Satai Delenn

Se me ha convocado y he venido. En nombre de Valen, ocupo el lugar que se ha dispuesto para mí. Soy Gris. Estoy entre la vela y la estrella. Somos Grises. Estamos entre la oscuridad y la luz.

Me he despertado esta mañana con la triste noticia en el Twitter de JMS. Adiós, Mira Furlan, y gracias por todo.

Desde 2021…

…ofreciéndole el mejor servicio.

José el Cubano Sánchez Aguamejía creó Cuberterías de Albacete, Import & Export durante el 2021. Fue una tapadera para el tráfico de armas al por menor con el que complementaba sus negocios legales (como Guardaespaldas el Cubano). Eso fue en 1998, en una campaña de Cyberpunk 2020 que sigue siendo la mejor campaña que he jugado (soy, por obligación, máster eterno, así que tampoco es que haya tenido muchas oportunidades desde entonces). En 1998, 2020 quedaba más que lejos.

En diciembre de 2007 creé este blog. Aunque en un principio lo hice principalmente para narrar Guardianes del Grial, mi campaña de Nephilim, le di el único nombre posible (CdA es, por ejemplo, el espacio de nombres raíz en mis proyectos de programación personales) y escogí el lema «Desde 2021…» porque el 2020 quedaba igual de lejano. No le daba yo al blog más de dos o tres años de vida, como para pensar en que el lema dejaría de tener gracia cuanto más nos acercáramos al 2020. Tampoco me planteaba yo para entonces, donde mi relación con los juegos de rol era más teórica que práctica por falta de jugadores, que en 2020 pudiera seguir jugando.

Y el tiempo pasa, Sam, y resulta que el año 2020 se acaba. Y Cuberterías de Albacete, I&E lleva 13 años en línea. Hace 15 años que me regalaron Ánima Beyond Fantasy, mi juego de cabecera todo este tiempo. 17 han pasado desde que inicié mi reconversión a administrador de sistemas (y 7 desde que terminé como programador). 24 desde que empecé a jugar y a dirigir de forma regular (Star Wars D6 fue mi primer juego como máster, una única partida; nunca lo he vuelto a tocar, ni a un lado ni al otro de la pantalla) y 27 o 28 de mi primera partida. Y encaro una nueva década con ganas de hacer rodar los dados, de hacer de médium para más historias que desean ser contadas, con ganas, en definitiva, de seguir sentándome con los amigos alrededor de una mesa y disfrutar.

No es 2020 un año que vaya a dejar buenos recuerdos, pero parece que saldré sin más daños que los sufridos por mi salud mental. En el blog terminaré con algo más de 40 entradas, bastante mejor que las 28 del año pasado o las 26 de 2018. Cierto es que la mayoría son relatos y resúmenes de mis campañas, que poco interés va a despertar salvo para los jugadores, con lo que seguimos en un rinconcito de la bloguesfera, sin llamar la atención.

No ha sido mal año para el blog, en todo caso, y creo que es una buena despedida para el lema, que deja de tener sentido en el momento en que entremos en 2021. De aquí a fin de año tendré que pensar en el nuevo.

Nos vemos en el Forlon.

PD: estaría bien que el 2021 no saliera demasiado cabrón. En el trabajo hay mogollón de proyectos que piden sitio. Tengo Runquest Glorantha y seguimos con Baile de máscaras. De lo de jugar, ya me he rendido. Está claro que me retiraré como máster sin haber jugado otra campaña como jugador.

Sobreviviendo

El jueves pasado tuvimos la primera partida desde febrero. Un paso para recuperar mi vida normal tan deseado como necesario. Han sido y son días difíciles. Por fortuna, me he escapado de ERTE y demás, ya que en mi departamento teníamos trabajo de sobra por hacer y el que el resto del mundo esté parado hasta nos favorece. He tenido tiempo de probar el trabajo desde casa: tengo una habitación que hace de despacho en el piso y sólo tuve que traerme un monitor y la silla de la oficina (la que tengo en casa no es para estar mucho rato). Ya teníamos antes VPN para acceso remoto (comerciales, nosotros para emergencias y actualizaciones en horas peculiares) que hubo que estirar para dar acceso al resto del personal que se quedaba. Días de agobio al principio, con muchas horas echadas en soporte; luego, poco a poco la rutina: mcuho tiempo para programar, mucho trabajo avanzado.

