Corría el año 492, tras la campaña contra Cornualles que acabó con la vida del duque Gorlois y del príncipe Madoc, el hijo bastardo del rey Uther. Fue el año en el que nació Robert, el primer hijo varón del conde Roderick de Salisbury. Fue el año en que Logres y el Norte forjaron una alianza a través de los matrimonios de las hijas mayores de Igraine, viuda de Gorlois y esposa del rey Uther. Como se preveía fuera un año de transición, con el rey en Tintagel pendiente del embarazo de su esposa, sir Elffin pudo dedicarlo, por fin, a buscar a su familia, que durante los años anteriores habían ido desapareciendo en las impenetrables espesuras del Bosque Salvaje. Acompañado por sir Arcavius y sir Aeron, partieron siguiendo la única pista de que disponían: la madre de Elffin, antes de desaparecer, había dicho que volvía a casa, a Tribuit.
Mas ellos no sabían dónde estaba Tribuit, así que acudieron al conde Bledri de Rydychan, quien les dijo que Tribuit ya no existía si es que lo había hecho alguna vez, pues no se había visto en décadas a nadie que dijera venir de tal sitio. Pero los viejos del lugar recordaban que el camino a Tribuit partía del pueblo de Bourton, sito junto a la carretera real de Cirencester a Lincoln. En Bourton poco más averiguaron, pero les pusieron sobre el viejo camino, que se veía sin transitar desde hacía muchos años: tan oculto estaba por la maleza que se perdieron y vagaron durante varios días por el bosque hasta encontrar a un ermitaño de Tribuit (y su hermano invisible que le hacía compañía) que les puso en el camino correcto.
Encontraron un puesto fronterizo y los guardias les conminaron que volvieran por donde habían venido, pero sir Elffin enterneció sus corazones contándoles la su muy triste historia de cómo su madre, padre, hermano y hermana habían desaparecido y cómo todas las pistas llevaban a Tribuit. Mandaron entonces aviso los guardias a su señor, que llegó a los pocos días. Tras contarle sir Elffin otra vez la su muy triste historia, el señor de Tribuit se lo llevó aparte y le contó que era tradición en el condado pagar un tributo al rey del Bosque Salvaje, una doncella por generación. Y que era igualmente tradición que a la muchacha la acompañase su madre u otra pariente de edad y como la doncella de esta generación no tenía madre, mandó recado a su tía, la madre de sir Elffin, que se ofreció a acompañarla. Pero, al parecer, no se lo dijo a su marido y a sus hijos o estos no estuvieron de acuerdo, porque intentaron entrar en Tribuit los años siguientes. El padre murió por las heridas sufridas al intentar entrar en el condado mientras que el hermano, en un primer momento capturado, era ahora un felizmente casado caballero vasallo. Mas de la hermana perdida nada se sabía.
Así volvieron los tres caballeros a casa, con las manos vacías. Pero también con una historia extraña, pues el conde de Tribuit les había hablado también de una bella mujer que había dado a luz a un hijo del príncipe Madoc, pero nada sabía de dónde podían estar madre e hijo. Esto contáronlo al conde Roderick que les mandó a Tintagel a ponerlo en conocimiento del rey. Por el camino encontraron a los reyes Lot de Lothian y las Orcadas y Nentres de Garloth, que volvían al norte tras tomar como esposas a las hijas de Ingraine, Margawse y Elaine y cenaron y departieron con ellos.
Llegando a Tintagel vieron a Merlin. Sir Arcavius, el más atento, vio que llevaba un bebé en brazos. Merlin les pidió ayuda y que refrenasen a sus perseguidores, pero entre estos se encontraba el mismísimo sir Brastias, campeón del rey y buen amigo de nuestros tres protagonistas. Sir Brastias les preguntó por el camino seguido por el mago y sir Elffin se lo indicó al punto. Luego, y pese a que sir Brastias les había dicho que siguieran hacia el castillo, pues poca ayuda podían dar cansados por el viaje y sin armar, sir Elffin salió en pos suya arrastrando a sus amigos. Había varios grupos de caballeros en el bosque cubriendo la retirada der Merlin y se vieron obligados a entablar combate, pero no lograron encontrar al mago.
Al llegar al castillo se enteraron de lo sucedido: el mago se había llevado al hijo recién nacido del rey Uther y de Igraine. Los caballeros que ayudaron a su huida fueron juzgados por traición, pero el mago, por supuesto, no apareció. Durante el juicio se oyeron palabras a favor del mago y en su contra, entre quienes le consideraban alguien fiel al reino y que había hecho mucho bien al rey y quienes veían en él un intrigante pagano hijo de un demonio. Entre los primeros, sir Arcavius, que hizo una gran defensa del mago y sus quehaceres, pero fue derrotado por la brillante retórica del fanático san Dewi. Merlin fue declarado proscrito y ordenada su captura. Los caballeros implicados fueron exonerados pese a las protestas de una Igraine que sólo pedía sangre.
Sir Arcavius, sir Elffin y sir Aeron lograron unos días después que Uther les concediera audiencia y le contaron entonces la noticia del hijo del príncipe Madoc. El rey les pidió discreción y que, si apreciaron a su hijo, buscaran ahora al bebé y a su madre.