2021 ha sido el año de las series Marvel en Disney+. 4 series, nada menos, y con estilos muy dispares. Pese a mis temores iniciales, el resultado final es de notable alto. En todas luce el presupuesto, tanto en la puesta en escena como en los efectos especiales, y se ve reforzada por unos grandes actores que sacan partido a unos guiones, eso sí, más irregulares de los que a todos nos gustaría.
WandaVision
La primera del año fue también la más original y arriesgada. Una historia sobre la pérdida y cómo nos enfrentamos a ella con un delirante estilo visual que rendía homenaje a las sitcom americanas, haciendo un recorrido por su historia, cada episodio dedicado a unas series y época concretas, recreados de forma magistral: puesta en escena, forma de actuar, situaciones… La traca final, empero, no estuvo a la altura, con algunas lagunas de guion y cierres apresurados que quiero achacar a los problemas causados por la pandemia.
Falcon y el Soldado de Invierno
La de historia más interesante de todas, pues se centra en la situación del mundo. Recordemos que la mitad de la población mundial desapareció con el chasquido de dedos de Thanos y que, cuando los supervivientes empezaban a salir adelante, volvieron a aparecer. La serie habla de ese mundo fracturado, de la crisis producida, del choque entre los que querían el mundo de oportunidades que surgió de Thanos y los que quieren volver a la situación de años atrás. Están los que llevan cinco años intentando levantarse en un mundo devastado y los que se fueron, para quienes no ha pasado el tiempo.
El principal problema de la serie es la pareja protagonista. Hay buena química entre los actores y sus personajes han demostrado ser sólidos secundarios. Precisamente ése es el lastre y cuando mejor funciona la serie es en los dos episodios centrales, donde tenemos al barón Zemo como protagonista, equilibrando el conjunto.
Loki
Una fumada existencial, visualmente genial y que se mantiene por el trabajo de sus protagonistas. Vale, mete el concepto de multiverso y de realidades alternativas, pero lo realmente bueno de la serie son las escenas entre Tom Hiddleston y Owen Wilson. Es la más regular de las tres y presenta a uno de los villanos más peculiares (y, posiblemente, de los mejor dibujados) vistos hasta ahora en el MCU.
Ojo de Halcón
La última de todas, una comedia de acción navideña, con una relación maestro-discípula entre Clint Barton (Jeremy Renner, me encanta este actor, dibuja a la perfección a un héroe cansado) y Kate Bishop (no conocía a Hailee Steinfeld, pero hace un fantástico personaje: tan voluntariosa como torpe y metepatas por su inexperiencia). Aparece también Yelena, personaje presentando en Viuda Negra (lástima de película, que llegó tarde y con la mala suerte de la pandemia; como le pasa a El soldado de invierno, la traca final afea una gran película de espías, en algunos momentos tan amarga como una novela de Le Carré), que termina de coger forma aquí y pide a gritos más metraje para el futuro.
La serie no es perfecta: el comienzo es lento y no coge ritmo hasta que Clint y Kate están cara a cara. Tiene momentos magníficos, tanto entre ellos dos como entre Kate y Yelena y unas escenas de acción espectaculares, pero bien medidas. Los malos, la mafia del chándal, tienen un aire cutre, de matones de tres al cuarto, que le va muy bien al tono de comedia. El final es algo irregular, pero sin desmerecer.