Diez años con Ánima

Hace 10 años que me regalaron el básico de Ánima Beyond Fantasy. ¡Diez! Y parece que fue ayer. También se cumplen (o se cumplirán en unas semanas) mis veinte años de rolero. Siendo estrictos, mi primera partida la jugué con 13 años (MERP, en los alrededores de Bree) y en el instituto jugué al menos una más (Comandos de Guerra, El puente de Cappocorso), pero no empecé a jugar de forma regular hasta que llegué a la universidad y sufrí mi primer febrero.

Jugué a todo lo que pude: recuerdo de esos tres años MERP, Cyberpunk, AD&D, Pendragón, Mechwarrior, Kult, algunos desvaríos con Vampiro (creo que mi especial antipatía a ese juego viene de entonces), Hombre lobo, Mutant Chronicles, Warhammer Fantasy… Me animé a dirigir pronto, tras los exámenes de junio: Star Wars (la primera y única vez que he jugado o dirigido al viejo juego de Joc), una divertida aventura donde un equipo especial imperial debía localizar una base terrorista rebelde.

Luego vino MERP, el libro rojo. Ese verano y el curso siguiente, hasta que lo di por quemado. Bueno, realmente era un MERP con el sistema de profesiones y con el libro de hechizos de su hermano mayor, Rolemaster, así que cuando lo di por rentabilizado, no me quedaron ganas de ir más allá. Piratas!! también lo dirigía por esa época, aún lo dirigí varios años más y me arrepiento mucho de no haberme comprado el manual en su día. Luego vino Nephilim, que apenas tuve tiempo de probarlo antes de dejar tierras madrileñas y buscar fortuna en la frontera. Fue un cambio traumático porque no había club de rol en ninguna de las escuelas y facultades de Badajoz. No había nada aparte de botellones y (creo) alguna actividad deportiva.

No problema: si no tienes grupo, hazte uno. Bonitas palabras, pero es más difícil de lo que parece. Conseguí timar a dos amigas y empezamos con Guardianes del Grial, campaña de tres años de Nephilim que, a ritmo tectónico, vengo contando en este blog desde sus albores. Para el segundo año de campaña había encontrado un grupo de rol en el que me infiltré y me llevé a Menxar (lo de infiltrarme en una asociación de rol para encontrar jugadores interesantes es una buena forma de hacer un casting) y con las tres seguimos la campaña, que quedó inconclusa por unas seis u ocho sesiones al terminar el curso e irnos cada cual por nuestro camino.

Y llegó el verano de 2002 y el comienzo de una etapa oscura, roleramente hablando: en el pueblo quedamos Pírixis y yo y las posibilidades de quedar con el resto para jugar quedaron reducidas a ciertas conjunciones astrológicas inusuales. Nephilim, por mucha nostalgia que me produzca, quedó quemado para entonces y cualquier acercamiento posterior al juego chocó con el montón de reglas caseras que parcheaban un sistema inadecuado. Tampoco tuve contacto con asociaciones o jugadores que me pudieran haber dado más amplitud de miras. Así que fueron años centrados en Runequest desde un punto de vista más teórico que práctico, participando en la lista de correo de Glorantha Hispana y en otros foros roleros de entonces. Hubo partidas de samuráis, de ninjas, de romanos, incluso un intento de adaptación de Canción de Hielo y Fuego… partidas sueltas y pilotos de campañas que no llegaron a nada.

Para 2005 tenía a Runequest quemado (de forma un tanto injusta, quizás) y buscaba otro juego. Tras tantear juegos históricos y de ciencia ficción, me dio un ramalazo nostálgico y decidí volver a los orígenes. Mi camino del retroclón, vaya. En este proceso y cuando ya sólo me quedaban como candidatos el viejo AD&D2, el igualmente venerable Rolemaster y el no menos honorable Palladium, oí hablar de Ánima. El resto es historia: me hice con el pdf, me leí el sistema, me encantó y no me dio tiempo a comprármelo.

Nuestra primera campaña (primera temporada de Los Visnij) duró años, pese a ser una campaña corta de seis o siete sesiones (y menos mal, porque el aprendizaje no fue fácil). Luego empezamos a coger velocidad al encontrar —por fin— jugadores en la vecindad: la 2ª temporada de Los Visnij y el comienzo de Tres Valles, que quedó tristemente inconclusa cuando mi vida laboral me trajo a Sevilla a finales de 2010. A cambio, mi vida rolera se disparó: Fort Nakhti y Los viajes del Ícaro como máster y, por fin, he podido sentarme al otro lado de la pantalla con las desventuras del SG-5. Más partidas sueltas, el gallipanda, campañas que no han sido…

Diez años dirigiendo al mismo juego, dos años y medio la campaña más larga (y contando) y aún la sensación de que me quedan muchas historias que contar. No sé qué futuro le queda al juego en el mercado (en la última revista-catálogo de Edge ni siquiera aparece), pero en mi mesa tiene, al menos, dos o tres campañas más.

2 comentarios para “Diez años con Ánima

  1. Diez años ya, si que pasa rápido el tiempo.
    Hay que ver lo que me costó comerte el coco para que no te comprases tú el libro porque ya lo teníamos encargado ;p

  2. Realmente no me lo comiste. Yo ya tenía la decisión tomada de comprármelo… en cuanto fuera por Sevilla, que la compra por correo no iba mucho conmigo, no.

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