Kimi ga Nozomu Eien

No hace mucho leí un comentario considerando esta serie «auténtico culebrón venezolano». Yo disiento. Kimi ga Nozomu Eien es lo que los culebrones venezolanos quieren ser de mayor. Es una serie que tiene ya un tiempo (otoño 2003) pero sigue siendo el culebrón por excelencia, y varios grandes fansubs sacaron versiones en mp4 de gran calidad, así que no hay excusa posible. Son 14 episodios llenos de amor, algo de sexo, alcohol… remordimientos, sacrificios, culpabilidad, pérdida. Un cóctel contundente, que necesita de pañuelos y una cuidada dosificación. Lástima que cuando pasa uno del séptimo capítulo no hay forma de parar, y la paliza emocional es de las que hacen que uno no vuelva a asomarse a la serie en años, muchos años. Un ejemplo claro de que Japón está en otro plano existencial distinto al nuestro es que el origen de este cóctel es un juego hentai. Aquí no habría podido hacerse porque al porno lo último que le pedimos es que nos cuente una buena historia. Y encima, que nos haga llorar.


Shinji, Haruka, Mitsuki y Takayuki

Kimi ga Nozomu Eien nos presenta un intrincado triángulo amoroso con el chico en el incentro del triángulo. El chico es Takayuki Narumi, el prota soso, que para eso es el jugador (Kisho Taniyama, al que vimos como Hanai), quien empezó a salir con Haruka Suzumiya (Minami Kuribayashi, cantante que ha hecho sus pinitos de seiyuu y que tiene varias openings y endings que me encantan, como los de esta serie, el opening de Mai HiME y el de Chrno Crusade); la exuberante Mitsuki Hayase (una eficaz Tomoko Ishibashi), la mejor amiga de Haruka, quien se hizo amiga de Takayuki y de Shinji Taira (Masaki Andou), el inseparable amigo de Takayuki. Mitsuki también está enamorada de Takayuki pero, como es idiota, decide apoyar en todo a su amiga y dejar que le levante a Takayuki, para desgracia de Akane (Kaori Mizuhashi, Narumi, la chica del udon), la hermana de Haruka, que también termina enamorada de él. Bueno, vale, el triángulo es realmente entre Mitsuki, Haruka y Takayuki… Para desgracia de Akane.

¿Un lío? Pues eso es el principio. Luego tenemos un accidente por culpa de quien no compite pero no puede dejarlo ir, varios años en coma; alguien que lo sacrifica todo por quien ama; las vidas que se rehacen y la durmiente que se despierta sin saber que el tiempo pasa, Sam, y la dejó atrás. La culpa, los remordimientos que vuelven; el anhelo por el pasado que fue; sentir como se va poco a poco, tras haberlo sacrificado todo por él; verlo de nuevo, cuando ya no eres una niña y podría ser tuyo; el despertar y que tras las sonrisas, los ojos digan «¿por qué vuelves ahora?».


Daikuuji y Mayumayu, el dúo cómico

En algunos momentos el origen como juego hentai se hace evidente, aunque han conseguido taparlo, como es el caso de las enfermeras del hospital, o convertirlo en contrapunto cómico, como son las compañeras de trabajo de Takayuki. La presencia de los jefes de Takayuki y Mitsuki, de la doctora (pese a su eterno cigarrillo apagado) y los padres de Haruka equilibran el tema.

La serie está muy equilibrada: dibujo, animación, música… Los seiyuus son poco conocidos pero aguantan el tipo y resuelven la papeleta con soltura y el director, Tetsuya Watanabe, consigue aquí lo que en Souko no Strain no le dejaron: contar bien una buena historia. Y nosotros, entre pañuelo y pañuelo, se lo agradecemos.

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