El Ícaro — Neltha Laglaush

Al contemplar los ejércitos de Rah y de Zhorne Giovanni frente a frente en los campos de Términus, Neltha Laglaush tuvo el presentimiento de que ése sería el último día que vería a sus amigos, compañeros y enemigos. Al caer la noche y buscar refugio en la extraña tormenta eléctrica, con la esperanza de poder aprovechar la oscuridad para llevarse por delante a alguno de sus perseguidores, se acordó del presentimiento y sonrió con resignación. Sonrisa que se trocó en gesto perplejo cuando, tras ser absorbida por el turbulento ojo negro, se encontró en una pacífica llanura de altas hierbas. Sin rastro de amigos, sin rastro de compañeros, sin rastro de enemigos.

Así llegó Neltha Laglaush a este extraño mundo dominado por La Máquina. Se mezcló con los habitantes y encontró otros como ella, viajeros de otros mundos o descendientes de ellos. Así supo de la existencia de las puertas y dedicó su vida a buscarlas, convencida de que no se trataban de un fenómeno natural. Encontraría su primer portal de casualidad, bajo las ruinas de Ulum Dum, una de las Cinco Ciudades enanas de la antigüedad, destruida durante la Gran Guerra contra La Máquina o durante el Largo Invierno posterior. Ulum Dum, situada en un valle en la ladera sur de la gran cordillera de Zarukhtaz, había sido la ciudad enana más abierta al contacto con otros pueblos y la primera que se alió con los atlantes contra el ataque de La Máquina. Sepultada por un gran corrimiento de tierras, había quedado olvidada hasta que Neltha, tras vagabundear por varias cuevas de la ladera sur de la cordillera, halló una entrada a las ruinas.

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