Un viaje por la memoria

No importa los años que pasen, hay canciones que te devuelven en sus primeros compases a un momento o a un lugar determinados.

En 2º de BUP (hablo de primeros de los 90), me leí por primera vez El señor de los anillos. No lo leí antes porque no conocí a Tolkien hasta ese curso: en el primer trimestre, en literatura, una de las lecturas era El hobbit.

Resultó que mi tía tenía El señor de los anillos en una edición del Círculo de lectores y me lo prestó. Resultó también que me compré entonces el álbum Cantilena de Bill Douglas (al que tuve ocasión de ver, por cierto, a los pocos años en un concierto en el teatro Monumental de Madrid). Me lo compré en cinta (para tener un reproductor de CD tuve que ganar antes un premio literario, pero eso es otra historia) y, por esto de ser nuevo, lo tenía de continuo en el radiocasete. Se convirtió así en mi banda sonora para el libro primero.

De alguna forma, ambos han quedado en mi memoria unidos de forma indisoluble. Esta mañana, camino del trabajo, ha empezado a sonar la pieza de apertura, Diamond Dance, y, automáticamente me he sentido transportado a los verdes prados de la Comarca y a mi yo de quince años que exploraba aquellos campos por primera vez.

Esta entrada ha sido publicada en General.

4 comentarios para “Un viaje por la memoria

  1. Hola,

    ¿Hay algún modo de seguir tu blog, para recibir un email o similar con tus post?
    ¿Eres de Albacete?

  2. Buenas tardes y gracias por leer.
    Puedes seguir el blog a la vieja usanza, con un lector de feeds.
    No, no soy de Albacete. El nombre es un chiste viejo que hace referencia a un negocio («Cuberterías de Albacete, Import & Export») que tuvo un personaje mío (José «el Cubano» Sánchez Aguamejía) en una partida de Cyberpunk 2020 que jugué a finales de los 90.

  3. Qué curioso: el otro día comentaba con un amigo que a mí el sabor de los croissant rellenos de chocolate (una bomba calórica infame e insana) me recuerda… a Conan. Porque hubo una época en la que me compraba los tebeos de La Espada Salvaje de Conan y me iba a mi habitación a leerlos mientras me merendaba uno de esos croissant, solo porque por entonces me dio por ahí. Y ahora ese sabor está indefectiblemente asociado al bárbaro cimmerio en mi memoria xD.

    Leí una vez que la zona del cerebro más relacionada con la memoria y la más relacionada con los olores están muy cerca una de la otra, y que eso podía ser una de las razones que explicara que los olores fueran tan efectivos a la hora de recordar momentos pasados de la vida.

  4. ¿Croissant rellenos de chocolate? No sé si Conan lo aprobaría, ¡por Crom!, pero seguro que Cohen el bárbaro no le pondría pegas :D.

    Es muy curioso las extrañas relaciones que hace el cerebro al almacenar los recuerdos.

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