Sakura — Epílogo

Ishikawa Reiko tenía en su mano hundir la casa Asakura o apuntalarla y eligió esto último. El día siguiente al combate por la Magatama se sentó, aún en el templo, con la apenas recuperada regente y planteó su jugada. En aquella reunión en la pradera, junto a la laguna, tomando las provisiones del templo, mientras los samuráis lo limpiaban, llevándose los muertos fuera del valle, y esperaban la respuesta a los mensajeros enviados, en aquella reunión informal, digo, se gestó el futuro de la familia Asakura y el auge del clan Ishikawa. Y también se forjó la versión oficial de lo ocurrido.


El shugenja Kamyu Arata, en colaboración con el clan ninja Oshin, asesinó y reemplazó al onmyoji imperial Araya Souren y se infiltró en la corte Asakura para conducir a la regente a una emboscada y matarla. Tras conocerse la noticia, otros ninjas intentarían asesinar a su vez a daimios vasallos y grandes oficiales, para descabezar así al clan. Ishikawa Reiko, que llevaba combatiendo a Kamyu Arata desde que éste orquestara el asesinato de su padre, descubrió el complot y acudió a la capitana Asai Kikuko, en Tsukikage. Ambas, con samuráis de confianza, lograron intervenir en el momento justo y salvar la vida de la regente.

Ésta fue la versión de puertas para afuera, la que se dio para las otras grandes familias y para los samuráis menores del clan. A la corte y a los señores vasallos se dio una versión ampliada: el objetivo de Kamyu Arata era la Magatama y el asesinato de Ishikawa Hideo sólo buscaba que Shingen matara a Maruyama para que Arata pudiera hacerse con la katana Yukikaze. Esta versión llegaría también al shogún, al emperador y a los dirigentes de las grandes familias. Un hecho terrible, el intento de robo de una de las Magatamas sagradas, que sirvió de advertencia a los demás y que se debía mantener en secreto por la moral del pueblo.

Por último, algunos oficiales y consejeros sabían la verdad: que la regente había sido engañada y manipulada por un shugenja oscuro y que los yogoretas, los seguidores del Dios Insidioso, se habían infiltrado en todos los niveles; un secreto tan terrible que supondría el descrédito y puede que hasta la caída de la casa de hacerse público. Esta versión estaba también en la carta de Hitomi, que fue depositada en Kagami Jiin como seguro.

Bajo el amparo de esta última y terrible verdad y a raíz de las confesiones bajo tortura de las samuráis de Imada Fumiko hechas prisioneras, se llevó a cabo una purga que eliminó, al menos en apariencia, la influencia de los yogoretas. Sin embargo, el clan Oshin (o sus supervivientes) y el resto del grupo Shinzen (Izumi, la tercera de las hermanas Imada, y Koshiro) lograron escapar, a buen seguro con ideas de venganza.

La regente renunció al cargo pocos meses después. Oficialmente, por las heridas sufridas; extraoficialmente, por haberse dejado colar un gol semejante. La sustituyó Asakura Nao, de acuerdo con lo dispuesto por Reiko, aunque quien se quedó con las riendas del poder, realmente, fue la capitana Asai.

 

Ishikawa Reiko fue nombrada señora del dominio de su clan por la regente, que anuló la decisión de Hideo arguyendo que había sido tomada bajo la influencia de Kamyu Arata. Las dudas sobre la ascendencia de Reiko fueron contestadas de la misma manera: rumores vertidos por Arata para conseguir sus planes.

Todos los oficiales de Hideo juraron fidelidad a Reiko, aunque aquellos que se habían posicionado contra ella en aquel fatídico día se retiraron al Primer Castillo, la fortaleza original de la propia Minako-hime, situada en las tierras más altas del dominio y convertida en abadía mixta para antiguos samuráis.

La joven tuvo que luchar duro para recomponer el dominio de su padre y cerrar las heridas provocadas por su asesinato. También para suplir el goteo de bajas que se había ido produciendo desde la Batalla del Paso Azuma: alrededor de la cuarta parte de los samuráis del dominio, muchos de ellos veteranos, habían muerto o dejado sus puestos, lo que supuso una oportunidad de oro para los hijos segundones.

Nakamura Nobi, bendita Nobi, estaba en los aposentos de Reiko cuando la joven volvió a casa convertida en señora como si nunca se hubiera ido y jamás contó dónde había estado esos meses. Ocupó el puesto de Saiki, el chambelán, al retirarse éste.

Manobu Raiden recibió el Tercer Castillo, el otrora dominio de Shingen. La mansión fortificada, a la salida del valle y sobre la carretera de Aimi, era un punto estratégico que Reiko necesitaba controlar. Se formalizó el compromiso con Midori, la samurái del escuadrón de Okuzaki Akira, que, con permiso de ésta y de la capitana, se vino a vivir al castillo. Se convirtió en la entrenadora de combate cuerpo a cuerpo, sustituyendo a Nakamura Ken. Hay quien pensó que Hosoda Genji no aprobaría el estilo barriobajero de Midori, pero el samurái se limitó a contestar con una de las frases favoritas de Shingen:

—La victoria del guerrero es volver vivo del campo de batalla.

