El desafío de los 30 días — Día 20 ¿Recuerdas aquel momento en el que se lio pardísima en una partida? ¿Qué pasó?

Estas cosas siempre son dolorosas de recordar. Y más cuando es la única vez que he levantado la voz en una partida. Veréis, no tengo problemas con que la partida se salga de lo que tengo planeado, improviso bien. Que me matan a tal o cual pnj, que la lían parda aquí, que en vez de ir a Cuenca van a Yokohama… Si la cosa se va mucho, a lo mejor tengo que parar la partida con una disculpa por no tener preparado más allá de tal punto y ya está.

Sin embargo, si tengo cierta manía a la hora de preparar las distintas aventuras y es intentar rotar el protagonismo entre los pjs. No tanto que todos los personajes tengan su momento de lucimiento en la partida (que también), sino que hay partidas que giran en torno a uno de los pjs y ese protagonismo se va repartiendo. Viene esto de estudiar el gancho de las aventuras para los jugadores: preparo aventuras donde el gancho (y el interés) es para uno de los pjs y corresponde a éste y a su jugador tirar del resto del grupo.

Probé esto durante la campaña de Nephilim de Los Guardianes del Grial, donde había una trama secundaria centrada en cada personaje con aventuras propias. Por ejemplo, estaba el ascenso de Yaltaka dentro del Arcano Mayor (sociedad secreta) del Emperador. A priori, aventuras sin interés para el resto del grupo. Funcionaron muy bien sin necesidad de que las jugadoras tuvieran que comprar los servicios de las demás. Había compañerismo, estaba el «hoy por mí, mañana por ti» y algo de beneficio, inmediato o futuro, sacaban.

En Pendragón lo he hecho más o menos igual cada vez que he dirigido. Y lo seguiré haciendo, pues creo que es lo que mejor va con el juego: en muchas aventuras uso a un pj como gancho. Puede ser porque esté intentando cortejar a una dama y quiera desfacer sus entuertos o conseguir Gloria; puede que su padre o hermanos hayan desaparecido en el Bosque Salvaje; puede que un sajón haya arrasado sus tierras y quiera venganza. Lo normal es que los demás jugadores entren en el juego y vayan (hoy por mí, mañana por ti) y con más razón si ya han llegado a desarrollar una Pasión de grupo.

La única vez que he levantado la voz en una partida fue, precisamente, en una partida de Pendragón y, también, incumpliendo este «hoy por mí, mañana por ti» en perjuicio de uno de los jugadores. La campaña había empezado muy bien, con sesiones maratonianas y mucho ayudarse entre los jugadores. Cuando llegó la fama y el dinero, la cosa empezó a torcerse. Llegó un momento en que varios parientes de un pj fueron desapareciendo durante la fase de invierno. Además de parientes, eran los caballeros vasallos del pjs, por lo que su situación empezaba a ser delicada al no poder cumplir con el condado. Quise aprovechar el tema para poner sobre la mesa la Aventura de Rydychan, haciendo que los desaparecidos estuvieran capturados en Oxford.

Por tres veces, como aventura del año, pinché al jugador para que fuera en busca de sus parientes desaparecidos. Por tres veces, sus compañeros ignoraron sus peticiones, llegando incluso (uno de ellos era el Marshall del condado) a prohibirle emprender la aventura, más ocupados en campañas veraniegas de expansión y en afianzar su poder y Gloria. Ya cansado y ciertamente molesto, puse sobre la mesa la Aventura de Rydychan tal cual, aprovechando que el Marshall había enviudado unos años atrás. Le faltó tiempo para ir. En fin, para abreviar, la partida ya empezó con ambiente enrarecido y fue a peor, con puyas diversas. El jugador de los familiares desaparecidos se quejaba de ser ninguneado, el Marshall de no mirar por el grupo (o sea, la condesa de Rydychan y su intención de desposarla), la cosa fue subiendo de tono y llego a hacer masa crítica.

La aventura terminaría con dos caballeros presos en Oxford, tras rescatar a la condesa del convento donde estaba recluida, sólo para insultarla gravísimamente. Y la campaña en punto muerto mientras pienso qué hacer con ella.

Un comentario para “El desafío de los 30 días — Día 20 ¿Recuerdas aquel momento en el que se lio pardísima en una partida? ¿Qué pasó?

  1. Vaya, qué lástima. Nosotros siempre conseguimos llegar a acuerdos en Pendragón para, efectivamente, ir desarrollando las tramas de los distintos jugadores más o menos de forma paralela (el «hoy por ti, mañana por mí» que comentas), pero sí es cierto que hubo un momento en el que uno o dos jugadores pensaron que se estaba favoreciendo a un jugador o a otro. Supongo que el tema de la acumulación de Gloria puede terminar generando un poco de competitividad en el grupo.

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