Estoy aprovechando la semana de reshares que ha montado Frozen-Layer Fansub con motivo de su aniversario para ver (o, por lo menos, para echar un ojo a) series que en su momento se me pasaron o, directamente, series de cuando aún no me había aficionado al anime. Entre las bajadas, una que me ha alegrado el día de Navidad (maratón de anime), justo lo que venía buscando desde hace un par de meses: un buen drama. Basado en un manga de la genial Ai Yazawa (Nana), Paradise Kiss nos presenta a una joven, desganada y amargada estudiante de instituto en plena preparación de los exámenes finales (Yukari Hayasaka) que cae en las garras de un temible grupo: la pícara, inocentona y estrafalaria Miwako Sakurada, el brutote macarra de los imperdibles Arashi Nagase, el misterioso y elegante ángel negro, Isabella, y el cerebro del grupo, el cruel, sarcástico, tierno y guapo George (Jouji Koizumi). Todos estudiantes de una academia de moda que andan buscando una modelo para el próximo festival escolar que lleve la última creación de George, un auténtico genio diseñando vestidos. Tan extraño grupo, por mucho que se resista Yukari, le romperán los esquemas y pondrán su aburrida vida patas arriba haciendo que se plantee, por primera vez, su futuro. Así, en la serie seguiremos las andanzas de Yukari, el grupo y toda una pléyade de curiosos personajes secundarios: profesores, compañeros y familiares.
Yukari, la protagonista
Como en Nana, Ai Yawaza nos presenta unos personajes bien dibujados, incluso los secundarios, con sus ideas, ilusiones, miedos y fantasmas, estrambóticos y únicos y a la vez cercanos, entrañables y creíbles. Yazawa es única contando historias de amor y amistad y la serie es capaz de reflejarlo pese a sus limitaciones: el diseño de personajes y el buen guión compensa a duras penas la torpeza de la dirección, el abuso de planos fijos (y repetidos hasta la saciedad) que dan la impresión de producto barato.
Miwako, Isabella y Arashi (no, a George no lo pongo: es mío)
Los seiyuus, poco conocidos en general, aprueban por la mínima. Chiharu Suzuka le da a Isabella el tono justo, pero al resto de los protagonistas le falta garra; el personaje de Yukari se resiente especialmente de la falta de una voz más apropiada o de, al menos, un director de doblaje más en condiciones (más que nada porque a Kenji Hamada, George, le he escuchado en mejores trabajos: Honey and Clover, Ef…).
El resultado es una hermosa historia, lejos del nivel de Nana, pero igualmente enternecedora. Y su corta duración (12 episodios) logra que sus defectos no nos cansen.