Hitomi se convirtió en una anomalía en el castillo, hasta que, más o menos, la aceptaron como consejera espiritual de su señora. Las reglas sociales parecían no aplicársele, dormía en los aposentos de Reiko y hacía lo que y ayudaba a quien quería y cuando quería. Con ayuda de Okuzaki Akira y de sacerdotes de su clan, se levantó un pequeño templo del culto de las estaciones y se completó la formación de la muchacha como sacerdotisa, instruyéndosela en especial en todo lo que tuviera que ver con el tanto de Minako-hime.

 

El señor Shingen se retiró a una cabaña hasta enseñar todos los secretos de su estilo, Kyouki-ryu, a Hosoda Genji, como había prometido a su sobrina. Una vez cumplido, cometió seppuku, asistido por el propio Genji.

—Yuko siempre estuvo enamorada de mi hermano —le confesó antes de la ceremonia—. No lograba darle un heredero y eso la frustraba y la hacía blanco de los ataques de la corte. Yo había perdido a mi mujer y me habían arrebatado a Tsuki cuando quedó claro, desde la misma cuna, que veía cosas que los mortales no debemos ver. Buscamos consuelo el uno en el otro y llegó un momento en que no nos valían sólo las palabras.

»Mi hermano no podía tener hijos, descubrí después. Por eso no podía aceptar a Taro. Tiene que haber un Ishikawa al frente del dominio.

»Cuida de ella. Mi madre, su abuela, se hizo enemigos poderosos y temo que haya podido agitar el avispero en mi visita a Yokai.

»Ah, si mi padre la pudiera ver ahora…

 

Hosoda Genji logró pagar tres cuartas partes de su deuda con el oyabun Fujimura con el resultado de sus inversiones y con el dinero obtenido de los ninjas y de Arata y pudo refinanciar el resto en condiciones favorables. La nueva posición de Reiko, la posesión de Yukikaze y las historias que llegaban del norte le abrieron puertas que ni siquiera sabía que existían. La espada le obligaba a acudir a las llamadas que le hicieran para acabar con onis, pero también era una gran fuente de ingresos en forma de valiosos presentes. El rancho había crecido con las tierras de pasto aportadas por Washamine y el futuro, una vez pasaran los primeros años y tuvieran caballos para vender, era prometedor.

 

Una tarde de primeros de verano, húmeda y calurosa. Una joven pecosa sestea en el porche. El ruido de cascos la despierta: un samurái polvoriento llega por el camino montando un hermoso caballo de guerra al que conoce bien. Al samurái, al principio, no lo reconoce: tiene el cabello largo, recogido en una cola de caballo; el rostro curtido por el aire y el frío; la mirada cansada y, al mismo tiempo, alerta. No lleva daisho, sino dos katanas. Una es un sable largo de caballería que ella ya ha visto antes; la otra es el arma más preciosa que haya contemplado: empuñadura, guarda y vaina son grandes obras de arte. Incluso con el calor del día, el metal bruñido del pomo y la vaina se ven escarchados.

El samurái desmonta, se acerca a unos pocos metros y se arrodilla. Saca sus armas y las deja a su lado. Hace una reverencia hasta posar la frente en el polvoriento camino.

—He cumplido lo que me pedisteis. Ishikawa Reiko ha vuelto a su castillo sana y salva, ha recuperado su honor y es ahora la señora del dominio.

La chica sonríe con ternura, se acerca al samurái y le ofrece la mano para que se levante.

—Bienvenido a casa, mi señor.

 

Sakura, un cuento de Lannet

Fin

Han intervenido (en orden de aparición):

  • Charlie como Ishikawa Reiko
  • Rashid como Nakamura Nobi
  • J.M. como Nakamura Ken
  • Menxar como Hosoda Genji
  • Teniente Du’Pont como Manobu el mayordomo y Asai Yoriko
  • Norkak como Manobu el mayordomo y Manobu Raiden
  • Aophis como Kato Misaki

Producido por Cuberterías de Albacete, I&E

Dirigido por el Cubano.

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5 comentarios para “Sakura — Epílogo

  1. Joooo, que pena que se haya aacabado. He disfrutado muchísimo con la campaña, ha sido divertido jugarla y después ir leyendo la crónica.
    ¡Quiero más!

  2. Una partida genial, divertida, aterradora y llena de sorpresas. En general, una maravilla. Un placer haber podido asistir (aunque fuera de forma esporádica) a esta campaña.

    Por cierto, me ha gustado eso de que Raiden recibiera el Tercer Castillo. Estoy seguro de que cumplirá con gusto y con honor sus nuevas funciones.

  3. @Menxar,me explotáis vilmente, marditos jugadores insaciables :D.

    @Norkak, espero tenerte más veces en mesa en el futuro. Lo del Tercer Castillo, espero que Charlie me perdone la licencia, pero creo que Reiko necesita apoyos cerca y Genji se va a Aimi.

  4. @Cubano, yo también espero poder asistir a más partidas en un futuro. Me lo pasé extraordinariamente bien en todas las ocasiones a la que tuve la suerte de acudir y estoy seguro de que Ishikawa Reiko contará con todo el apoyo que pueda darle Manobu Raiden, me aseguraré de ello ^^.

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