El Ícaro — Entre wendols y blatodeas

Cuaderno de bitácora, día 3.

Un extraño descubrimiento, hecho ayer por Dragunov, perturba nuestro sueño: el cielo nocturno no es el que esperamos. No coinciden las estrellas, no encontramos las constelaciones y la Luna parece haber desaparecido. En su lugar, dos pequeños satélites recorren el cielo nocturno con paso apresurado y los vimos cruzar el cielo varias veces en la noche. No tenemos astrónomos a bordo y ninguno entendemos qué está pasando.

El grupo de Renaldo y Dragunov, en adelante SG-1, llegó al atardecer a Caer Dubh, que ha resultado ser un villorrio fortificado cuyo gobernante se da el título de rey. De cualquier forma, es la población más cercana a nosotros (que sepamos) y necesitamos de su amistad y así se lo he hecho saber a nuestros hombres. Su sentido del deber llega más allá de lo exigible, pues se han ofrecido a solucionar ciertos problemas de los lugareños con unas minas cercanas.

Los lugareños hablan el mismo idioma ininteligible que el viejo trampero, pero el párroco local chapurrea latín y les ha hecho de intérprete. Gracias a él sabemos que estamos en una isla, Ynys Mawr, nombre que no nos dice nada. También que el reino más poderoso de la zona se llama Finisterra, es un reino cristiano y hace unos años estuvo envuelto en una guerra de fuerte contenido religioso. Nada de esto nos es conocido y tiene perplejos a nuestros historiadores. Paolo se muere por echar un ojo a la biblia de estas gentes, pues parece ser muy distinta a la nuestra.

Sorpresa tras sorpresa, el lago del valle no brilla por la presencia de lampyridae, sino de algo llamado «claudia» que esta cultura en apariencia tan primitiva usa en, si la traducción es correcta, motores. Deseo poder ver a qué se refieren.

Pero es fue ayer. El desgraciado día de hoy sólo ha traído muerte, recordándonos que naufragamos en un lugar desconocido y lleno de peligros.

Esta mañana la capitana Edana Conway partió hacia los bosques de la ladera oriental con un equipo de artilleros, el teniente Valeri con el Aquiles y dos científicos, el naturalista Brian Smith y el arqueólogo Ahmed, especialista en mover objetos pesados. No iban equipados para un combate porque, seamos sinceros, ayer ingeniería tendió mangueras hasta un arroyo y pescó truchas y los científicos pasearon hasta el lago sin observar nada peligroso.

Fueron atacados por un enjambre (¿Bandada? ¿Manada?) de insectos mutantes gigantes, blatodeas según los naturalistas. Alrededor de una veintena. En los primeros segundos murieron Smith y Ahmed (si bien, más parece que éste murió de muerte natural, un ataque al corazón) y Edana fue mortalmente herida, aunque el doctor logró salvarla. La llegada de Callahan y sus cabalgavientos fue providencial: con granadas de mano pusieron en fuga a las blatodeas, permitiendo a nuestra gente retirarse. Dos artilleros resultaron heridos leves y el Aquiles ha quedado inoperativo.

No esperábamos encontrarnos con monstruos semejantes en este en apariencia apacible valle. Según Ryan Smith, hermano del fallecido, es imposible que una población tan grande de depredadores de semejante tamaño pueda sostenerse en un valle tan pequeño, así que nos tememos más ataques. He ordenado doblar centinelas, montar los falconetes y que haya un telépata de guardia permanente.

Sólo llevamos tres días y ya he perdido cuatro hombres.

 

Decía que el día de hoy ha traído muerte, pero no sólo para nosotros. Como la situación del Ícaro es inestable (según Lute, una tormenta podría desestabilizarlo y hacerlo caer, destruyéndolo sin remedio), hemos decidido explorar las laderas del valle en busca de refugio. El capitán Paolo, el teniente White y Kuro marcharon a explorar las laderas occidentales. Encontraron cuevas y, en una de ellas, un túnel construido y una trampilla. Fueron atacados por un grupo de seres bípedos, como humanos horriblemente feos o con deformidades provistos de armas de hueso y piedra, pero el fino oído de Kuro los alertó y pudieron contra-emboscarlos. La imagen del gigantesco Paolo y su martillo de guerra destripando a varios compañeros de un único golpe fue demasiada para estas primitivas criaturas, que se dieron a la fuga.

Reforzados por un grupo de apoyo de Wissenschaft, se introdujeron en los túneles bajo la trampilla, rechazando un conato de ataque de los salvajes con descargas de arcabucería. El tremendo estruendo de las armas de fuego en espacio tan estrecho fue suficiente y los salvajes huyeron a las profundidades. El equipo del capitán les siguió hasta unos túneles provistos de raíles, como para vagonetas de minas pero más anchos. Hay una construcción muy avanzada bajo tierra, con escaleras metálicas provistas de partes móviles y montacargas con mecanismos complejos. No sé qué relación tendrá con nuestros primitivos vecinos, pero sospecho que tarde o temprano lo averiguaremos.

Pero el gran descubrimiento lo realizaron luego, tras volver de los túneles de los raíles y explorar los pasadizos al nivel de las grutas. Hay una caverna artificial gigantesca, cerrada por una compuerta camuflada. La entrada es tan grande o más que la de nuestro hangar en la base y no sabemos aún lo profunda que es. Si es segura, podríamos meter el Ícaro, entero o en parte, dentro y tenerlo a resguardo de las inclemencias del tiempo. Ha sido un golpe de suerte inesperado, pero no dejo de preguntarme quiénes construyeron esto y qué fue de ellos. ¿Estamos ante unas ruinas perdidas de Sólomon? ¿O son de algún otro pueblo de la antigüedad del que no tenemos constancia?

Kuro ha quedado en el, llamémoslo, hangar con 4 fusileros de Wissenschaft y un arqueólogo, mientras que Paolo y White han vuelto. El teniente White para ocupar el puesto de segundo comandante hasta la recuperación de Edana Conway y el capitán Paolo para organizar una partida de exterminio de cucarachas para mañana.

¿Seguiremos vivos para entonces?

Los Viajes del Ícaro 1×04. Protagonistas (en orden alfabético): Charlie Macquarrie como el increíble Ahmed (teleportador provisional), el capitán Paolo (comandante de la infantería, ex-inquisidor, paladín), Iosef Dragunov (artillero, maestro de armas) y el loco Murdock (genio loco, no se le menciona en el texto, pero estuvo ahí); Menxar como la capitana de corbeta Edana Conway (segundo comandante del Ícaro, Tuan Dalyr, guerrero mentalista) y Kuro (incursor, nephilim d’anjayni, asesino); Sir Petrus como el teniente de navío Walter White (oficial de derrota, ladrón y más letal de lo que parecía) y los hermanos Smith (exploradores ingleses).

3 comentarios para “El Ícaro — Entre wendols y blatodeas

  1. Lo de las Blatodeas nos dejó un poco tocados, no veas que chungos son los bichos esos para el nivel que tienen.

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