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La Cuarta Cruzada fue desviada hacia Bizancio, privando a Tierra Santa de refuerzos. Del terrible saqueo, que recuerda, aunque mucho menos sangriento, a la toma de Jerusalén, nos hablan cronistas e historiadores, así que callaremos aquí. Los amigos de las conspiraciones hablan de una mano en la sombra que dirigió a los cruzados. Se equivocan. Hubo varias: desde unas no tan a la sombra, como los venecianos, a diversas organizaciones secretas que buscaban desde poder (la Rosa-Cruz) o unos objetos concretos (el Toisón de Oro) a debilitar la presencia cristiana en Tierra Santa (los asesinos). Incluso hay rumores de que el Culto a Lilith estuvo en el ajo. Muchas de las sedes de los arcanos fueron asaltadas y saqueadas. Algunas, por fortuna, por humanos buscadores de riquezas, por lo que pudieron recuperarse pronto. Otras, por humanos iniciados que sabían lo que buscaban: objetos, conjuros, información, homúnculos…
Ya da igual. Han pasado 40 años desde entonces. La vida sigue y los arcanos, o casi todos, han podido volver a la gran ciudad, convirtiéndola, una vez más, en la principal ciudad nephilim del mundo.
El Loco.
No hay refugio en Bizancio, pues la ruta Oriente-Occidente se apoya en Chipre. Aún así, hay cuadro adeptos (Heracles, Kappa, Parménides y Diómedes) que se hospedan en el Sapo verde. Son cuatro iluminados por iluminar, asqueados por el presente y a quienes les gustaría encontrar un poco de la espiritualidad perdida. Un discípulo de Jesús o algo así.
I, el Mago.
No tiene ni sede ni encargado, ya que problemas con el arcano de la Justicia les obligaron a abandonar la ciudad, aunque mantienen varias casas francas. Están muy activos en Macedonia y los Balcanes, con cultos iniciáticos aquí y allá.
II, la Sacerdotisa.
En Bizancio está la sede principal del arcano y hay 22 adeptos trabajando en ella, incluyendo a una parte importante de la cúpula dirigente. En el palacete que es su sede se encuentran las viviendas y, en los subterráneos, una hermeteca no muy grande y el Gran Archivo, donde está inventariado el contenido de todas o casi todas las hermetecas y bibliotecas del arcano. De todo el personal, el que más nos interesa en esta historia es el archivero mayor, el viejo y venerable Vndyrywnd (elfo, faërim).
III, la Emperatriz.
Es la principal sede del arcano fuera de los reinos germánicos. Su personal está formado por seis nephilim y cuenta con gran influencia en el Imperio Latino.
IIII, el Emperador.
Nalen (gárgola, faërim), el que fuera el último mono del Imperio Bizantino, es ahora su única esperanza. La pequeña sede de este centurión está en una sala del Sapo Verde, cedida por Dashiell y cuenta con un puñado escaso de valientes sin recursos ni medios que le han aceptado como jefe. Sus intenciones son formar un pequeño y autosuficiente entramado de sedes independientes de Roma y Egipto hasta la vuelta del Pater Imperator Kirkjabyr. En la ciudad hay también un par de agentes de Endymythalion y Tatharondi, pero están demasiado lejos de sus respectivos territorios como para poder llevar a cabo una acción contra el grupo de Nalen. Además, mientras estén bajo la protección de la Muerte llameante Dashiell son intocables.
V, el Sumo Sacerdote.
El arcano controla el obispado católico y espera hacerse con el patriarcado en breve. La sede está en el palacio del obispo a cargo de Nicolla (serpiente, onirim).
VI, los Enamorados.
La taberna del Sapo Verde, creada como recuerdo de la sede de París perdida en 492, es un enorme complejo subterráneo compuesto por pasillos laberínticos y salas que recrean tabernas y casas de épocas pasadas. Es la sede más frecuentada de todos los arcanos de la ciudad y sus fiestas son conocidas en 100 leguas a la redonda y más lejos. Dashiell (djinn, pyrim) es su responsable.
