La Perla era un barco largo al uso, de 20 metros de eslora, estrecho y de altas bordas. La cubierta, como era habitual, consistía en un armazón de costillas y largueros sobre el que se apoyaban unas planchas sujetas por pasadores de fácil extracción para permitir el paso a cualquier punto de la bodega, que apenas tenía metro y medio de alto. La bodega no se usaba para carga, salvo para vasijas de agua y alcohol. En ella estaban los puestos de los remeros: huecos estrechos en los que el marinero, usando la plancha que lo cubría como respaldo, su cofre como banco y aferrado a unas agarraderas de cuero, acciona los primitivos pedales que, a través de engranajes de madera, poleas y sogas, hace girar el eje y la hélice cuatripala de 5 metros de diámetro. En la bodega se encontraba también el motor de Claudia, un motor simple de tres circuitos de tubería de cobre (primario, de gran altitud y de trimado) con el cuerpo de inyectores y bombas a proa.
El mástil de deriva estaba a dos tercios de eslora y aparejaba vela latina. Las velas de vuelo también eran latinas, reforzadas por varillas de madera flexible. El botalón de vuelo forma el borde de ataque del ala, articulado a tercio y medio de eslora mediante un pasador que le permite moverse en el plano horizontal, modificando la superficie y forma del ala. El botalón de maniobra, paralelo al casco, permitía variar el ángulo de ataque del ala al pivotar en el plano vertical. Cuatro antenas por banda, dos arriba y dos abajo, necesarias para sostener la jarcia de las alas completaban el aparejo del barco.
Así era el barco en el que Dragunov, Ivarsson y Smith se iban a embarcar en compañía de unos bárbaros adoradores de Odín. Un barco de piratas, rápido en el ascenso y en el descenso y muy maniobrable, pero con poca capacidad de carga y vulnerable en despegues y aterrizajes (cuando debían desmontarse la hélice y las antenas). Sin camarotes, deberían dormir en cubierta, protegidos a duras penas por las bordas del frío del aire en altitud y con las tuberías del motor de Claudia como única fuente de calor.