Ícaro — La tripulación

El enloquecido fin del año 988 afectó también al Ícaro, obligado a realizar continuas misiones de inserción y extracción de agentes. En la calma relativa tras la Ruptura de los Cielos fue varado para hacerle amplias reparaciones y su tripulación dispersada entre La Dama, armándose para ser entregada a Gabriel, y los nuevos dirigibles en construcción. Finalmente, fue comisionado para una misión de tres meses de duración dedicada a la exploración de las estructuras del Mar de Arena en Salazar. Un destino del todo inadecuado para un dirigible justo de flotabilidad y proclive al sobrecalentamiento.

Quizá por ello todo el que pudo obtener otro destino dejó el dirigible y la tripulación se formó con gente de indudable talento pero que tenía difícil el servir en un destino normal.

Al mando continuó el capitán de fragata Jeffrey O’Hare. A sus cincuenta años sumaba más de 30 en la marina de Lucrecio y había participado en numerosas expediciones científicas desde la circunnavegación de La Galante, siendo guardiamarina. Solía apoyarse mucho en sus oficiales, lo que le había supuesto ganarse fama de indeciso. Estaba en el proyecto de dirigibles desde su comienzo, pero dicha fama le había cerrado las puertas de destinos más ambiciosos. Por otra parte, era tenido por un gran formador de oficiales y éste sería su último viaje en el Ícaro: a la vuelta le esperaba un ascenso y el nombramiento como director de la escuela del Cuerpo Aéreo de Lucrecio.

Como segundo comandante figuraba la capitán de corbeta Edana Conway (Tuan Dalyr, guerrero mentalista), hija adoptiva del contralmirante Frederick Conway. Era natural de Alberia, donde Conway estuvo destinado como agregado naval durante muchos años. En la hermosa y menuda joven había calado hondo la rígida disciplina inculcada por su padre y se la tenía por una de las oficiales más brillantes de la Marina. Sin embargo, sus problemillas ciertos días del mes le habían vedado destinos de importancia y había terminado en el Ícaro por influencia de su padre. Además de segunda comandante, era la responsable de los aerófonos del dirigible, ya que tenía los oídos tan agudos que nadie de la tripulación quería jugar con ella a los dados.

El teniente de navío Walter White (humano con Esencia Venenosa, ladrón) había quedado primero de su promoción, pero tenía en su contra tres factores importantes: era un daevar y su piel negra despertaba sospechas sobre su lealtad; tenía 40 años, mucho para un simple teniente, lo que levantaba dudas sobre su capacidad; y la gente a su alrededor tendía a enfermar con facilidad. Había encontrado su hueco como oficial de derrota del Ícaro, donde lo raro estaba a la orden del día.

Porque más raro que Rayner Lute (mago de creación con sangre antigua) no había nadie en la nave. Este zínner de porte aristocrático reclutado en Moth ni siquiera era marino, aunque se le hubiera asignado el rango de capitán de corbeta. Por sus venas corría sangre antigua y había sido entrenado en los laboratorios de Wissenschaft, canalizando su talento natural. Era el ingeniero jefe y responsable de todos los cachivaches tecnomágicos de la expedición. Lo acompañaba una misteriosa mujer de la que nadie sabía nada.

Tampoco se quedaba atrás el artillero Iosef Dragunov (maestro de armas con sangre antigua). El dalense tenía unos ojos felinos que ocultaba tras unas gafas ahumadas y un arma antigua, una escopeta de corredera. Su talento manual le convertía en un importante apoyo del equipo de ingeniería y Wissenschaft lo había entrenado además como reserva del gear con que contaba la expedición.

No menos importante, aunque por otros motivos, era la sargento Erstin Ho, responsable de comunicaciones. Esta voluptuosa rubia de aire pícaro e inocente a la vez era la depositaria de los eru pelegrí, los pendientes de comunicación de que disponía la aeronave. Estos pendientes, utilizados para mantener contacto con los distintos destacamentos que pudieran enviar, sólo funcionaban entre personas que tuvieran algún tipo de relación, cuanto más fuerte, mejor.

La tripulación fue la que sufrió más cambios. Los científicos y la escolta de Wissenschaft permanecieron casi sin cambios: el doctor Stobart era ahora el responsable del equipo científico, con un tal Jorgen Forgen (invocador) como adjunto. Jorgen era un dandi ligón y superficial, experto en historia antigua y al que nadie le tomaba demasiado en serio. El capitán Paolo (paladín) seguía como jefe de la escolta y segundo al mando de la expedición, con Renaldo José Fernando Olivares (tao) como su mano derecha. Kuro (nephilim d’anjayni, asesino) seguía en la nave, aunque casi nadie se acordase de él.

En total, 63 personas y seres que partieron de Lucrecio a finales de enero de 989. No llegarían al Mar de Arena.

Nota: los personajes que tienen indicado su raza y categoría son personajes jugadores. Todos han empezado en nivel 4.

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