cohorte de pnjs de repente total y absolutamente vivos, se convierte en el gran señor del mal con su propio dungeon (la sede de su gremio, en el juego) en un mundo desconocido. Una comedia divertida con un planteamiento curioso a la que yo consideraría, con SAO y Log Horizon, una suerte de trilogía sobre el tema.


Miedo

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Schwarzesmarken

Creo que no voy a sorprender a nadie si digo que tengo predilección por el subgénero bélico «de escuadrón». Schwarzesmarken, serie de invierno de 2016, ha sido una pequeña y agradable sorpresa, 12 capítulos entretenidos que, pese a sus fallos, hace honor al género. Dirige el veterano Tetsuya Watanabe (Kimi ga Nozomu Eien, Zone of the Enders, el episodio «La balada de los ángeles caídos» de Cowboy Bebop y un larguísimo etcétera como productor) y no hay mucho más que decir: sabe lo que se hace.


Otro día de caza. ¿Cuándo fue la última vez que vimos el Sol?

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Boku dake ga inai machi (Desaparecido)

Boku dake ga inai machi me dejó con el corazón en un puño en el primer capítulo. Tras verme un par más, decidí esperar a tenerlos todos y verlos de una sentada, temiendo, eso sí, que el desarrollo o el final no estuvieran a la altura (problema por desgracia típico en el anime y que padecimos, por ejemplo, en Subete ga F ni Naru). No ha sido así: Boku dake ga inai machi ha sido la mejor serie de la temporada de invierno, un thriller con toques fantásticos que nos mantiene en vilo los doce capítulos de la serie. Como debe ser.


Satoru y Airi 

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Akatsuki no Yona

Supongamos una hermosa princesa, consentida y caprichosa. También, un apuesto príncipe y un general fiel de gesto adusto. Y un golpe de estado que arroja a la princesa de su palacio y la obliga a aprender a vivir en el mundo real. Sazónese con la antigua profecía del rey que volverá con sus poderosos caballeros. Así al pronto, nada que no nos hayan contado ya. Varias veces.

Acero y fuego

Pero pongamos personajes carismáticos, en especial esa niña tonta que busca desesperadamente dejar de serlo y que está arrebatadora cuando se le acera la mirada; un antagonista de primer nivel; unos secundarios muy definidos, incluso los que apenas salen un suspiro; unos seiyuus a gran nivel (en especial, la protagonista, Chiwa Saito, vieja conocida de Samurai 7 y Last Exile) y un dibujo muy expresivo que recoge muy bien los cambios de la protagonista y tendremos una serie muy recomendable y agradecida de ver.

La serie, de 24 episodios, es de otoño de 2014 y adapta el manga homónimo que, a estas alturas, sigue en publicación, por lo que espero que veamos una segunda temporada pronto. Yo la he descubierto ahora porque los chicos de Unmei no Chikara han sacado una versión en Bluray rip que está muy bien.

Hibike! Euphonium

Tengo abandonada la parte de anime del blog (bueno, más bien el blog al completo), aunque sigo consumiendo anime, más reshares (o revisitaciones a series ya vistas) que series de temporada, por lo pobre del panorama actual, tanto en series como en fansubs. Con todo, de vez en cuando consigo engancharme a algo y este fin de semana le di carpetazo a uno de esos «algos»: Hibike! Euphonium. Serie de Kyoto Animation (los de Clannad y Kanon) dirigida por Tastuya Ishihara (el de Clannad y Kanon), de 13 capítulos, con el estilo propio del estudio y con la mano del director bien visible, esto es, moe, llena de color, con una puesta en escena muy cuidada, cocida a su ritmo.

La serie se centra en las actividades de club de las protagonistas, que están en la banda de música del instituto. Dicho así, puede recordar a K-On, pero donde aquélla se enfocaba en el nadismo de sus personajes (esto es, en el arte de no hacer nada día tras día en la sede del club), en ésta se centra en la preparación para los campeonatos veraniegos de turno, el esfuerzo no siempre recompensado, la rivalidad, la amistad y todas las cosas habituales en estas series.

No es, por lo tanto, una serie original. Nada que Kyoto no nos haya presentado en una forma u otra en los últimos años. Y, sin embargo, no da sensación de hartazgo o de estar ante lo mismo otra vez y nos hace desear una segunda temporada. Además, tiene una larga escena que es una auténtica obra maestra: el cortejo el día del festival. Sólo por eso ya merece la pena ver la serie.

La versión que he seguido es una «co-producción» de Natsuyoru y Yoru no Kousen, dos fansubs jovencitos que no lo hacen nada mal.

