Otoño, 493
Como estaba previsto, se celebró este samhein la reunión del Consejo de Stonehenge. Más de ciento cincuenta nephilim llenaron Stonehenge durante las dos semanas de reunión. Estuvieron los nephilim más influyentes de Britania e Irlanda, aunque hubo algunas ausencias notables. Quizás la más importante fue la del Rey Pescador, uno de los más acérrimos partidarios de la unión de los nephilim británicos y egipcios, así como de la utilización del cristianismo para dominar a los humanos. Su ausencia fue interpretada de maneras muy distintas por las diferentes facciones. Mientras los más neutrales, más o menos encabezados por la Doncella de Hielo, consideran que la asistencia al Consejo es totalmente libre y que no hay que buscar explicaciones a su ausencia, de acuerdo con la tradición, los seguidores de Klingsor, Rey del Castillo Mortal, totalmente en contra de la entrada en Britania de nephilim egipcios, gritaban que el Rey Pescador había comprendido que su postura era totalmente errónea y había querido acudir al Consejo para no tener que reconocer su error.
La embajada de los nephilim egipcios estuvo formada por Asgareth, representante del Mago, y los Guardianes del Grial, Pírixis del Carro y Yaltaka del Emperador. Se echó de menos la presencia de emisarios de la Luna, arcano del que apenas se sabe nada. El Diablo, por su parte, presentó un plan para expulsar a los humanos de Britania y convertir las islas en un refugio para nephilim y otras criaturas mágicas. Este plan fue tachado de locura megalomaníaca por Merlin, de soberana estupidez por la Doncella de Hielo y de «interesante pero no práctico» por parte de Klingsor.
El asunto principal de la reunión, el permitir la entrada en Britania a los nephilim egipcios, fue discutido durante semana y media, llegándose casi a las manos en varias ocasiones [y sin el casi; alguien soltó unos Kerubines de la exasperación y la confusión y ya se habían desenvainado muchas armas cuando la Doncella de Hielo intervino]. Finalmente, la Doncella de Hielo zanjó el asunto comentando que ese tema pertenecía al pasado, ya que desde lo ocurrido en París no habían dejado de llegar nephilim egipcios a la isla y ya no se podía hablar de prohibirles la entrada en Britania. O se vive en paz con ellos o se lucha (algo tremendamente poco inteligente). Sin embargo, sí se decidió prohibir la entrada en las islas a los nephilim de la Fuerza. Los pocos que habían llegado deberían ser confinados en el sur hasta que la situación del continente permitiera expulsarlos.
Respecto a la entrada del cristianismo, también hubo división de opiniones. Para algunos, la llegada del cristianismo es inevitable y hay que aprovecharla para dominar a los humanos. La Doncella de Hielo, Vivianne y numerosos druidas opinan que hay que impedir que el cristianismo acabe con la antigua religión. Para la mayoría, lo mejor es fundir ambas religiones. Aprobado esto último, se encargó a Misat, que se ha ganado el respeto de todos manejando situaciones críticas, y otros seis nephilim planificar esto y presentar un plan viable dentro de tres años.
Todos se han mostrado de acuerdo en que hay que luchar contra las sociedades secretas con todos los medios disponibles. Incluso Klingsor, después de echar la culpa de la amenaza de las sociedades secretas a los egipcios, considera que hay que impedirles poner el pie en las islas a toda costa. Se ha formado un grupo de vigilantes, comandado por los Cinco Hermanos, que se encargará de patrullar las costas y abortar cualquier intento de entrar en las islas.
Qué la reunión es aburrida, pues se sueltan unos kerubines y listo, ains, si es que son el alma de la fiesta.
No, no, el alma de la fiesta son los Tarshishim. «(…)Al cabo de diez minutos, el ambiente se convertirá en francamente orgiástico. Al cabo de quince minutos, incluso si el Nephilim deja de tocar, la fiesta seguirá por sí sola. Se desarrollarán escenas indescriptibles que desafiarán la imaginación del Maestro de Juego y que deberán ser descritas de forma breve a los jugadores menores de 18 años».
Los Kerubines, eso sí, son lo mejor para las reuniones de empresa (Iglesia, por ejemplo).