Este finde pasado se celebraron las VII jornadas de rol y estrategia de Sevilla, organizadas por la asociación El Dirigible. Como no había mucho más que hacer ese fin de semana (ir al Expomanga madrileño, pero eso salía más caro y era más aburrido), allá que fui, arrastrando conmigo a Pírixis y a Menxar, que el aburrimiento es muy malo y la cerveza en Sevilla entra muy bien. Además, cambiamos los habituales diluvios de este otoño-invierno por el habitual calor pegajoso y aplastante sevillano (más aplastante pero menos pegajoso que el de Badajoz). El plan original era pasar el sábado en las jornadas y el domingo in the morning ya veríamos qué hacer.
El plan matutino del sábado no se cumplió porque, cortesía de la frecuencia de autobuses, al final llegamos bastante más tarde de lo esperado. Y porque la mañana del sábado la cosa estaba algo mustia. El reconocimiento que hicimos no detectó partidas de interés y, en general, nos dejó un mal sabor de boca (poca cosa esto, pensamos), así que decidimos revisar un par de sitios que teníamos pendientes, tomarnos unas cañas y comer en un italiano que me habían recomendado, donde nos pusimos las botas. Dudando entre si darle una segunda oportunidad a las jornadas o no, decidimos hacer un repliegue táctico a bases de retaguardia para coger algo de material que me había llevado por si las flies: personajes y algunas ideas de Ánima.
Cuando llegamos por la tarde, nos encontramos con una situación totalmente distinta: mucha, mucha gente. Muchas partidas de juegos de mesa, como por la mañana, pero también varias de rol. Todas completas y alguna con exceso de gente (para mi gusto como máster, of course). En fin, hubo que pasar al plan B: pedir una mesa y organizar partida de Ánima (no me libraré de ser máster ni cuando quiera jugar, por lo que veo). Llevaba algunas partidas preparadas, posibles para jugar si alguna o ambas de mis jugadoras encontraban acomodo en otra mesa, pero como no me libré de ellas (y yo que quería verlas hacer sufrir a otro pobre desgra… estoooo, máster) tocó tirar de improvisación: una aventura sencilla, sin acertijos (estoy seco, lo reconozco) y que sirviera de presentación al juego. O sea, un poco de combate, un poco de uso de habilidades y otro poco de ambientación, sin poderes extraños (los libros me los había dejado en casa; llevaba la pantalla por si tenía que consultar algo, y ya era suficiente peso). El resto, a cargo de los jugadores y que rueden los dados.
El día mejoró desde el momento en que saqué las hojas de personaje. Cayó en nuestras redes un chaval joven pero con buenas maneras y luego se dejaron atrapar dos de los mejores jugadores con los que he tenido el placer de compartir mesa. Tras un arranque lento y titubeante del inútil del narrador, la partida fue cogiendo fuerza gracias a cinco jugadores entonados y pese al del micro. Pronto, éramos la mesa más escandalosa de toda la carpa y nos lo pasamos en grande. Tanto, que el domingo por la mañana nos reunimos de nuevo para terminar la partida, con un calor de justicia que acompañó a una partida ambientada en un plano ígneo basado en los bosques de fuego de Pharphar. Para la posteridad quedará el gallipanda del sábado (otro día os la cuento) y el lío de la polea del domingo (no, esa no la cuento).
También nos encontramos con el staff de Radio Telperion (iba a decir chicos, pero eran muy grandes) y estuvimos un rato hablando con ellos y chupando cámara en su personal versión de Callejeros. El domingo también me tocó un interrogatorio sobre El Imperio contraataca (sí, la mejor de todas), aunque ahora mismo no recuerdo quiénes eran y me quedé con ganas de jugar una partida de Shadowrun. La verdad es que ha sido un fin de semana muy divertido.
En el apartado de peros metería la información. Aunque había una pizarra blanca con una lista de actividades, ésta era confusa y faltaban indicaciones de lo que se organizaba dentro del centro cívico. Para los visitantes de fuera como nosotros, parecía que lo único que había dentro era una exposición de títeres.
Al final resultó un fin de semana divertido (menos mal tras la primera impresión del sábado por la mañana), me lo pasé pipa con la partida y con el gallipanda (lástima no haber podido ver la evolución a galliespín; pero eso ya es otra historia).
Es curioso lo de sí que puede dar una partida con gente nueva a la hora de añadir anécdotas a la lista.
Pirixis tiene razón al principio nos desilusionamos, pero al final mereció la pena, y no sólo por la partida (que fue muy divertida) sino también por haber conocido gente nueva y simpática.
La verdad es que nos han llamado muchas cosas (normalmente malas, jejeje) pero nunca Staff..
Muchas gracias por nombrarnos, fue todo un placer y un gusto que hablárais para nuestros «Roleros». A ver si lo terminamos de editar y lo publicamos prontito.
Un abrazo!!
Staff es de los pocos anglicanismos que se me han pegado y del que no logro librarme (otro es Dungeon, no sé por qué). Gracias a vosotros por pasaros por este pequeño blog.
A WordPress, por otra parte, parece que no le gusta vuestro programa. ne me ha avisado de vuestro comentario y no me he dado cuenta hasta ahora. ¡Qué despiste!