Marcos Mundstock

El día 22 de abril nos dejaba Marcos Mundstock. No hay mucho más que decir. Es el tercer integrante de Les Luthiers que nos deja y el más visible. El narrador de sus espectáculos, la voz que nos presentaba las obras, que nos hacía reír con lo que decía y con lo que no decía.

Mi primer contacto con Les Luthiers fue en la universidad. Un amigo me dejó una gastada cinta de audio, preparada para empezar con Cartas de color, ya saben, la de «Yo nací en el África…». El tiempo pasa y casi no nos damos cuenta de todo lo que vamos echando a la mochila.

Doce años

Doce años, que se dice pronto. Doce años llevo ya dando la brasa con Cuberterías de Albacete. En diciembre de 2007 fue la primera entrada. Y aquí sigo. Ya lo he dicho alguna vez: no esperaba durar tanto. Ni pasar del primer año, la verdad. En fin, 27 entradas con ésta (quizás caiga alguna más de aquí a fin de año), más o menos las mismas que el año pasado. Unas 3800 visitas (un descenso importante sobre las 5000 y pico de los tres años anteriores), que no está mal teniendo en cuenta que el año ha estado dedicado a anime y a mi nueva campaña, Baile de máscaras que, a fin de cuentas, interesará a sus jugadores y poco más.

Ha sido un año peculiar. En el trabajo, con una primera mitad del año muy liado pero cómoda y divertida, y un final estresante con el que voy lidiando como puedo. Es decir, con ninguna gana de coger un ordenador cuando salgo del trabajo y sufriendo la falta de series decentes de este año.

En el rol, he conseguido jugar algo (no mucho) y probar D&D5. Ahí están el clérigo mediano Milo Altaslomas (unas cuantas partidas sueltas muy divertidas) y el bardo Íomhar mac Lyr, apenas estrenado, con los que espero vivir tiempos interesantes este año 2020 bajo la batuta de Charlie. Sin embargo, la sombra de Sakura es alargada y sólo a mediados de año conseguí levantar una campaña (tras un intento que no conseguí cuajar en septiembre pasado, lo que me hace casi un año en dique seco). Hemos ampliado mesa a cuatro jugadores (¡y sin problemas! Nos hemos adaptado bien y aún no se ha ido ninguno al extranjero) y Baile de máscaras rueda más o menos fluida. Salvo por el hecho de que no consigo disfrutar de su preparación y me estresa cosa mala, diría que está siendo una gran campaña. Hasta he conseguido, en estos últimos días, pensar en ella y en sus correspondientes entradas para el blog sin que se me acoplara su presión con la ansiedad del trabajo, lo que me estaba pegando unos buenos viajes al pecho.

Para el año que viene necesito jugar. Necesito disfrutar de una campaña al otro lado de la pantalla, lo que no ocurre desde, eh, 2015, creo (SG-5 de Charlie). La fallida Cadeus me dejó la miel en los labios y las partidas de D&D5 de este año han sido un entrante de los que despiertan el apetito.

Como máster seguiré en la brecha. Seguiremos con Baile de máscaras y lucharé por mantener el nivel en cada aventura. Se publica, por otra parte, Runequest Glorantha (eso dicen) y tengo muchas ganas de probarlo, posiblemente con una adaptación de la campaña de La vaca colorá de Heroquest.

El 2020 promete traer tiempos interesantes.

Claudio Rodríguez

El pasado 4 de diciembre nos dejaba el actor de doblaje Claudio Rodríguez. Un grande de su profesión, reconocido y reconocible fuera del relativo anonimato de la misma, como demuestra que la prensa nacional se hiciera eco de la trágica noticia. Una voz que me hacía levantar la cabeza hacia el televisor cada vez que la oía y, no pocas veces, verme la película o serie de la que se tratase por el placer de escucharlo.

Es una voz ligada a mis recuerdos de infancia y de juventud. De infancia, como, creo, todos los de mi generación, por ese Willy Fog que nos llevó alrededor del mundo. De mi juventud, por el Megatrón de la peculiar Beast Wars («Oh, sí») y del gran G’kar de Babylon 5. No será sus trabajos más conocidos o técnicamente mejores o… Pero recordar su nombre y su voz me lleva a esos personajes y a mi yo de entonces.

Gracias por todo.

De vacaciones

He estado estos días desconectado de todo (ordenador, trabajo, anime, rol…) con nuestro habitual periplo veraniego por tierras burgalesas. Como siempre, hemos tenido un poco de todo: la edición de este año de Las edades del hombre se celebraba en Lerma, así que hemos aprovechado para acercarnos, que son exposiciones siempre interesantes; completamos el viaje cultural con nuevas visitas al monasterio de Santo Domingo de Silos (mala suerte, nos tocó el mismo guía de voz monocorde) y al siempre recomendable museo de la colegiata de Covarrubias.

Colegiata de Covarrubias


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Rutger Hauer

La semana pasada nos dejó Rutger Hauer. Actor holandés cuyos orígenes corren parejos a los del director Paul Verhoeven, se coló en producciones de Hollywood en los 80 y quedó relegado a películas de bajo presupuesto y producciones televisivas a partir de los 90. Su papel más recordado es el del replicante Roy Batty de Bladerunner y con ese papel y su monólogo final ha sido recordado en prensa y televisión estos días.

