Kakushi ken: Oni no tsume es la segunda película de la llamada trilogía samurái de Yoji Yamada. Fue rodada dos años después de Tasogare Seibei y es a ésta lo que El Dorado a Río Bravo, es decir, una revisitación sobre la misma historia… sólo que Yamada, por bueno que sea, no es Hawks.
Masatoshi Nagase se las apaña para mostrar un protagonista sólido y el primer tercio de la película mantiene bien el tipo, mostrando los problemas de unos samuráis anclados en la edad media enfrentados a los intentos de adiestramiento militar moderno. El resto tiene regusto a algo ya visto (los problemas domésticos del pobre samurái son iguales, aun sin niñas ni madre demente de por medio, y la historia de amor, aunque aquí se trate de un amor entre personas de distinta casta, recuerda demasiado a la de Seibei) y carece de fuerza en el guion o en los secundarios para considerarla algo más que un buen trabajo de artesano.