Volvemos de vacaciones para enfrentarnos a más calor veraniego, y lo hacemos con una vuelta a los orígenes. Hoy hablaremos (o sea, yo escribo) de una de las primeras series anime que vi… subtituladas. Una producción curiosa, menor, pero que tiene su aquel: The Big O. Una serie de finales de los noventa atípica, con un diseño de personajes que recuerda mucho al de aquella serie de Batman (y unos personajes y tramas que recuerdan más aún al hombre murciélago) que surgió tras las películas de Burton con unos robots gigantes de diseño absolutamente anticuados. Dos series de 13 episodios, originalmente pensada para vender juguetes, con episodios autoconclusivos la primera (caso de la semana, con robot gigante a juego) y un interesante arco argumental la segunda que desemboca en un final digno de formar parte, en un lugar de honor, de esa galería de los horrores que preside el final de Evangelion. Cuando lleguemos al final, y una vez sobrepuestos a eso, nos quedará en la memoria una serie con un agradable aire retro y simplón, algunas escenas exquisitas, humor siempre presente y música juguetona, unos personajes tópicos pero resultones y una de las parejas con más química que podamos recordar en este mundillo.
R. Dorothy Wayneright, sacando de quicio a Roger