Sakura — Interludio: verano

Hace ya cosa de dos meses que jugamos la octava sesión de Sakura, un cuento de Lannet. La falta de tiempo libre debida a un cambio de trabajo ha hecho que la campaña esté en el dique desde entonces y que tampoco haya escrito el habitual resumen de la sesión. Voy a intentar remediar esto último, antes de que se me olvide lo que ocurrió ese día, aunque en un tono telegráfico, dejando de lado el aire de relato habitual.

Terminada la aventura del santuario profanado, la siguiente nos llevará al frío invierno. Pero entre ambas hay muchos meses, una boda, los problemas de una nueva señora… La octava sesión la planteé como una serie de escenas dispuestas para rellenar ese tiempo, sin una aventura como tal. Un planteamiento atípico por el que me llevó bastante tiempo decidirme pero que, al final, dio para un día de diversión y un momento épico.

Socializando

Ishikawa Reiko aprovechó los pocos días que faltaban para la boda para hablar con Asai Kikuko, la capitana de la guardia del castillo Asakura. La tanteó, entrenó con ella un par de ocasiones… En resumen, se hizo notar. Tras ser alabada por la capitana por sus habilidades de kendo, Reiko confesó que temía los enfrentamientos contra aquéllos que no eran samuráis, como el ninja que la hirió, pues su entrenamiento no la había preparado para ello y eran situaciones en las que podía encontrarse sin su escolta. Asai le presentó a otra samurái, de veintidós o veintitrés años, aspecto fiero, con varias cicatrices y un lado de la cabeza afeitado, como la guerrera más sucia del clan. Reiko entrenó con la joven todo lo que pudo, de forma que el día de la boda hizo falta de todo el arte de Nakamura Nobi para disimular los muchos moratones.

La samurái surgió como figurante improvisado y sin nombre, pero para el final de la sesión ya se lo merecía. Midori, la llamaremos.

La boda

La boda empezó con un encuentro fuera de plano: recordemos que los novios habían sido obligados a retirarse a sendos monasterios a prepararse y purificarse. La comitiva que traía a la novia de vuelta fue atacada por un espíritu jabalí furioso (sí, el de la estatua rota). La bestia arrolló a la escolta y, ¡oops!, tiró a la chica por el barranco, digo, al río. Maruyama Yoshitaka, que formaba parte de la comitiva (coincidían los caminos de vuelta de la novia y del cazador de onis), se tiró sin dudarlo tras ella y la rescató. Terminaron en la orilla equivocada y tuvieron que esperar a las luces del día siguiente para encontrar un vado y reunirse con el resto de la comitiva.

Ahora los jugadores estarán preguntándose si fue un guiño del máster a tan famoso encuentro poco antes del mismo evento (la boda del conde Piotr/rey Pedr/daimio Hideo) o si, de verdad, tiene un significado más profundo. Como que, ujumujum, el padre del futuro hijo de Asakura Nao no sea su marido (insertar aquí risa maligna).

Volviendo a la boda, el plato fuerte era un torneo de iaido: desenvainar y golpear con rapidez y precisión. Quien consiga tocar antes a su rival, gana el enfrentamiento (al final de la entrada pongo las reglas que hice, por si a alguien le son de utilidad). El resultado ideal para el máster, o sea, para mí, era una final Genji-Maruyama. Pero si algo me ha enseñado estos once años dirigiendo a Ánima es a no forzar la historia y dejar que los dados hablen. Desde los cruces de cuartos de final fue todo al azar y el resultado fue inesperado y muy épico.

Manobu Raiden (16 años), samurái de la casa de la difunta primera esposa del señor Hideo, ganó el torneo de iaido en honor de la boda con la segunda esposa. Toda una sorpresa, teniendo en cuenta que el personaje tiene un nivel menos que sus compañeros y Maruyama le sacaba dos. Reiko dio por zanjada la deuda de honor de los Manobu por semejante proeza.

Para el banquete saqué la famosa tabla de eventos de Pendragón: Reiko dio un discurso muy elocuente en honor a los cónyuges y, en especial, de la novia; Manobu terminó compartiendo lecho con Midori y Genji, deprimido por haber sido eliminado del torneo, vació botellas de sake con los otros deprimidos de la noche: Maruyama (por lo mismo) y Akira (había sido rechazado por Manobu por una mujer).

