Terminada la temporada 2009-2010 de la Orquesta de Extremadura, tocaría ir hablando ya de la temporada que viene. Musicalmente, poco puedo decir todavía, ya que ni en el folleto de renovación del abono, ni en los carteles que había en el Manuel Rojas el sábado ni en la propia web de la orquesta se indican las obras que componen la temporada. Tenemos directores y solistas, algunos ya conocidos por aquí (por ejemplo, Da Costa, Polo y Manson), mucho violín y piano (tres conciertos de cada), un concierto de guitarra… A los habituales abonos A (Bádajoz y Cáceres) y B (Mérida y Plasencia) se suman ahora dos ciclos de música de cámara.
Pero lo que se hablaba en el patio de butacas el sábado del último concierto no era del programa del curso siguiente. Tampoco del concierto de la noche, lo que era más grave. El patio de butacas estaba revuelto y cabreado por noticias y rumores. Y, por lo menos por el ala izquierda, el cabreo ganaba de largo al revuelo. El ambiente me recordaba a un post-examen de Cálculo en aeronáuticos técnicos. La sensación de haber puesto cama y vaselina, sin tener muy claro qué has hecho para merecer tal paliza ni de dónde vinieron los golpes, pero sabiendo que te acaban de joder a base de bien el año que viene.
Primero fueron rumores: que si reducían el sueldo a los músicos, que si iban a programar obras más cortas y con menos músicos… Lo primero lo confirmé el lunes y sigue la tónica general de este país: para beneficios somos de la clase más baja posible, para la cita con el verdugo, de la más alta, y tráigase usted mismo la guillotina, si es tan amable.
Segundo fueron los precios: estamos en crisis, bien jodidos y puteados y nos clavan una subida del 13% y pico en el abono general y en la entrada suelta, del 25% en el abono B y del 37,5% en el de desempleados. En fin, escuece que no veas, pero siguen siendo muy buenos precios si los comparas con los abonos de otras orquestas. Yo ya me lo esperaba y llevaba mi navaja preparada para solicitar un donativo a algún primo tras el concierto para pagarme el abono, pero…
Lo último y lo que más soliviantó al respetable, tanto que después del concierto encontraba corrillos y pequeños grupos comentando la gran putada, la tremenda guarrada, la jodienda mayor: han cambiado el día del concierto de Badajoz del sábado al jueves. Ea. Así, sin anestesia. Ya me jodió estos dos años de abono no poder ir a los conciertos de Mérida al caer estos en diario y yo tener, como tantos en España, ese horror lovecraftiano que es la jornada partida, pero el sábado me remataron sin piedad. A mí y a los que, por vivir fuera o tener horario partido o incompatible, tendremos que dejar nuestros abonos nos duele lo que no os podéis imaginar. Espero, por lo menos, poder asistir a los dos conciertos (creo) que caen en sábado o a los conciertos del ciclo de cámara que caen en fin de semana. Pero me duele y me cabrea soltar mi asiento (a la izquierda del escenario, zona baja, con buena vista sobre el solista de turno, aunque en conciertos nutridos me perdía a los últimos violines, al piano si lo había y al extremo izquierda de percusión).
No sé, tendré que aficionarme al rock alternativo de mil estilos que desconozco y que suelen traer a Don Benito, o confiar en la programación del Lope para quitarme el mono. Pero para el curso que viene me han jorobado a base de bien.
Y para colmo de males en la nota firmada por el director (digo firmada porque no sé si la ha escrito él) parece escrita para chotearse del personal. Según la nota los cambios se producen para adaptarse a la realidad social, económica y cultural. ¡Toma ya!
La de realidad económica tiene guasa, porque le reducen el sueldo a los músicos pero tú pagas más de abono. Pues yo eso no lo entiendo, porque si subes el abono, no tiene mucho sentido bajarle el sueldo a los músicos, y no puedes usar la escusa de que se lo bajan porque son funcionarios porque no lo son (para su desgracia).
Por otra parte hablan de realidad social. Y no se tiene en cuenta la opinión de los abonados. Si hicieron una encuesta para ver que obras se tocaban esta temporada, ¿porqué no para ver si la gente está de acuerdo con un cambio de día?. ¿Y porqué sólo se cambia el día de concierto en Badajoz y en Cáceres sigue siendo los viernes?. No voy a incidir en que la gente trabaja o viene de fuera porque Cubano ya lo ha dicho y sería repetir lo mismo.
¿¿Y lo de realidad cultural?? En mi opinión es que a los que disfrutamos un poco con la cultura nos llueven los palos por todos lados y que si pretenden que van a tener más asistencia de público los jueves lo tienen claro.
En fin, que estoy muy cabreada, muchísimo.
Nota: cuando hablo de «ellos» no me refiero a los músicos de la orquesta, sino a las personas que han tomado estas decisiones.