Pregunta un tanto puñetera la de hoy, porque mi única respuesta sincera es un «depende». Los depende los carga el diablo y al final uno termina con pesos muertos en la estantería o sin comprarse y catar auténticas maravillas. Así, aunque me gustaría decir que mi orden de preferencias es aventuras, ambientación y otros suplementos, lo cierto es que es otros suplementos, ambientación y aventuras. Para evitar malas sorpresas.
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Otros suplementos, básicamente pantallas, libros de reglas y manuales de criaturas. En estos libros es difícil que nos llevemos una sorpresa, tanto para bien como para mal, por lo que son una compra conservadora y segura. Las reglas profundizan y amplían lo dicho en los manuales básicos, a riesgo de complicar todo en extremo o incluso hacernos perder el norte en una campaña, pero es raro que no saquemos algo útil. Como ejemplo de estos libros tenemos el Dominios del ki de Ánima o los libros que complementan a la 5ª edición de Pendragón, sobre batallas, gestión de señoríos… Lo mismo podemos decir de los manuales de bichos. Si están bien hechos y no se limitan a poner las estadísticas del bicho y un dibujo son una buena fuente de inspiración para aventuras e incluso campañas enteras.
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Ambientación. Encontrar un libro útil de ambientación es difícil. Las más de las veces se limitan a dar montañas de información intrascendente o exponer un entorno tan detallado y cerrado donde no hay ni sitio para nuestras aventuras y personajes. A veces te encuentras sorpresas, como los dos libros de Gaïa de Ánima, donde los lugares aparecen descritos en uno o dos párrafos y casi siempre con una semilla de aventura, o los suplementos regionales de Pendragón, que combinaban muy bien descripción ligera de lugares con una campaña. Esta combinación de ambientación y campaña es teóricamente la mejor, pero me he encontrado con libros (de cierta fama) de los que soy incapaz de sacar ni un entorno de campaña atractivo ni alguna aventura decente, como Eldarad o La isla de los grifos. Y me temo que la afamada Monster Island en mis manos sería un pisapapeles caro.
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Aventuras. Mi problema es que soy muy exigente con las aventuras que dirijo. No tiene que ver tanto con su supuesta calidad. Es que muchas veces no le veo chicha a la aventura ni veo cómo dirigirla. Y a lo mejor si otro máster me la dirige la disfrutaría como un enano. El resultado es que paso páginas y páginas de módulos hasta que encuentro alguno que merezca la pena. Es mi maldición: necesito aventuras, pues con el trabajo tengo poco tiempo para preparar mis sesiones y llevo unos meses en los que estoy abusando de la improvisación, pero no encuentro ni aventuras ni una campaña que me merezca la pena.
¿Que no sacas nada en claro de La Isla de los Grifos o Monster Island? ¡Blasfemia! 😉
En fin, te entiendo; a cada cual las cosas le funcionan o no, pero ese tipo de suplementos a mí sí que me resultan muy útiles; cuestión de estilo, supongo.
Resulta frustrante coger un módulo que ponen por la nubes en todas partes y no ser capaz de sacarle nada.