Pues resulta que la mujer rubia se escapó de la mazmorra y Oso quiso seguirla, porque estaban todos tus amigos muy liados luchando con los piratas. Se escondió y la perdimos. Pero Oso dijo que tenía su rastro y fuimos por las montañas y por los bosques y… y por ahí, ¿sabes? Vimos a unas mujeres-lobo muy simpáticas y un viejo raro y gracioso que quiso invitar a comer a Oso, pero no aceptamos porque teníamos prisa y nos fuimos corriendo. Y llegamos a un pueblo y allí vimos a la mujer. Pero ya no era una mujer, sino el chico con cara tonto que está atado ahí. Y se montó en un barco, un mercante de popa redonda y pesado de proa con la carga mal estibada, así que Oso y yo nos colamos.
Luego nos atacaron los piratas. Pero eran muy torpes y quemaron el barco. Svala nunca deja que se le queme la presa. Hubo pelea y al final los cogieron prisioneros. Svala dice que si se resisten hay que tirarlos por la borda, pero éstos los cogieron y ataron y subieron a su barco todo lo que pudieron antes de que por el fuego estallara el motor. Yo estaba en esa cesta y me subieron a su barco sin darse cuenta, pero Oso quedó en el nuestro. Estoy un poco preocupada.
Claro, ¿no? De todas formas, por si alguien se ha perdido durante la explicación de Ciri, doy la versión completa:
Milady, la chica de rubios rizos, estaba dominada por un poderoso demonio de la venganza que buscaba liberarse de su encierro, bajo las ruinas de un antiguo templo en Entreaguas. El equipo del Ícaro la había encerrado en las mazmorras de Nidik esperando que, conforme la isla volante de Ynys Mawr se alejara del demonio, su influjo sobre la chica disminuyera y podrían exorcizarla. La chica aprovechó la confusión durante el ataque de Erik el Rojo a Nidik para poner pies en polvorosa, pero la vio el oso, que fue tras ella. Y Ciri fue tras el oso.
La mejor, por no decir la única, ruta de escape pasaba por llegar al puerto de Rhaeadr Morlyn, en Teyrnas Y Cymoedd, al otro lado de la isla, antes que sus perseguidores. Aunque Milady no conociera Ynys Mawr, a poco que preguntara lo averiguaría. Los del Ícaro tenían su propia ruta secreta, subiendo al Valle del Ojo y luego descendiendo por la Garganta del Diablo. El común de los mortales tenía que ir por los valles del sur de Nidik, cruzar por el Paso de la Viuda y luego volver al norte. Es el camino que siguieron el Gato Negro y el padre Ruppert cuando salieron en su persecución. Y, con algún atajo extraño, el de Ciri y el oso.
En tierras de los MacLellan, a poniente del Paso de la Viuda, Milady se encontró con Galloway MacKenzie despidiéndose de la tumba de su amada. Roto de dolor, el joven iba a abandonar la isla. Cosas del destino. El demonio saltó de la joven al chico. ¿Motivos? Él sabrá. Quizás para despistar a sus perseguidores, quizás porque la psique de la chica no daba más de sí. El Gato Negro y el padre la encontrarían después en la cabaña de frey Marco, con las capacidades mentales muy mermadas.
El oso siguió el rastro del demonio, atrochando por donde sólo un oso (y una chica de 12 años con agilidad de simio) puede hacerlo. Los dos se cruzarían con el viejo Oleg y con el clan licántropo del cañón del Neidr y llegaron a Rhaeadr Morlyn a tiempo de colarse en el barco donde Galloway MacKenzie había encontrado pasaje, una coca procedente de una de las ciudades costeras del sureste del continente.
Por otra parte, Erik el Rojo, tras su fallido ataque a Nidik, había dispersado sus barcos para cazar mercantes que volvieran de la thing. Uno de ellos, el de su campeón, se cruzaría con la coca. Durante el abordaje se produjo un incendio en el barco y los piratas tuvieron que abandonarlo, recogiendo a los tripulantes supervivientes y la poca carga que lograron traspasar. Entre la carga estaba Ciri, pero no el oso. Durante el follón, el demonio pasó de MacKenzie a un pirata.
El resto ya lo conocemos: Renaldo, Sassa y Zoichiro, con la barca de Dougal el contrabandista, interceptaron a los piratas y rescataron a Ciri, tras matar al campeón de Erik. También se llevaron consigo a los supervivientes de la coca, incluido MacKenzie, y al pirata poseído. Tanto Sassa como Zoichiro eran, cada uno por sus motivos, sensibles al demonio y lo detectaron durante el abordaje. De paso, entregaron ya la carta de protesta y amenaza que el Ícaro mandaba al rey Erik.
Y con esto termina esta extraña aventura.
¿El oso? El oso se las había apañado para saltar sobre una ballena aérea (una especie de manta-raya voladora) y perseguía el barco pirata. Lo recogieron por el camino. Oso es mucho oso.