Para mí, cosas de la infancia, es, primero y ante todo, el capitán Navarre de Ladyhawke (Etienne de Navarra leo en la Wikipedia, aunque nunca lo había visto así antes). Y, algo después, fue también el detective Harley Stone de Segundo sangriento, película que me sirvió mucho para captar el lado más sórdido de Cyberpunk 2020 y de la que guardo en la memoria el haber jugado una continuación bajo la batuta de MvR.

No estará en ninguna lista de los mejores actores de todos los tiempos, pero su sola presencia realzaba cualquier producción en la que participara.

Undécimo año en la brecha

Otro año se aproxima a su fin y toca la habitual entrada resumen. Undécimo año del blog y un año paupérrimo, lo mire por donde lo mire: una veintena escasa de entradas.

Ha sido un año marcado por dos mudanzas: una personal, pues a finales del invierno cambiamos de piso y eso marcó la primera mitad del año, con poco tiempo libre y poco rol; y una segunda, más o menos terminada, profesional, al mudarse de sede mi empresa. Un lío mayúsculo, estrés y poco tiempo libre. En lo laboral, ha sido un año frustrante por la mudanza, que ha obligado a aparcar muchas cosas y mover prioridades, pero estimulante.

En lo rolero, ha sido flojo. Terminamos Sakura, que resultó ser una grandísima campaña. Pero eso fue en julio. Desde entonces, no he conseguido plantear otra campaña (una arrancada que no sé realmente como llevarla y otras como ideas que no terminan de cuajar) y empiezo a desesperarme del mono que tengo. La falta de partidas como jugador, crónica en mí desde hace veinte años, no hace sino acrecentar el problema. Estos días estoy viéndome la saga de Harry Potter y no puedo evitar pensar en la maldición de los personajes que me hablan, en lo que pudo ser y no fue y eso me pone aún más melancólico.

Para el año que viene… Bueno, no sé que vendrá. Me gustaría ampliar la mesa de juego, que ahora sólo tiene dos jugadores. Me gustaría disfrutar de una campaña como jugador y coincidir al mismo lado de la pantalla con Charlie y con Menxar. Y lanzar la campaña de la escuela de magos y que cuaje.

Y seguir con el blog, claro. Falta menos para el 2020 con todo lo que eso supone para esta cabecera y este nick surgidos de Cyberpunk 2020.

Nos vemos en el Forlon.

El hombre tranquilo en Silos

Tras el estresante año pasado y lo que llevamos de éste, que no le va a la zaga, necesitaba ver montañas, Frodo. Unos días lejos del ordenador, de líos y del calor sevillano; de conducir por hermosas carreteras, pasear por pinares y tomarme unas cervecitas en la plaza, a la sombra, con la chaqueta a mano.

Este año, además, por fin conseguí acercarme al cementerio de Sad Hill, el de El bueno, el feo y el malo. Rehabilitado en 2016, cumpliéndose los cincuenta años de la película (https://asociacionculturalsadhill.wordpress.com/), llevaba tiempo con ganas de ir. Está en un hermoso valle, entre Contreras y Santo Domingo de Silos y tiene pluses (el monumento al burro, por el lado de Contreras, o el peculiar monolito tallado que encontramos por el lado de Silos). Una visita muy emotiva que terminó con referencias a otra de mis películas favoritas cuando nos adentramos, por error (bueno, realmente hubo que elegir en una encrucijada) en las estrechas calles de Silos. Tuve que parar a pedir indicaciones a tres señores y aquello se volvió surrealista.

El cementerio de Sad Hill desde arriba

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La larga mudanza crepuscular

Hace casi seis años publiqué una pequeña serie de entradas sobre una mudanza en plena ola de calor. Este invierno nos ha tocado otra, sin calor, pero más estresante si cabe. He estado desconectado del mundo, entre unas cajas y otras, y con un SAP enloquecido de postre, no vuelvo al servicio hasta ahora. Y con ganas: la última partida de Ánima data de diciembre y la de Pendragón, de primeros de enero. Mucho tiempo de sequía y mucho mono.

Como decían en aquella vieja serie de dibujos: Es hora de combatir el crimen.

La mudanza, I, II, III, IV y V.

Nos vemos en el Forlon.

Diez años

It was the dawn of the third age of mankind – ten years after the Earth-Minbari War.

Cuando empecé con el blog, no esperaba terminar el primer año siquiera. Era un momento en el que estaba de moda tener uno. O, mejor dicho, ya había pasado el punto álgido de la moda. Yo me lo pensé mucho y lo fui dejando hasta que me salió la oportunidad. Diez años ha de todo eso, una cuarta parte de mi vida. Se dice pronto.

Inicié el blog como ejercicio nostálgico, pues llevaba mucho tiempo queriendo poner por escrito la campaña de Nephilim, Guardianes del Grial, que había dirigido en tres años de universidad, entre 1999 y 2002. Fruto de esa nostalgia es su nombre, Cuberterías de Albacete, Import & Export, almacén pantalla en el puerto de Night City que José Sánchez Aguamejía, El Cubano, Cubano o erCubano, abrió en 2021 como tapadera de negocios poco limpios. Nació el Cubano en una campaña de Cyberpunk jugada en el curso 1997-98, una de esas campañas que te marcan y ha sido mi identidad en internet desde entonces, hasta el punto de que hay quien, al conocerme, se sorprende al enterarse que no soy de Cuba.

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