Se acabó. 25 episodios. La primera temporada de Code Geass. La acabo de terminar. Y tengo las entrañas revueltas, náuseas, ganas de llorar. 25 episodios acompañando al idealista de Suzaku, a la misteriosa C.C., a la ingenua Kallen, a la encantadora Shirley y, sobre todo, a Lelouch.
Lelouch… terrorista, asesino, conquistador, megalómano, parricida. ¿Eres un Alejandro Magno o un Hitler? ¿Cómo alguien como tú es protagonista de una serie? Siguiendo la tradición, el protagonista debía haber sido Suzaku y tú su némesis, el terrorífico malo de la serie. En lugar de ello, te hacen protagonista y uno conoce tu genialidad, tus ideales, tu ansia de venganza oculta. Y ve también como obtienes poder, y al usarlo caes bajo su influjo y en cada encrucijada en que te encuentras escoges el camino de la oscuridad y te sumerges más y más en la locura.
He terminado la primera temporada y tengo ganas de vomitar. La serie me ha dado una paliza; es cruel, dolorosa. Es, básicamente, política aplicada. Las personas son sólo piezas en el tablero donde los poderosos juegan su terrible lucha de poder, sin más remordimiento por los hombres, mujeres y niños muertos o asesinados (no, no es lo mismo: no es lo mismo soldados que mueren en el campo de batalla que civiles masacrados sin posibilidad de defenderse) que el que yo pueda tener por un peón sacrificado para abrir una línea de ataque sobre el rey contrario. Hay purgas, asesinatos, masacres, dobles juegos, fintas… No disfrutaba tanto de un argumento de este tipo desde la genial Babylon 5. En cierto modo, Lelouch me recuerda a Molari por su caída en la oscuridad. No me habría sorprendido encontrarme en Code Geass a un tecnomago diciéndole a Lelouch:
Veo una gran mano saliendo de las estrellas. Esa mano es su mano. Y oigo sonidos: las voces de millones de personas gritando su nombre: sus víctimas.
He terminado la primera temporada y, aparte de esperar a la segunda, sólo me queda recomendaros esta serie, una obra maestra de Sunrise con una trama magnífica, una mala leche absoluta, un diseño de personajes precioso, una muy buena animación y seiyuus de primer nivel.
He seguido la versión de AnimeUnderground, exquisita como siempre: una resolución de 1024×576, vídeo x264, audio AAC, todo ello en un contenedor mp4 de 170MB de peso por episodio sacada de la edición en DVD. Una de las razones que me hicieron jubilar mi ordenador y comprarme un monitor de 22’’ panorámico.