Shin no Nakama ja Nai to Yuusha no Party wo Oidasareta node, Henkyou de Slow Life suru Koto ni Shimashita

Desterrado del grupo de los héroes, he decidido vivir una vida tranquila en la frontera, que es lo que significa el kilométrico título, no es, como pueda creerse, un homenaje japonés a Les Luthiers (ya saben: «Mastropiero en un principio bautizó su madrigal como era costumbre, con el primer verso del poema. Lo llamó La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa. Pero, luego, la longitud de este primer verso le pareció inadecuada para un título, de modo que rebautizó a su madrigal. Lo llamó La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa, la mojó en el arroyuelo y cantando la lavó, la frotó sobre una piedra y la colgó de un abedul«), sino una serie de fantasía que adapta las novelas ligeras escritas por Zappon e ilustradas por Yasumo. Dirige Makoto Hoshino y el guion corre a cargo de Megumi Shimizu, ambos con una considerable carrera a sus espaldas.

El duro mundo de la consultoría


Por una parte, el planteamiento es muy tópico: el enésimo mundo similar a un juego de rol de ordenador, con la enésima lucha contra un rey demonio. Tenemos categorías aplicadas a las personas (asesino, guerrero, etc.) y habilidades muy de videojuego específicas de ellas. Hasta aquí, lo habitual en los últimos años.

La parte interesante es que las categorías no se eligen, sino que se tienen (las llaman Bendiciones). Se nace con ella y se manifiesta durante la infancia y la familia, la sociedad (¡y la Iglesia dominante!) espera que te dediques a ello. Si tu categoría es asesino, se espera que estudies para ser un asesino, pues es el don que Dios te ha dado, es para lo que vales y blablablá, da igual que tú no quieras matar a nadie. La serie se centra en el conflicto que provoca en los personajes el peso de la categoría frente a los propios deseos personales: el que no le gusta el camino que su categoría le obliga a seguir; el que quiere ser más, pero siente que no puede porque su categoría no es la adecuada; y, como mensaje último, el derecho de cada cual a buscar su propio camino para realizarse y ser feliz. Cuando te das cuenta, lo que tienes entre manos es una crítica a la sociedad. Japonesa, principalmente (es el mercado, tanto de las novelas como de la serie), pero extrapolable a cualquiera. ¿Cómo no vas a ir a la universidad, con las notas que tienes? Claro que vas a estudiar medicina, como hicieron tu padre y tu abuelo. Tienes que prepararte para llevar la empresa familiar. Todo eso.

Para remarcarlo, voy a haceros una sinopsis alternativa de la serie, la lectura que, por mi ámbito profesional y por edad, me ha salido de forma natural: Gideon es un consultor de renombre que trabaja en un equipo de élite (el grupo de la Heroína). El habitual jefecillo con ínfulas logra, apelando a su síndrome del impostor, que deje el equipo. Tras aquello, Gideon se retira a una pequeña ciudad donde Cristo dio las Tres Voces con intención de abrir una tienda y vivir una vida sencilla, y adopta el nuevo nombre de Red. En la ciudad se encuentra con Rit, que ha dejado la importante empresa familiar y trabaja ahora de freelance, gozando de gran renombre. Red y Rit se conocieron tiempo atrás, por trabajo, y fue por el trabajo no pudo surgir nada entre ambos. Ahora, Rit no deja pasar la oportunidad, deja su trabajo y abraza la vida sencilla que le ofrece Red, ante la incomprensión de sus compañeros y clientes. Por otro lado, el grupo de la Heroína, sin Gideon, se resquebraja, y la propia Heroína, obligada a hacer un trabajo que se le da de muerte, pero que no le llena en absoluto, se va aislando de todos y sumiendo en una profunda depresión.

Red y Rit de compras. Ambos saben que el mundo de la consultoría no es lo que quieren.

La serie nos va contando la nueva vida de Red y Rit, con los problemas sencillos (en apariencia) a los que se enfrentan (una pelea de niños, la crisis de una casa de baños, un día de campo), con flashbacks de su vida pasada como aventureros. De fondo, se va moviendo la trama principal de la temporada que crece y enlaza bien las historias de los distintos personajes que van apareciendo. Técnicamente no es ninguna maravilla y tiene algo de fan service (la mayoría se emplea en hacer avanzar la relación de Red y Rit, así que no queda mal), pero, ajá, no hay harén (¡aleluya, aleluya, amén!), y los episodios tienen un buen ritmo, de forma que no se hace pesada ni aburrida. La trama principal no está mal, aunque no tiene mucha chicha. Lo mejor, como he dicho, es su parte de crítica social. Ha sido una sorpresa interesante.

Actualmente, la serie está en Crunchyroll con su título en inglés, Banished from the Heros Party, I Decided to Live a Quiet Life in the Countryside.

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