4 de diciembre, Madrid, España.
La ejecución sumaria ayer tarde, por parte de representantes del gobierno francés, de dos independentistas españoles que asaltaron a su embajador en Zaragoza ha hecho estallar la rebelión en las calles. El país se halla sumido casi en una situación de guerra civil, al disolverse el gobierno en dos facciones. La primera, del gobierno francófilo de España, que emitió una nota formal de protesta por el ejemplar castigo impuesto a los independentistas pero continúa en su política de apaciguamiento, y la segunda, formada por la mayoría de los miembros de los cuerpos políticos que afirman que ese asesinato es la gota que colma el vaso. Y eso parece pensar la práctica totalidad del pueblo español, que ya esta mañana se ha lanzado a la calle para protestar y proceder, de paso, a la quema y destrucción de cuantos edificios oficiales, iglesias y comercios les salieran al paso.
Los encarnizados combates contra las fuerzas del orden público y el ejército tomaron cierto componente caótico al volverse el 90% de las primeras contra las segundas, que se ha resuelto por el momento con la victoria de los rebeldes.
Esta situación se ha visto repetida por toda la Península y parece que, de seguir así la situación, se conseguiría una total separación de todo elemento galo en menos de 48 horas. El presidente en funciones de la España independentista, Fermín Caballero Martínez, ha hecho un llamamiento al pueblo para avisarles de que no se dejen llevar por la euforia, pues se ha podido saber que al otro lado de los Pirineos se encuentra un enorme contingente de fuerzas francesas dispuestas a iniciar un ataque. «Vamos a acabar lo que no pudimos hace 200 años», ha dicho René Pontneuf, comandante en jefe de las fuerzas galas.
El gobierno de la UE ha aconsejado calma a ambos países, pero no parece que vaya a intervenir de producirse un conflicto armado, mientras el gobierno francés ha realizado también una protesta formal al sospecharse que ciertos elementos terroristas de los independentistas pudieran haber sido entrenados por especialistas alemanes. Alemania se ha abstenido de realizar declaraciones por el momento, si bien de confirmarse tal extremo podría darse una situación de tensión política que podría acabar con buena parte de la UE tal y como la conocemos ahora, si no con su totalidad. De momento ya se están produciendo facciones en el seno de la Unión, con apoyos a unos y a otros.
© MvR 1998. Publicado con el permiso del autor.