La sociedad atlante se hundió tras la masacre de la Arcadia. Al horror de los millones de muertos se sumó la falta de comida al no poder acceder al grano arcadio. Ya en el primer invierno, las revueltas por la comida, los saqueos, sabotajes y las muertes, tanto violentas como de frío o inanición se sucedieron. El poder fue tomado por las corporaciones, que se hicieron con el control de la policía y formaron con ella el núcleo de un ejército. En poquísimo tiempo la próspera Atlántida se convirtió en una sórdida dictadura militar cuyo objetivo era recobrar la Arcadia.
Todos los intentos fracasaron. Pese al desarrollo de armas basadas en la dinamita y otros explosivos, de los barcos de acero y de los vehículos acorazados, los elfos los derrotaron una y otra vez, apropiándose de sus armas, volviéndolas contra ellos y asolando sus costas en busca de esclavos.
Desesperados, las corporaciones volvieron a los experimentos con los elfos. Usando las más avanzadas técnicas de manipulación genética crearon una especie híbrida superior a los elfos, con el mismo talento sobrenatural, pero más fuertes y ágiles. Convertidos en esclavos, estos elfos oscuros formarían la punta de lanza contra el odiado enemigo. Y lo consiguieron. Expulsaron a las naciones élficas de la Arcadia. Pero el precio pagado fue enorme. Décadas de guerra continua habían dejado la economía atlante hundida. La mayor parte de la población estaba sumida en la pobreza y aun así se había reducido más de un 50%.
Y los elfos oscuros se rebelaron contra sus amos. El gobierno había creado hembras fértiles que eran inseminadas artificialmente para producir machos estériles que formaron el ejército atlante, con bombas químicas implantadas para evitar su insubordinación. Pero aparecieron uno o más machos fértiles y se aparearon con alguna de las hembras descartadas y usadas para el disfrute de sus amos humanos. Y tuvieron descendencia fuera de los controles humanos. Estos hijos libres lideraron una revuelta de esclavos aún más salvaje y sangrienta que la masacre de la Arcadia.
Sólo eran un puñado, menos de 2000, pero cuando se fueron la Atlántida era un montón de ruinas pobladas de cadáveres. A principios de 3300 el Imperio Antiguo había dejado de existir.
Treinta años de muerte
No sólo la Atlántida sufrió el embate de los elfos oscuros. La Arcadia, fruto de la guerra entre estos y los elfos, quedó despoblaba. Pero los elfos oscuros fueron más allá y persiguieron cualquier resto de la tecnología y la civilización atlante y eso supuso seguir el rastro de los atlantes capturados por los elfos y vendidos como esclavos. Muchos pueblos habían empezado a florecer gracias a los conocimientos científicos y tecnológicos aportados por esos esclavos: pueblos humanos de las Grandes Llanuras, varias naciones élficas, el Pueblo de los Dos Ríos. Todos sufrieron la ira de los elfos oscuros y vieron sus ciudades arrasadas, sus campos sembrados de sal, sus bosques quemados y sus aguas emponzoñadas. Hasta las Cinco Ciudades enanas surfrieron varias duras derrotas.
Fueron tres décadas de destrucción atroz, conocidas como Los 30 Años de Muerte. Después de aquello, los elfos oscuros se desvanecieron y, durante siglos, nadie supo nada de ellos, convirtiéndose poco a poco en un mito.