VII, el Carro.
Un pintoresco y servicial nephilim venido del lejano oriente, Yoshifumi (ángel, eolim) rige la pequeña pero rica sede el Carro, situada en el selecto burdel Dionisio feliz. El personal de la sede lo completan dos sátiros que sacan todo el juego posible a sus hermosos simulacros femeninos. El local habría sido cerrado hace tiempo por las autoridades si no fuera porque varios dignatarios y magistrados de alto rango acostumbran a participar en las renombradas bacanales del burdel. Los tres nephilim son discípulos de uno de los sabios más renombrados del Carro, Parmenión el Grande (elfo, faërim).
VIII, la Justicia.
Bizancio es una de las principales sedes de este arcano, aunque la cruzada de 1204 la golpeó duramente. Bajo el mando de Cire (fénix, pyrim), se ha convertido en un incordio para los otros arcanos mayores por su inflexibilidad. Cire, recordemos, estuvo en Britania durante el reinado de Arturo y tuvo sus más y sus menos con Yaltaka.
IX, el Ermitaño.
¿En la populosa ciudad? Nadie, por supuesto.
X, la Rueda de la Fortuna.
Son un puñado que ocupan una pequeña zona del zoco. Se ganan la vida como astrólogos y adivinos en el mercado. En realidad, forman una de las sedes más dinámicas del arcano. El místico Cilyon (valkyria, eolim) dirige al grupo.
XI, la Fuerza.
No tienen presencia en la ciudad desde la cruzada de 1204.
XII, el Ahorcado.
Sin datos, ya que no se relacionan mucho con sus congéneres.
XIII, sin nombre.
Sin estructura. El ataque cruzado les hizo mucho daño, tal y como se narra en el propio libro de Selenim. Quedan unos pocos selenim independientes y, es de suponer, varios agentes del floreciente Culto a Lilith.
XIV, la Templanza.
Ceannfhion, una amigable elfa, es la encargada de esta importante sede, ayudada por otros doce acólitos. Sus recursos, no obstante, son limitados, pues la sede lleva poco tiempo abierta y aún no han logrado rehacer sus redes económicas y de influencia. El ataque de 1204 los golpeó duramente.
XV, el Diablo, XVII, la Estrella, XVIII, la Luna.
Sin presencia conocida.
XVI, la Torre.
El ataque de los cruzados destrozó al arcano. Los que asaltaron la sede formaban parte de una sociedad secreta, aún sin identificar. Obtuvieron prisioneros e información de sedes, rutas y agentes y las filtraron o vendieron a las grandes órdenes: el Temple, los sanjuanistas, los teutónicos, la Rosa-Cruz, el Toisón de Oro… La tarea de reabrir la sede y la red de refugios griega recayó en el visir Dashiell, quien, de paso, aprovechó para darle un empujón al refugio de los Enamorados. La Torre tiene sus cuarteles en el Sapo verde, en un ala propia y cuenta con media docena de peones y un caballero en labores de contrainteligencia. Dashiell se mueve más entre bastidores, así que la cabeza visible del arcano, tanto para sus propios agentes como para los emisarios de las demás organizaciones, es Zaid (tritón, hydrim), peón de la octava cohorte.
XX, el Juicio.
Hay bastantes y se les suele encontrar en el Sapo verde, que se ha convertido en su sede oficiosa. Algunos beben melancólicamente, otros se lanzan a orgiásticas francachelas. El fin del mundo se acerca y ellos lo esperan.
Independientes.
Bastantes. Una veintena, al menos. Tarde o temprano, todos pasan por el Sapo verde.
Jo, que ilu. Ya andan por aquí mis adeptos.
La cantidad de fichas de pnjs que tengo de los tres años de campaña es increíble. Y me faltan, que ahora, revisando notas, me encuentro con gente cono Cylion y me pregunto, «y este tío, ¿quién era?». Tampoco me acordaba que el pesado de Cire andaba por acá.
Y los cuatro que mencionas creo que volvieron a aparecer en el siglo XX…