En la Cubanocueva, cuando aún hacía frío


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Marcos Mundstock

El día 22 de abril nos dejaba Marcos Mundstock. No hay mucho más que decir. Es el tercer integrante de Les Luthiers que nos deja y el más visible. El narrador de sus espectáculos, la voz que nos presentaba las obras, que nos hacía reír con lo que decía y con lo que no decía.

Mi primer contacto con Les Luthiers fue en la universidad. Un amigo me dejó una gastada cinta de audio, preparada para empezar con Cartas de color, ya saben, la de «Yo nací en el África…». El tiempo pasa y casi no nos damos cuenta de todo lo que vamos echando a la mochila.

Doce años

Doce años, que se dice pronto. Doce años llevo ya dando la brasa con Cuberterías de Albacete. En diciembre de 2007 fue la primera entrada. Y aquí sigo. Ya lo he dicho alguna vez: no esperaba durar tanto. Ni pasar del primer año, la verdad. En fin, 27 entradas con ésta (quizás caiga alguna más de aquí a fin de año), más o menos las mismas que el año pasado. Unas 3800 visitas (un descenso importante sobre las 5000 y pico de los tres años anteriores), que no está mal teniendo en cuenta que el año ha estado dedicado a anime y a mi nueva campaña, Baile de máscaras que, a fin de cuentas, interesará a sus jugadores y poco más.

Ha sido un año peculiar. En el trabajo, con una primera mitad del año muy liado pero cómoda y divertida, y un final estresante con el que voy lidiando como puedo. Es decir, con ninguna gana de coger un ordenador cuando salgo del trabajo y sufriendo la falta de series decentes de este año.

En el rol, he conseguido jugar algo (no mucho) y probar D&D5. Ahí están el clérigo mediano Milo Altaslomas (unas cuantas partidas sueltas muy divertidas) y el bardo Íomhar mac Lyr, apenas estrenado, con los que espero vivir tiempos interesantes este año 2020 bajo la batuta de Charlie. Sin embargo, la sombra de Sakura es alargada y sólo a mediados de año conseguí levantar una campaña (tras un intento que no conseguí cuajar en septiembre pasado, lo que me hace casi un año en dique seco). Hemos ampliado mesa a cuatro jugadores (¡y sin problemas! Nos hemos adaptado bien y aún no se ha ido ninguno al extranjero) y Baile de máscaras rueda más o menos fluida. Salvo por el hecho de que no consigo disfrutar de su preparación y me estresa cosa mala, diría que está siendo una gran campaña. Hasta he conseguido, en estos últimos días, pensar en ella y en sus correspondientes entradas para el blog sin que se me acoplara su presión con la ansiedad del trabajo, lo que me estaba pegando unos buenos viajes al pecho.

Para el año que viene necesito jugar. Necesito disfrutar de una campaña al otro lado de la pantalla, lo que no ocurre desde, eh, 2015, creo (SG-5 de Charlie). La fallida Cadeus me dejó la miel en los labios y las partidas de D&D5 de este año han sido un entrante de los que despiertan el apetito.

Como máster seguiré en la brecha. Seguiremos con Baile de máscaras y lucharé por mantener el nivel en cada aventura. Se publica, por otra parte, Runequest Glorantha (eso dicen) y tengo muchas ganas de probarlo, posiblemente con una adaptación de la campaña de La vaca colorá de Heroquest.

El 2020 promete traer tiempos interesantes.

Claudio Rodríguez

El pasado 4 de diciembre nos dejaba el actor de doblaje Claudio Rodríguez. Un grande de su profesión, reconocido y reconocible fuera del relativo anonimato de la misma, como demuestra que la prensa nacional se hiciera eco de la trágica noticia. Una voz que me hacía levantar la cabeza hacia el televisor cada vez que la oía y, no pocas veces, verme la película o serie de la que se tratase por el placer de escucharlo.

