7º concierto de la temporada y esta vez con orquesta invitada: la Real Orquesta sinfónica de Sevilla con el maestro Pedro Halffter a la batuta. Empezó el programa con una interpretación exquisita la obertura de Las bodas de Fígaro de Mozart. ¡Qué sonido! Limpio, cálido, delicado… Siguió el Concierto para violín y orquesta del compositor español Rodolfo Halffter, siendo el solista Alexandre da Costa. La obra no me gustó, demasiado moderna: melodías cortas, cacofónicas, mucha técnica pero muy fría, incómoda. Con todo, la interpretación del solista, con una técnica impresionante, y la orquesta, delicada cuando debía, con fuerza cuando tocaba, arropando al solista sin ahogarlo, realzándolo, lograron mantener mi atención en todo momento. Alexandre da Costa se despidió de nosotros con un arreglo de un tema de Jimi Hendrix con acompañamiento de contrabajo que se llevó una gran ovación (y no fue para menos, porque fue una auténtica delicia).
En la segunda parte teníamos al hermano de Rodolfo, Ernesto Halffter y su Sinfonietta en Re Mayor. El comienzo del primer movimiento me hizo temer que fuera una pieza del estilo de la anterior, pero estaba totalmente equivocado. La Sinfonietta es preciosa y permite que la orquesta se luzca, y la Sinfónica de Sevilla bien que lo hizo. Podría hablar y hablar sobre ello. Bueno, no, no podría: me dejaron sin palabras. Estuve hasta la mañana siguiente en una nube.
De postre, un bis de la orquesta. ¿Qué más se puede pedir?
Una señora vecina de butaca aplaudió por primera vez en siete conciertos.