La mala fama de Windows Vista

Vista lleva ya con nosotros un añito, y sigue con su mala fama. Me pregunto cuánto le durará. Me recuerda en muchos aspectos a Windows XP: cuando salió todo el mundo decía que era un tragón, que no era más que un Windows 2000 con un nuevo tema de escritorio y no sé cuantas cosas más. Yo tuve XP al poco de salir, un ordenador nuevecito (y de gama baja) PIV Willamette 1,6GHz socket 478, placa base Chaintech micro-ATX, tarjeta de sonido 5.1, tarjeta de vídeo Nvida MX 100/200 de 32MB y 256MB de RAM (SDRAM PC133). Vamos, lo que entonces se llevaba, o se empezaba a llevar, porque hacía realmente poco que se había dado el salto desde los 128MB de RAM (suficientes para un 2000, un 98 o un Millenium) a los 256MB (escasos para un XP). En esta máquina tenía mi XP Home nuevecito y todos sus problemas, en especial la incompatibilidad con aplicaciones, sobre todo juegos. Al Baldur’s Gate o cualquier otro juego que usara el mismo motor gráfico, sencillamente no podía jugar: se colgaba en las ciudades y en las animaciones a pantalla completa. Mientras que otros juegos, como el venerable Red Baron 3D o el X-wing Alliance, conseguí que funcionaran echando mano de las opciones de compatibilidad, al Baldur’s I y II sólo pude jugar cuando salió el Service Pack 1 y unos nuevos drivers de Nvidia. Ya entonces el equipo se me hizo tan insufriblemente lento que había ampliado la RAM a unos buenos 768MB (y no más porque no tenía más bancos en la placa, que si no…). Entre tanto tuve que aguantar comentarios despectivos sobre XP, despreciándolo frente al más «confiable» 2000 (que iba ya por su SP3, y luego llegó el SP4) y, para uso doméstico, el más estable y seguro Windows 98 (no, no bromeo, que el Windows 98 es más estable y seguro que el XP me lo han soltado varias veces, así, tan panchos, y la última sería a los 6 ó 7 meses de haber salido el Service Pack 2).

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