Uchouten Kazoku

Toca hoy hablar de esta serie, una de las mejores y más extrañas del 2013. En ella seguimos las andanzas de Yasaburo (Takahiro Sakurai), el tercer hijo de la familia Shimogamo. Una importante familia de tanukis de Kioto. Sí, tanukis. Tanukis que se pueden transformar en cualquier cosa, además. Siguiendo las andanzas de Yasaburo, nos enteramos de que su padre, gran, gran tanuki, terminó sus días en un estofado (con el fatalismo y aceptación con que lo tratan en la serie, una forma de muerte natural para un tanuki), de que el mayor de sus hermanos quiere ocupar su puesto, de que el segundo es una rana-en-un-pozo (a mí no me mire, debe ser algo del folklore japonés) y el cuarto es tonto; de la historia del maestro Akadama (un tengu, un tipo de demonio o hada japonés) y de la misteriosa Benten (Mamiko Noto) y, en definitiva, de lo que sucedió la trágica noche en la que se comieron al padre de familia.


Yasaburo hablando con su hermano (en el pozo)

La serie consta de 13 episodios, es del estudio P.A. Works (Glasslip, True Tears) y está basada en una novela de Tomohiko Morimi. Es una preciosidad visual y narrativa. Por su peculiar historia, donde se mezcla por igual fatalismo y optimismo, y su ritmo, lento al principio para ir ganando conforme avanza, no es una serie para todos los públicos, pero supone una bocanada de aire fresco. La versión que he seguido es la de Anacrónico Fansub, un BDRip en mkv de gran calidad y muy buena traducción.

Simoun

El subgénero bélico «de escuadrón», esto es, las andanzas de un escuadrón de pilotos o de la tripulación de un avión, ya lo hemos tocado en el blog con la fallida The Sky Crawlers. Hoy volvemos a él con una serie de Studio Deen que ya tiene su tiempo (2006) y dirigida por Junji Nishimura. La serie nos transporta a un mundo donde todos los bebés nacen niñas. En la Teocracia de Simulacrum, el más próspero de los países, las niñas acuden a la Fuente para elegir, conscientemente o no, su sexo adulto en la pubertad, sobre los diecisiete años. En el industrializado y contaminado Argentum, el sexo se decide cuando aún son bebés, mediante operaciones quirúrgicas y hormonas. Simulacrum mantiene el monopolio de los motores de hélice (o helicoidales), ambicionados por Argentum, lo que provoca que la guerra entre ambos países estalle.


Paraietta en su simoun

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Glasslip

Glasslip, de Junji Nishimura (True Tears), es una serie ligera de 13 episodios de la temporada de verano de 2014 con un planteamiento bastante simple y un desarrollo suave, sin estridencias, que la convierten en, eso, una serie para ver en verano, sin pensar mucho, o como descanso de otra de más enjundia. Tenemos un grupo de amigos en verano, en un pueblo pequeño, y un chaval que llega al pueblo, rompiendo el equilibrio del grupo. El muchacho es callado, arisco, más raro que un perro verde (cosa que entiendo, con los padres que tiene) y oye voces. Una de las chicas, algo cortita, tiene visiones. Un poco de magia sin demasiada transcendencia para una historia de amistad, amores y desamores que no saca todo el partido que pudiera al tema de las visiones. No pasará a la historia como una gran serie, pero tampoco como una mala serie. Particularmente, la recomiendo porque me relajó verla.


La versión que he seguido es de Unmei no Chikara. Tiene una traducción coherente y un buen acabado, muy recomendable.

Con esta entrada inicio uno de mis propósitos de año nuevo: dedicar los lunes a una reseña breve de una serie o película. A ver si consigo tener un ritmo medio decente.

SAO y Log Horizon

La maquinaria editorial japonesa me da miedo. Ver cómo se exprime una idea que se pone o ponen de moda hasta que la agotan, hasta el punto de que no sabes qué es creatividad del autor y qué mero producto enlatado. Por ejemplo, las series de novelas y sus respectivos animes con un pánfilo y una tsundere de protagonistas (Shakugan no Shana, Toradora, Zero no Tsukaima). El proceso se ha repetido en las últimas temporadas con dos series basadas en sus respectivas novelas ligeras de planteamiento similar. En este caso, los jugadores de un juego de rol online se ven atrapados dentro del juego, argumento que no sé hasta qué punto ha sido usado en el pasado (imagino que algo habrá, es muy socorrido). Partiendo de esa misma premisa, ambas siguen derroteros muy dispares, pero resultan, cada una por sus motivos, de recomendable visionado.

Sword Art Online

Asuna en acción

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Uchuu Senkan Yamato 2199

Pese a la mala fama que les pueda estar dando el Hollywood actual, los remakes han sido siempre una opción válida y muy digna de volver a contar una historia. Ahí tenemos, por ejemplo, los casos de La cosa, de Carpenter, Primera plana, Ben Hur o El Dorado. El mundo del anime tampoco es ajeno a esta opción y los remakes, a veces por tema presupuestario (la versión original se hizo con cuatro duros y su posterior popularidad justifica una versión de más entidad), a veces por edad, no son nada extraños. Si encima metemos a Leiji Matsumoto (el creador del universo del capitán Harlock) en la ecuación, el encontrarnos con una nueva versión o revisitación de su obra es algo seguro. Que ésta sea de calidad, no tanto.

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