Ángel, eolim. Arcano mayor XVIIII, el Sol.
Bajo la apariencia de un hombrecillo de aspecto humilde y bonachón se esconde un nephlim cínico, traicionero, manipulador y ambicioso, con graves delirios de grandeza. Busca desde hace mucho tiempo controlar el ka-sol. En encarnaciones pasadas estudió la posibilidad que tienen algunos humanos de lanzar conjuros y controlar criaturas, encontrando casos reales y documentados en sociedades iniciáticas galas y germanas. Por desgracia, en su nuevo despertar se encontró con que los conocimientos de los antiguos druidas galos se habían perdido. Cuando ya casi se había decido por ir al corazón del África negra, sus agentes le informaron de dos lugares en Europa donde aún quedaban sociedades iniciáticas druídicas: las Islas Británicas y el noroeste de Hispania. Tras estudiar los informes, decidió que Britania era el mejor lugar y utilizó todas sus influencias para conseguir que el Arcano le autorizara a abrir y dirigir una sede en la isla.
El nombramiento de Malabar no sentó bien a los afiliados al Sol que ya estaban en Britania. Casi todos eran supervivientes de París y, cuando llegaron Malabar y su equipo en 505, tenían montada una estructura no oficial bastante eficiente y mantenían buenas relaciones con otros arcanos y con los nephilim locales. Malabar los ninguneó, teniendo el trato mínimo con ellos, centrándose en su equipo y sus investigaciones.
Malabar vio en la llegada del cristianismo y en la entrada de los nephilim egipcios y sus arcanos un peligro mortal para los druidas, sus enseñanzas y sus técnicas de entrenamiento del ka-sol y, negándose a perder a las últimas organizaciones druídicas ahora que las podía estudiar, se alió con Klingsor. Malabar y su equipo fueron los informantes del Rey del Castillo Mortal en el corazón de los arcanos. Desde que Arturo arrancara la espada, convirtió al Sol en un arcano muy activo: organizaba reuniones mensuales entre los arcanos de Londinium, mantenía estrecho contacto con los responsables de los demás arcanos, así como con los nephilim no alineados y prestaba su ayuda y sus recursos a cualquiera que los necesitara, en especial en forma de correos y consejos. Así se mantenía y mantenía a Klingsor un paso por delante de los arcanos mayores.
No consiguió controlarlos a todos, empero. La Emperatriz y el Emperador tenían una fuerte estructura propia y un grado de funcionamiento paranoico que hacía que no compartieran así como así la información. Para Malabar, además, Yaltaka era la peor amenaza que tenía entre los nephilim egipcios por su apoyo a Merlin y su poder, tanto entre humanos como entre los nephilim. Oh, sí, había otros nephilim con los que Merlin contaba: Pírixis y Asgareth, pero Malabar no los consideró importantes (lo que no deja de tener su gracia, porque ambos, y no Yaltaka, pertenecían al Consejo Gris, el círculo que tomaba las decisiones sobre el futuro de Arturo y el Reino del Verano). Para acabar con Yaltaka y, a la vez, aumentar la tensión entre nephilim egipcios y británicos organizó el ataque de la Fuerza a la Isla de los Monstruos. Fue él quien localizó la Isla, atrajo al comando de la Fuerza, se preocupó de que Khim Punt estuviera al frente del mismo y les consiguió transporte. Lo único que no logró fue romper los conjuros que protegían la isla. Para ello se alió con una nephilim que también quería quitarse de en medio a Yaltaka: Nerrad, de la Emperatriz.
El intento de acabar políticamente con Yaltaka perdió fuelle con la entrada de Cire de la Justicia, lento y meticuloso y porque el Diablo no lo consideró responsable y no buscó venganza. Sí logró empeorar las relaciones entre nephilim: fue prácticamente el último empujón que necesitaban Klingsor y otros para pasar a la acción, así que puede decirse que Malabar desencadenó la Batalla del Castillo del Gozo.
Para esta Malabar también tenía su papel: en cuanto se supiese que Klingsor había derrotado al Rey Pescador debía inutilizar a los arcanos mayores, eliminando si era preciso a los respectivos encargados. Tenía a un grupo de nephilim y humanos preparado para ello con un cuidado plan que la derrota de Klingsor le impidió usar. Pero no lo desechó, lo guardo para la siguiente ocasión. Desaparecido Klingsor, buscó alguien más de quien valerse y encontró a Morgana. Sin embargo, antes de que pudiera encontrarse cara a cara con la misteriosa nephilim, desapareció sin dejar rastro
Malabar fue la trama que no fue. La trama del Sol y Malabar fue creada para Madrid, ya que uno de los pjs pertenecía a este Arcano. En Badajoz, como ya sabemos, ninguno de los dos pjs eran del Sol. Con todo, mantuve la historia y trama, aunque en segundo plano, como «reserva» por si pescábamos algún jugador nuevo (hubo 4 personas que llegaron a jugar alguna partida). Si había un nephilim del Sol, sería considerado como «portavoz oficioso» del Arcano hasta la llegada de Malabar. Luego, conforme avanzara la trama, él, por propia iniciativa, o bien porque se lo pidieran compañeros del Arcano, debería hacer frente a Malabar, averiguar sus planes, etc., etc. En Madrid, Leviathán en principio pasó bastante del Arcano, pero cuando compañeros supervivientes de París fueron a él a quejarse del comportamiento de Malabar, se puso a tirar del ovillo y lo desenredó rápido.
La alianza con Morgana tras la caída de Klingsor me daba un poco de juego adicional para el final de Arturo, pero Yaltaka y su dragón hicieron esta trama innecesaria, así que se resolvió entre bastidores tal y como estaba planeada desde un principio (sólo que sin pj de por medio, claro): los supervivientes de París descubren los planes de Malabar y, ante el escándalo, lo quitan de en medio silenciosa y expeditivamente: los trapos sucios se lavan en casa.