Las vacaciones llegaron y se fueron en un año en el que estoy muy quemado en el curro. Segunda quincena de agosto, cuando pasaron los días de infierno sostenido que han asolado aquellas tierras, por no decir toda la Península. ¡Los pinos de las Lagunas de Neila tenían las agujas del interior de las ramas secas, lo que no había visto nunca!

Este año hemos ido al Monasterio de Piedra. Fue muy afectado (arrasado, más bien) por la Dana de octubre y, como no íbamos desde 2008, pues nos hemos liamos la manta a la cabeza. Los que no lo conozcáis, en serio, ponerlo en la agenda. Sobre todo, en un año lluvioso para disfrutar más del vergel del parque y las cascadas.

Monasterio de Piedra

Ahora, id preparados. Al menos, tres horas arriba y abajo, abajo y arriba, una y otra vez, por escalones irregulares y, las más de las veces, resbaladizos. Nosotros tardaremos tiempo en coger ánimo para volver. Como sugerencia: hay una zona de descanso que en el recorrido está justo antes de empezar la vuelta, pero se puede alcanzar al salir de bajo la cascada que puede usarse para tomarse un buen descanso y comer, antes de afrontar la última parte.

El resto, lo habitual y deseado: monte, ya a pie, ya en coche. Subimos a las Lagunas de Neila, a ver los pinos abuelos en el Urbión, etc. Y también momentos muy necesarios de echarse y leer tranquilamente o disfrutar no haciendo nada.

Cañón de Río Lobos

Comimos esta vez en El Molino de Vilviestre del Pinar (¡qué cordero, madre de Dios!) y nos aprovisionamos para el invierno en Morcillas Milagros y El Desván Rachel (Covarrubias), Casa Heriberto (Silos), Angelines (El Burgo de Osma), Carnicería Javier Conde (Quintanar) y Mejorana y El Cine (Palacios).

En fin, ya pasó y estamos en otro curso que empieza. A ver qué conseguimos hacer con él.