La aventura del Castillo del Gozo es la aventura más larga y desarrollada que trae El joven Arturo y el más moderno La gran campaña de Pendragón. Cuando desarrollé esta época, El joven Arturo fue fuente básica de aventuras, mapas, nombres y fechas (aunque la influencia principal fue tanto el ciclo Pendragón de Lawhead como la película Excalibur). Desde el principio quise jugar esa gran aventura en la campaña de Nephilim. La adaptación de Pendragón a Nephilim fue fácil (Nephilim es muy agradecido a ese respecto): decidir quién era nephilim, quién humano, qué khaiba, qué efecto-dragón y adaptar o rehacer los datos de los personajes. La aventura del Castillo del Gozo gira en torno a un enfrentamiento directo entre el Rey Pescador y Klingsor, enfrentamiento que, extendido y enriquecido, fue el fondo de gran parte de mi campaña, tal y como hemos visto. La aventura del Castillo del Gozo está pensada para extenderse un año, mientras los personajes jugadores van de acá para allá, invernan, se preparan… Sin embargo, tanto tiempo era imposible en Arturo: un invierno de preparativos llevaría a una guerra abierta entre nephilim de mucha mayor escala de la que quería tener, así que hubo que comprimirla en unos pocos meses, en algún caso concreto quedando poco realista algún tiempo de viaje. En Madrid la campaña acabó en mitad de esta aventura, al acabarse el curso, pero a lo que pasó entonces ya le dedicaré una o dos entradas más adelante.
La aventura del Castillo del Gozo cierra el segundo tercio de la época de Arturo de Guardianes del Grial. Tuvimos una primera parte donde los Guardianes empiezan a moverse por Britania, se adaptan a sus simulacros y se hacen un hueco en el mundo, parte que fue subiendo el ritmo hasta los sucesos de París, la retirada y el ataque a la sede del Mago en Armórica y termina abruptamente con la muerte de Uther.
La segunda parte se centra en las relaciones entre las distintas facciones nephilim, y cómo estas relaciones se van deteriorando: la batalla de Cameliard, la aventura del Fortuna, la Isla de los Monstruos, el Gran Dragón del Norte. Para darle más vidilla al mundo tenemos los años de anarquía posteriores a la muerte de Uther y las primeras campañas de Arturo junto con varias aventuras de relleno, divertidas pero intrascendentes.
Así, llegamos a la Aventura del Castillo del Gozo, el enfrentamiento abierto entre la facción de Klingsor y la de Merlin. Mientras los humanos juegan a los soldaditos en Badon, matándose alegremente, lo que verdaderamente importa se juega en las sombras, en un reino del Otro Lado. Podía haber muerto Arturo en Badon y no hubiera pasado nada: los sajones habrían invadido Britania casi entera, bajo el mando de un gran caudillo, el bretwalda. Este bretwalda habría sido nombrado Alto Rey, se le habría dado Excalibur y el Pacto del Dragón habría sido cerrado sobre él. Sin embargo, si ganaba Klingsor… ¿en qué oscuridad sumergiría las islas? ¿Habría futuro para los nephilim británicos? Sin el Pacto del Dragón, el Otro Lado se separaría de Este. Si expulsaba a los nephilim egipcios, ¿qué respuesta darían los Arcanos? Viendo su poder menguante, ¿azuzaría Klingsor el odio hacia los nephilim egipcios, acusándoles de todos los males, en una loca huida hacia adelante? ¿Sobrevivirían los nephilim británicos a su mundo moribundo si se veían envueltos en una guerra abierta con sus hermanos?
Preguntas que atemorizan, pero vacías. Aunque Klingsor saliera victorioso, poco le duraría la alegría. Alguien más se movía en las sombras y le consideraba poco más que un peón. Alguien insospechado, ignorado por todos. Un pez pequeño, sin poder ni influencia real, desconocido, pero con una ambición sin límites. Alguien, a fin de cuentas, a quien los Guardianes del Grial deberían enfrentarse en la tercera parte de Arturo.
Un enfrentamiento que, realmente, no se produjo (no directamente) porque Yaltaka decidió liarla a base de bien. Los exámenes se aproximaban (y con ellos el fin de esta época, que para el siguiente curso tocaba empezar con la Edad Media) y hubo que elegir: arreglar el desaguisado de Yaltaka o jugar la campaña tal y como estaba pensada. Por supuesto, hubo que hacer lo primero, lo que dio lugar a una serie de aventuras realmente extrañas.
Como siempre, me enrollo más que las persianas y hablo de cosas que ya vendrán. Paciencia.
El año es el 518. El año del Pacto del Dragón. El año en el que Britania y Arturo fueron uno. El año en el que empezó el Reino del Verano.