En casa

La llegada de la nueva señora provocó algunos problemas con los sirvientes, para los que la señora durante los últimos dieciséis años había sido Reiko. La joven se reunió con los sirvientes en cuanto se dio cuente del problema y dejó bien claro que la señora era ahora Nao y que cualquier desplante era un insulto para el clan Isikawa.

La escolta de la señora Nao estaba al mando de Okuzaki Akira y contaba entre sus filas con la fiera Midori, por lo que el triángulo formado con Manobu siguió girando.

El secreto de Okuzaki Akira

Durante la festividad de los muertos de agosto, Tsuki, la prima de Reiko, vio a través de las ilusiones que envolvían al joven y menudo Okuzaki Akira, descubriendo que era en realidad un daimah y así se lo hizo saber a su prima, con comentarios sobre cómo era posible que nadie se diera cuenta del rabo o de las orejas. O sea, dos chicas adolescentes hablando de un chico afeminado con orejas de gato. También hay de eso en mis partidas.

Genji por su parte, entendió un comentario de Nobi durante la cena de bienvenida en la corte Asakura («Recuerda que estás prometido») al descubrir que Okuzaki era, en realidad, una mujer.

En Aimi

A finales de agosto fue obligada la visita a Aimi. Aquí, Reiko dejó bien claro que aquello eran las posesiones de su madre y que ahí mandaba ella. El joven Manobu Raiden fue recibido por unos padres orgullosos de los logros de su joven primogénito y Genji lo puso en apuros al hacer ver a los padres la relación del muchacho con la fiera y poco refinada Midori.

También visitaron al señor Saito, jefe de policía y del que sospechaban era espía del emperador, para ponerle al tanto de lo ocurrido con el falso oni, de su relación con el ataque a Maruyama de febrero y las sospechas de que el mismo shugenja oscuro, Arata, estaba detrás. El policía les previno, por su parte, de la presencia en la ciudad de un tal Saemon Kiyoshi, un espía y ejecutor normalmente a sueldo de los Oda.

Gaijin

La compañía Yuyama estaba en Aimi y fueron a ver el espectáculo. Coincidieron con el señor Fujimura, que iba acompañado por un tipo que ocultaba su rostro tras velo. De vuelta a casa, se encontraron a este desconocido en un callejón luchando por su vida con la única ayuda de su joven acompañante. Su escolta había sido muerto ya (la tsuba de su katana lo identificaba como un samurái Takashi). Los asaltantes estaban comandados por Saemon Kiyoshi. El grupo decidió intervenir y lograron que Kiyoshi se retirara, más por las implicaciones políticas de sus actos si seguía adelante con Ishikawa Reiko allí que porque el combate le fuera adverso. Manobu Raiden fue gravemente herido (-21 puntos de vida) y se salvó por la llegada del médico.

El tipo era un extranjero de Phaion llamado Goran Visnij, representante de una familia comerciante en Setsu que había venido a Aimi con el permiso de los Takashi para hacer negocios con Fujimura. Su acompañante era una muchacha de la edad de Reiko que respondía al nombre shivatense de Soi Fong y parecía mestiza. Reiko se dio cuenta de que la chica tenía la misma marca del clan ninja con el que se habían enfrentado en el asunto de Maruyama y el Oni.

El encuentro podría haber dado para una pequeña aventura, pero era tarde y estábamos cansados, así que terminó ahí, quedando Goran bajo la protección del señor Saito. Aunque también es posible que vuelva a aparecer, porque se quedaron en el tintero los problemas de Hosoda Genji: todavía tiene que encontrarse con su prometida y enterarse de si lo odia por haber matado a su hermano o no y también tiene un problema enorme de deudas. Manobu Raiden le había entregado la recompensa obtenida por ganar el torneo de iaido (se sentía obligado, por haber salvado Genji el honor de su familia en el asunto del hijo del criador de caballos) y ahora el samurái buscaba cómo invertirla.

Sakura, un cuento de Lannet, 1×08. Con Hosoda Genji (Menxar), Ishikawa Reiko (Charlie) y Manobu Raiden (Norkak).

Pd: duelos de iaido. Desenvainar rápido y golpear primero. Se usan espadas de madera o bambú y da juego como justas. Lo hice con un enfrentamiento simultáneo con dos tiradas. Primero, una tirada enfrentada de iniciativa. El que gane obtiene un +5 a su habilidad de ataque por cada 10 puntos de diferencia con que haya ganado. Luego, tirada enfrentada de habilidad de ataque y ganando quien consigue un 10% de daño (ataque mayor-ataque menor, como si este último fuera la habilidad de defensa).

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