Las vacaciones llegaron y se fueron en un año en el que estoy muy quemado en el curro. Segunda quincena de agosto, cuando pasaron los días de infierno sostenido que han asolado aquellas tierras, por no decir toda la Península. ¡Los pinos de las Lagunas de Neila tenían las agujas del interior de las ramas secas, lo que no había visto nunca!
Este año hemos ido al Monasterio de Piedra. Fue muy afectado (arrasado, más bien) por la Dana de octubre y, como no íbamos desde 2008, pues nos hemos liamos la manta a la cabeza. Los que no lo conozcáis, en serio, ponerlo en la agenda. Sobre todo, en un año lluvioso para disfrutar más del vergel del parque y las cascadas.

Monasterio de Piedra