Aoi Hana

Basada en el manga del mismo nombre, de la mano del siempre eficaz Kenichi Kasai (Honey & Clover, Nodame Cantabile, KimiKiss) y producida por J.C. Staff nos ha llegado esta corta serie (11 episodios) de los desamores de la callada y tímida Fumi Manjoume (Ai Takabe, en un eficaz debut), de sus problemas de adaptación a una nueva ciudad y un nuevo instituto, su relación con la popular Yasuko Sugimoto (Chiemi Ishimatsu), su reencuentro con una amiga de la niñez, Akira Okudaira (una cargante Yuko Gibu, que se ajusta muy bien al personaje), las amigas de una y otra en sus respectivos institutos, entre la que destaca la rubia de aspecto frágil Kyouko Ikumi (la veterana Yui Horie, vista por aquí como Midori), también enamorada de Yasuko.

Fumi y la aún mas alta Yasuko Sugimoto
Fumi (derecha) y Sugimoto-senpai

Kanichi Kasai ya nos ha demostrado que sabe hacer buenas series cuando tiene una buena historia detrás, y Aoi Hana se suma a la lista. Escenas bien planteadas y buen control de los tiempos y de los recursos (el plano, la mirada, el silencio, la palabra…) que aprovechan bien el dibujo, bonito y del tono pastel que se ha puesto tan de moda para estas series y una animación más que correcta. La serie, pese a su corta duración, queda mucho más vestida que otras, en algunos momentos incluso de forma algo confusa, gracias a las distintas historias que se entrecruzan con las de las protagonistas, formando un entramado más profundo de lo que suele ser habitual y que, al mismo tiempo, realza a las protagonistas al dibujar sus vidas más allá del instituto y de la relación entre ellas.

Kuri Sugimoto, del clan de las Sugimoto
Kuri Mai Nakahara Sugimoto

Así, tenemos un gran número de secundarios, como la familia de cada cual, incluyendo a las terribles hermanas Sugimoto, al hermano medio tonto de Akira y al prometido cacho-de-pan de Kyouko; y, al contrario de lo que ocurría con la fallida KimiKiss, en ningún momento se pierden. Están todos bien descritos, a veces con una simple pincelada. Los actores de doblaje, por otra parte, están a un gran nivel y, aunque los papeles principales recaen en actrices poco conocidas, buceando entre los secundarios encontramos nombres como Mai Nakahara y Mamiko Noto en el clan de las Sugimoto.

Es, en definitiva, una hermosa serie, un drama romántico con las suficientes dosis de comedia, sencilla en el fondo, pero muy bien contada. Lo único criticable es el superfluo e innecesario último episodio, un epílogo vacío que afea un poco el resultado final.

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