Baile de máscaras — Interludio festivo

—Si mi madre me viese ahora mismo se moriría de la impresión. —Creía que me iba a sentir más incómoda con algo tan… ligero. Pero la realidad es que me siento cómoda y me muero por ver la cara de Julien.

—Ten por seguro que nos convertiríamos en el escándalo de turno si nos viese cualquier conocido —Chloé ríe entre dientes mientras habla y me ayuda a terminar de peinar a Gwen.

—Señoritas, ¿de veras es necesario que yo también las acompañe así vestida? —No necesita nada de colorete de lo ruborizada que está.


—Piensa que es un juego, hoy no eres Gwen de Ourges, esta noche eres Gwenaëlle, una bonita muchacha de Chaville que va a la ópera con sus amigas, acompañada de tres apuestos caballeros. —Más risas. La arrastro al espejo que hay colocado en la antecámara de la suite. El maquillaje la hace parecer algo más mayor, el peinado le enmarca la bonita cara y el vestido quita el hipo. No es tan atrevido como el de Chloé o el mío, pero sigue siendo escandaloso a los ojos de cualquier mujer de Gabriel.

Nos colocamos las finas capas y bajamos al vestíbulo donde nos esperan nuestros acompañantes. Es curiosa la moda en Arkángel: para los hombres sobrios trajes negros y para las mujeres livianos y provocadores vestidos de colores llamativos.

*****

Julien se siente raro con la ropa que se supone que se ponen en la capital para ir a la ópera. Le parece lóbrega, más para un entierro que pasa salir a divertirse. Casi le dan ganas de quedarse en el hotel y descansar. Tienen mucho que planear y de lo que hablar, pero esta salida no sólo es parte de su tapadera: también necesitan desconectar un rato. Así que se yergue y se dirige al bar a juntarse con un Michel expectante, quiere tomar ideas de la moda del lugar, y un Jacques que les lanza miradas de envidia y se queja de tener que cargar con la cría.

Las escucha acercarse, están contentas y ríen. Gwen parece realmente incómoda y está colorada como un tomate. Pobre muchacha, qué le habrán estado haciendo y diciendo. Sus vestidos son una incógnita, las tres van cubiertas por unas finas capas que apenas si dejan ver parte de la falda, está claro que no abultan tanto como los que se suelen usar en Chaville y, por suerte, son más alegres que lo que les ha tocado a ellos.

El edificio de la ópera es muy hermoso y el pequeño palco que les ha conseguido el hotel no tiene malas vistas. Se siente complacido y está tranquilo porque el ánimo del grupo es bueno y consiguen distanciarse de los verdaderos motivos por los que están en Arkángel. O lo está hasta que las damas se quitan las capas antes de tomar asiento. En ese momento todos sus pensamientos descarrilan y le cuesta unos instantes recuperar la compostura. En casa se diría que es poca tela hasta para tratarse de ropa interior. Reconoce cada curva de Colette bajo el liviano tejido y hay un exceso de piel cremosa a la vista, sobre todo en la espalda, que contrasta con el azul cobalto de la prenda.

—Me parece que esta noche hemos sido bendecidos con la compañía de las tres damas más bellas y elegantes de la ciudad. —El piropo es general, pero no puede apartar los ojos de Colette, que se ruboriza y le sonríe.

—Me gusta el estilo, tendría mucho éxito entre los caballeros de Gabriel, no tanto entre las damas, creo —Michel suelta una risita y acto seguido murmura algo al oído de Chloé, que por respuesta se muerde el labio inferior.

—Gwen, me temo que viendo el panorama está noche dormimos… —Jacques nota las miradas furibundas de cuatro pares de ojos posados sobre él— Solos. —El suspiro es unánime. Por suerte las luces se apagan para que la obra dé comienzo y la broma no llega a más.

Julien se sienta a la izquierda de Colette y le susurra.

—Estás preciosa, me has dejado sin palabras.

Ya le dan lo mismo la obra y el resto de la compañía, se pasa casi todo el rato observando a su acompañante. La ha tomado de la mano y se dedica a hacerle caricias en los dedos y la palma mientras hace una lista de las cosas que piensa hacer esta noche con ella cuando la arrastre a su cuarto y descubra cómo se quita ese pedazo de tela al que allí llaman vestido.

Baile de máscaras, campaña para Ánima Beyond Fantasy, 2×02. Con Julien Lafleur d’Aubigne (Alcadizaar) y su hermano Jacques (Aldarion), Colette/Noel Leclair de Dunois (Menxar) y Michel Laffount de Gévaudan (Charlie).

Relato de una escena que no se jugó (aunque sí se mencionó y jugamos la compra de los vestidos) escrito por Menxar. Me estoy apoyando en el diario de Colette y en sus relatos para escribir los resúmenes de la campaña y creo que este fragmento recoge a la perfección la parte frívola de la aventura que yo apenas estoy mencionando y a la que, en mesa, tampoco pudimos dar mucha cancha para no irnos de madre con el horario.

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