Cuentas las crónicas que allá por 19xx un cineasta italiano de felino nombre hizo una adaptación maleducada (maleducada porque no pidió permiso) de una película de un conocido director japonés, muy apreciado en Occidente. Esa película y las que la siguieron revolucionaron un género tan típicamente americano como el western: personajes, planos, duelos… También revolucionaron la forma de unir música y película de la mano del compositor Ennio Morricone. Una de las películas nos dejó un duelo memorable, más recordada aún por el reloj y la música.
El reloj ha ido y ha venido: uno parecido le regalan a Vimes (Cling, bing, a-bing, bong…) en Hombres de armas. Pero Pratchett es europeo… bueno, inglés, así que medio europeo, y le gustan este tipo de referencias en sus novelas, por lo que no es extraño. Sin embargo, en el país de Yojimbo también ha dejado su huella.
Noir también gira alrededor de un reloj y sus pausas y sus primeros planos y ese control de tiempos debe mucho a Leone. Es curioso cómo la inspiración viene y va.