Teyrnas Y Cymoedd (El Reino de los Valles) es el reino más importante de la cara oeste (convexa) de Ynys Mawr. Está situado a los pies del Macizo Central y comprende el amplio valle del río Dubh, el cañón del río Neidr (Víbora, aunque no hay serpientes en la isla), Cwm Llyn Drych (el Valle del Lago Espejo), Rhaeadr Morlyn (la Laguna de la Cascada) y otros valles cercanos. Posee importantes tierras de cultivo, minas de hierro y un puerto accesible gran parte del año. Ésta es su historia:
Cennyd ap Tudfor, caudillo de origen incierto, arribó a Rhaeadr Morlyn hará unos ochenta años con tres barcos largos y ochenta familias. Fundaron la aldea del mismo nombre y se extendieron también por el valle del Dubh. Fueron años duros, con pocas cabezas de ganado y tierras sin preparar. Además, el acantilado de la cascada se había convertido en esos años en puerto de refugio de piratas durante el verano y no estaban dispuestos a entregárselo a estos nuevos colonos sin luchas. Las incursiones entre primavera y otoño se convirtieron en una estampa habitual.
Poco más de diez años después de la llegada de Cennyd y su gente, el jefe pirata Ordulf Twicgason, encontrando su asentamiento demasiado vulnerable, decidió establecerse en Rhaeadr Morlyn. Los hombres de Cennyd ofrecieron una fuerte resistencia pero perdieron todo el valle de la laguna, la aldea y el puerto del acantilado, debiendo replegarse al valle del Dubh.
La pérdida del puerto, para un pueblo que también practicaba la piratería ocasional, fue un duro mazazo. Además, el valle de la laguna carecía de tierras cultivables suficientes, por lo que los hombres de Ordulf realizaron incursiones Dubh arriba para robar ganado y grano de forma habitual en los años siguientes.
Bran ap Cennyd tuvo más talento militar y visión estratégica que su padre. Primero como jefe guerrero y luego como segundo señor de Y Cymoedd, supo plantar cara a Ordulf, levantando atalayas y fortificando el sendero de Ceunant Cul, el estrecho desfiladero que comunicaba el valle del Dubh con el de Rhaeadr Morlyn. Reconstruyó también una antigua torre situada en la cabecera del valle del Dubh, haciéndola su salón señorial y construyendo a su alrededor un pueblo fortificado: Caer Dubh, la fortaleza negra, que se convertiría en la capital de Y Cymoedd.
Bran tuvo dos hijos, Rhys y Rhain. Rhain recibió la parte baja del valle del Dubh, tierras ricas pero siempre amenazadas por la gente de Ordulf. Rhain resultó ser un gran negociador y hombre de mucha labia. Pagó tributo a Ordulf para congraciarse con él y reducir tensiones y, finalmente, se casó con su hija menor. Esto resultó determinante cuando, tres años después, Ordulf y su hijo murieron en una desafortunada incursión que costó muchos hombres al clan. Bran atacó Rhaeadr Morlyn con fuerza, forzándoles a aceptar a Rhain como señor. Y Cymoedd recuperaba así su puerto, que ya no perdería.
Controlando el puerto del reino y las tierras bajas del valle del Dubh, Rhain se convirtió pronto en el señor más rico de la comarca, eclipsando a su padre y a su hermano.
Bran, una vez eliminado el problema de Ordulf, se centró en expandir sus fronteras, otorgando tierras a nuevos colonos. Se fundaron en estos años la aldea y asentamientos del cañón de Neidr y el señorío de Cwm Llyn Drych. Rhys ap Bran, tercer rey de Teyrnas Y Cymoedd, siguió la política de su padre estrechando lazos con los pequeños señores vecinos. Bajo su gobierno se abrió la mina de hierro de Cwm Uwchben y se construyó el molino del Dubh, lo que alivió las maltrechas arcas reales. Caer Dubh seguía a la sombra de las ricas tierras de Rhain, pero poco a poco los mercaderes empezaban a llegar hasta la cabecera del valle.
Rhys tuvo dos hijos, Alec y Pedr. Pedr siguió el camino de las armas, liderando a un grupo de secundones del reino y de tierras vecinas que terminaron sirviendo como unidad merceraria al rey de Finisterra durante la Guerra de Religión.
Entre tanto, en Ynys Mawr tomaba la corona Alec como cuarto señor de Y Cymoedd. Pero sólo durante unas pocas semanas: un alud tardío le sorprendió mientras recorría sus dominios. A las pocas semanas, su viuda, loca de dolor, mataba a su hijo, un bebé de pecho todavía, y se suicidaba. Rhain, el tío de Alec y campeón del reino, quiso recoger la corona, pero fue frenado por los otros vasallos reales, que buscaron a Pedr, el hermano menor. Rhain intentó ganarse a los vasallos anunciando la boda de su hijo Hywel con una de las hijas del señor de Cahul mientras su sobrino Pedr, en Finisterra, deshojaba la margarita. Cuando Rhain tenía ya en su bolsillo a la mayoría de los vasallos llegó mensaje de Pedr aceptando la corona.
El gobierno de Pedr fue fructífero. El nuevo rey trajo un buen botín de sus campañas, que le permitió restaurar el castillo y la empalizada de Caer Dubh y ampliar las minas de Cwm Uwchben. Patrocinó la construcción de un molino hidráulico para la forja del hierro y los mercaderes y el dinero empezaron a llegar a la ciudad, en parte gracias al renombre y los contactos conseguidos durante las campañas en Finisterra. Se le consideró un buen gobernante, pero algo sombrío y solitario. Desde siempre gustó de rodearse de gente de fuera del reino, hombres de armas o de letras que se convertían en sus consejeros. Tardó mucho en tomar esposa: los rumores apuntaban a que había dejado a su amor, quizás incluso a un hijo, en Finisterra y que se casaba cediendo a las peticiones de sus vasallos para dar un heredero al reino. Su mujer falleció al dar a luz a su único hijo, Urien.
Al comenzar nuestra historia, Pedr contaba con algo más de cuarenta años. Urien, su hijo, iba camino de los quince. Su primo Hywel y campeón del reino tenía más o menos la misma edad que Pedr y tenía un hijo y una hija. El chaval, con los veinte por cumplir, era aún escudero. Se llamaba Rhain, como su abuelo. La niña, Rhiannon, tenía doce años.
N. del A.: quizá haya lectores veteranos del blog que tengan una sensación de déjà vu leyendo esto (si gastan en tal cosa su tiempo, algo que agradezco profundamente). No andarán, en ese caso, desencaminados, no ;).
A mi por lo menos, creo que me suena…por no hablar del viejo Oleg…pidiéndole permiso a Moorcock , diría que es el «trampero eterno» ¡Que vayan bien esas partidas!
Aunque la campaña es distinta, la ambientación me gustaba demasiado como para dejarla en el cajón de las campañas inconclusas. Jo, lo que me hubiera gustado seguir con Tres Valles, maese Garrison.
Las cosas son como son, y el camino es largo…¡quizás algún día!