No quedó registrada en las Crónicas por qué los Guardianes se embarcaron en esta extraña aventura en las tierras de Hertford, y apenas se le da más importancia que el dar renombre al simulacro de Yaltaka antes de la aventura de Rydychan. Sin embargo, lo sucedido entonces tiene una importancia crucial en los hechos posteriores.
El dragón en cuestión era un efecto-dragón de fuego ciertamente poderoso, aunque sin exagerar. Nada que los dos Guardianes no pudieran manejar, en todo caso. El problema es que el bicho era mascota de un gran poder, no está claro si un agarthiano o un gran señor elemental. Dicho señor apareció enfurecido cuando Yaltaka dio el golpe mortal y le maldijo:
–Cuando mueras me llevaré tu alma, ya te entierren dentro de la Iglesia o fuera de ella.
A lo que Pírixis, cuando el señor desapareció, repuso sin dudar:
–Fácil, que te entierren dentro de los muros.
Y con esto el peligro quedó conjurado.