Arturo – El Torneo de Año Nuevo

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Cansados y desgastados tras años de guerra continua, los grandes señores de Britania pactaron una tregua durante la que se celebraría un gran torneo, el Torneo de Año Nuevo, junto a Excalibur. Este torneo parece que se venía celebrando de manera informal en los años anteriores, dando al vencedor de las distintas competiciones la oportunidad de arrancar la espada de la piedra. La presencia de tantos señores era consecuencia de un acuerdo tácito que se había ido forjando (muchos silencios, gestos leves) durante el año que acababa de reconocer al vencedor del torneo como jefe guerrero de Britania y acudir todos bajo su bandera para defender Britania de los invasores.

Aunque luego muchos han negado que existiera ese acuerdo, lo cierto es que aquel Año Nuevo se reunieron allí todos los grandes señores, y Navidad no es una época cómoda para el viaje en Britania. Acudieron los señores de Cornualles: Cador de los cornovii (heredero de Gorlas), Owen Vinddu de los cerniw, Maglos de Dumnonia. Vinieron de Cambria: Ceredigawn de Gwynedd y su vecino Ogryvan, Meurig de Dyfed. Vinieron del Norte: Uryens de Gorre, Nentres de Garloth, Malahaut, Lot de Lothian y Orkney. Vinieron también de Logres y Cumbria: Leodegrance de Cameliard, Sanam de Bedegraine, Usinach de Rydychan, Derfel de Lindsey, Ulfius de Silchester y otros muchos. Vinieron también pequeños señores y caballeros famosos, como Ector de Wallingford, que trajo a sus hijos, Cai y Arturo; Bleddyn, un señor menor de Rheged y pariente de Ector, con su hijo Bedwyr. Acudió también Brastias, quien fuera campeón de Uther.

El torneo resultó sumamente entretenido y se extendió por días: hubo misa, claro; hubo justas y contiendas; pruebas de habilidad y tiro con arco; trovadores, tragafuegos, malabaristas; truhanes y robabolsas; trovadores y prostituta; cerveza, vino y montañas de comida. En fin, todo lo que ha acompañado a una gran competición deportiva a lo largo de los tiempos. La parte política fue también muy movida y digna del nivel de los participantes, con visitantes nocturnos en tal o cual pabellón, emboscadas, peleas, juego sucio.

Sin embargo, todo terminó de manera imprevista cuando la espada, que llevaba 16 años pasando de todo, decidió que no cumpliría los 17 en el peñasco y amenizó la quinta velada, los Unidos de Silchester y Rydychan (Ulfius y Uisnach) contra los leales de Lindsey, dejándose arrancar por Arturo en el descanso.

El suceso pilló a los grandes señores fuera de juego y, cuando quisieron reaccionar, el populacho aclamaba al muchacho como rey. Parte de la culpa la tenía Merlin, que después de años desaparecido pasaba por allí por pura casualidad y andaba contando que el chaval no era hijo de Rhonwyn, pero tampoco un bastardo de Ector, sino hijo de Aurelio e Igraine y sobrino e hijastro, por tanto, de Uther. El Gran Torneo fue suspendido y el Consejo de Reyes tuvo una reunión de urgencia para discutir la nueva situación. El muchacho tenía pocos partidarios, pese al simbolismo de la espada. Para muchos aparecía tarde y mal, destrozando la alianza que había estado a punto de forjarse.

Finalmente, el Consejo de Reyes reconoció a Arturo como Dux Britanniarum, no como rey. Le dieron el título de jefe guerrero, pero sin ejército y cuando, a los pocos días, estalló la revuelta abierta contra Arturo, pocos señores le enviaron tropas y suministros.

Hubo mensajes que se cruzaron conforme llegaba el deshielo: El año que viene volvemos a intentar lo del torneo y la alianza. ¿Acudirás al entierro del muchacho?

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