Es una voz ligada a mis recuerdos de infancia y de juventud. De infancia, como, creo, todos los de mi generación, por ese Willy Fog que nos llevó alrededor del mundo. De mi juventud, por el Megatrón de la peculiar Beast Wars («Oh, sí») y del gran G’kar de Babylon 5. No será sus trabajos más conocidos o técnicamente mejores o… Pero recordar su nombre y su voz me lleva a esos personajes y a mi yo de entonces.

Gracias por todo.

De vacaciones

He estado estos días desconectado de todo (ordenador, trabajo, anime, rol…) con nuestro habitual periplo veraniego por tierras burgalesas. Como siempre, hemos tenido un poco de todo: la edición de este año de Las edades del hombre se celebraba en Lerma, así que hemos aprovechado para acercarnos, que son exposiciones siempre interesantes; completamos el viaje cultural con nuevas visitas al monasterio de Santo Domingo de Silos (mala suerte, nos tocó el mismo guía de voz monocorde) y al siempre recomendable museo de la colegiata de Covarrubias.

Colegiata de Covarrubias


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Rutger Hauer

La semana pasada nos dejó Rutger Hauer. Actor holandés cuyos orígenes corren parejos a los del director Paul Verhoeven, se coló en producciones de Hollywood en los 80 y quedó relegado a películas de bajo presupuesto y producciones televisivas a partir de los 90. Su papel más recordado es el del replicante Roy Batty de Bladerunner y con ese papel y su monólogo final ha sido recordado en prensa y televisión estos días.

Para mí, cosas de la infancia, es, primero y ante todo, el capitán Navarre de Ladyhawke (Etienne de Navarra leo en la Wikipedia, aunque nunca lo había visto así antes). Y, algo después, fue también el detective Harley Stone de Segundo sangriento, película que me sirvió mucho para captar el lado más sórdido de Cyberpunk 2020 y de la que guardo en la memoria el haber jugado una continuación bajo la batuta de MvR.

No estará en ninguna lista de los mejores actores de todos los tiempos, pero su sola presencia realzaba cualquier producción en la que participara.

Undécimo año en la brecha

Otro año se aproxima a su fin y toca la habitual entrada resumen. Undécimo año del blog y un año paupérrimo, lo mire por donde lo mire: una veintena escasa de entradas.

Ha sido un año marcado por dos mudanzas: una personal, pues a finales del invierno cambiamos de piso y eso marcó la primera mitad del año, con poco tiempo libre y poco rol; y una segunda, más o menos terminada, profesional, al mudarse de sede mi empresa. Un lío mayúsculo, estrés y poco tiempo libre. En lo laboral, ha sido un año frustrante por la mudanza, que ha obligado a aparcar muchas cosas y mover prioridades, pero estimulante.

En lo rolero, ha sido flojo. Terminamos Sakura, que resultó ser una grandísima campaña. Pero eso fue en julio. Desde entonces, no he conseguido plantear otra campaña (una arrancada que no sé realmente como llevarla y otras como ideas que no terminan de cuajar) y empiezo a desesperarme del mono que tengo. La falta de partidas como jugador, crónica en mí desde hace veinte años, no hace sino acrecentar el problema. Estos días estoy viéndome la saga de Harry Potter y no puedo evitar pensar en la maldición de los personajes que me hablan, en lo que pudo ser y no fue y eso me pone aún más melancólico.

Para el año que viene… Bueno, no sé que vendrá. Me gustaría ampliar la mesa de juego, que ahora sólo tiene dos jugadores. Me gustaría disfrutar de una campaña como jugador y coincidir al mismo lado de la pantalla con Charlie y con Menxar. Y lanzar la campaña de la escuela de magos y que cuaje.

Y seguir con el blog, claro. Falta menos para el 2020 con todo lo que eso supone para esta cabecera y este nick surgidos de Cyberpunk 2020.

Nos vemos en el Forlon.