Tres Valles es un condado sólo de nombre. Años de divisiones de tierras entre hijos, casamientos y nuevos juramentos de vasallaje lo han reducido a la cabecera de tres valles en la vertiente dalense de la Cordillera de los Vientos, arriba, con veranos suaves e inviernos largos bajo la nieve. Difícil para la agricultura (cereal, sobre todo cebada, y algunas hortalizas en pequeños huertos a orillas del río), sus espesos bosques de pinos y abetos, con robles, hayas y serbales en la parte más baja de los valles, son ricos en caza. Pero la riqueza principal del condado se oculta bajo tierra: buen hierro de sus minas del valle sur y un filón de plata en el norte. Todo fluye a Czyna, en el valle del Czesk, la capital del condado. Un pueblo grande, amurallado, con hornos y artesanos que convierten el hierro en acero y este en armas y herramientas, y dos o tres buenos orfebres que trabajan la plata. El verano y el comienzo del otoño, antes de que se cierren los pasos de las montañas, traen un trajín continuo de carretas que llevan lingotes de hierro y plata y piezas ya trabajadas a las llanuras y suben a cambio los productos que faltan en el condado: harina de trigo, pescado en salazón, telas finas y tintes… y noticias.
El actual conde es Piotr Vinokurov, hombre de mediana edad y viudo que atesora el botín ganado durante la subida al trono del emperador Elías y gusta de acoger a gente de lugares lejanos recordando la cosmopolita Arkángel que tuvo que abandonar para hacerse cargo del condado tras la muerte de su hermano. Con su hijo Alexandr, de catorce años, y sus hombres y criados reside en el castillo de Czyna, que cierra la ciudad por el este, sobre un profundo terraplén. Un castillo grande, digno de la gloria y tamaño del antiguo condado, de estilo antiguo: dos patios de armas y una barbacana por el lado de la ciudad. Bien cuidado pero semivacío, con una guarnición compuesta por los cuatro caballeros mantenidos del conde, una veintena de infantes, una docena de batidores y cazadores que hacen las veces de caballería ligera, sus mujeres, el maestro armero, el mayordomo, cocineros, mozos de cuadra y criadas. Las fuerzas del condado las completan sir Alexandr, primo de Piotr y su campeón, que con dos caballeros vasallos y una docena de soldados rige los señoríos de la parte baja del valle, el granero del condado y sir Andrei, sesñor del valle sur.
En este perdido rincón de Gaïa se han reunido nuestro grupo de aguerridos aventureros, algunos nacidos aquí, otros huyendo de su pasado. Acogidos por lord Piotr, sus talentos les han permitido sobresalir en estos años, convirtiéndose en pilares del condado. Así, tenemos a lord Franz Mauser (guerrero mentalista), castellano y chambelán de Czyna, un daevar de piel oscura y pelo blanco, ex-miembro de una pequeña orden de caballería de Togarini disuelta por extraños motivos. Un hombre poco hablador, campechano, que pasa largas horas meditando en la capilla del castillo, por lo que todos lo consideran un hombre religioso. Sus ropas, a la moda del sur, su gran sable y la gabardina que lleva por toda armadura hacen de él un caballero extraño, pero su talento y suerte en el combate y su formación religiosa le hicieron ganarse la confianza del conde.
Comparte mando de la tropa con Iván Kursinskov (maestro de armas) y Edan Garrison (explorador), al mando el primero de la infantería y el segundo de los cazadores. Iván es un gigantesco hombre oso chapado en acero y de pocas palabras, oído atento y temple de acero. Garrison, cazador albero de barba sin afeitar, poncho, sombrero de ala ancha y cigarro a medio consumir, tiene una extraña pistola que le permite hacer varios disparos sin recargar y cuyo mantenimiento le exige hacer extraños pedidos a boticarios de la gran ciudad, y un sentido del honor también de lo más extraño, pero su talento en campo abierto es bien conocido. Su padre sirvió al padre de Piotr y al propio Piotr y él llegó al condado hace uso pocos años, tomando su puesto. Con ellos suele ir Cedric Wynne (tecnicista), natural de Hécate, un tipo desaliñado, bebedor, juerguista, vago y mujeriego, digno de terminar acuchillado en cualquier callejón, pero cuya maestría con el mandoble le han convertido en el jefe e instructor de la milicia del pueblo.
Completan el grupo la misteriosa Anna (asesina), una belleza de ojos almendrados que acompaña desde hace un par de años al conde y a quien las malas lenguas consideran su amante, su bruja o su asesina, o incluso una hija bastarda tenida en sus campañas en el exterior y Morslav Sergiev (hechicero), el pequeño de los Sergiev, los ingenieros de minas del condado desde hace generaciones y auténticos zahoríes de los minerales.
Qué pena que no pueda jugarla…
Así que las andanzas de tan insignes aventureros ya han llegado a la red…un saludo para nuestro no menos notable máster…tengo curiosidad por ver como quedan las crónicas de nuestras aventuras, con sus momentos tan épicos , y esos otros… que podríamos calificar como chanantes…
Menxar… +1. A ver si en navidades o asi continuamos la nuestra.