Don Francisco Franco Bahamonde lleva 34 años muertos, y parece que en estos años el ansia de libertad de los españoles ha menguado mucho. Tanto que hemos dejado que discípulos suyos, encabezados por doña Ángeles González-Sinde Reig vuelvan a instaurar la censura, a la chita callando, y siempre siguiendo el sacrosanto deber de proteger nuestra moral laica (antes, cristiana) de distintas formas de arte (bueno, lo de «arte» es una licencia literaria). Estos discípulos, igual que el maestro, consideran que todos somos unos críos de mente débil y sin voluntad a quienes papá estado debe protegernos y decidir qué podemos y no podemos ver.
Han empezado por una cosa horrorosa y que yo no vería bajo ninguna circunstancia, Saw VI, pero si me callo me temo que cuando me dé cuenta el reestreno de Rebelión en la granja en cines sólo pueda verlo en salas X.
Yo ya he desempolvado el viejo doble disco de Paco Ibáñez en el Olympia, para ir calentando.