Bares sí, tabernas no

Un cliché típico en aventuras de fantasía medieval es que el grupo de personajes jugadores, una heterogénea mezcolanza de razas y profesiones, sea contratado en una taberna por un tipo, a veces misterioso, a veces representante de algún poder local. Está tan arraigado que ha llegado a convertir las posadas y tabernas en ETT de profesionales de la espada, el hurto y la magia, con tablones de anuncios donde los futuros patrones exponen sus ofertas de trabajo. No voy a hablar, tranquilos, de lo que puede suponer esta economía sumergida (no paga impuestos) para las arcas del reino, ciudad estado o república donde esté situada la taberna, ni para los propios aventureros (sin contrato, sin seguro médico).

De lo que voy a hablar es, sencillamente, de que no me gusta este cliché. He leído muchas aventuras y campañas que empiezan así, he jugado a un buen número y, salvo contadísimas excepciones (por ejemplo, una interesante campaña de D&D que duerme de momento el sueño de los justos), esa forma de meter a los pjs en la trama me ha parecido una forma débil o incluso nefasta.

Por otra parte, me encantan las aventuras de Cyberpunk que empiezan con el grupo contratado en una mesa de un pub, en especial si es el Forlon Hope.

Extraña dicotomía ésta en la que estuve pensando el otro día (conducir solo por una autovía requiere de estas cosas para no dormirme al volante de puro aburrimiento). ¿Por qué uno sí y el otro no? ¿Por qué huyo de la peste de un mercader que contrata a dos guerreros, un clérigo, un ladrón y un mago y me gusta la imagen del fixer contratando a dos mercenarios, un tecnomédico, un técnico y un netrunner? Pero si es lo mismo, ¿no?

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Nochebuena, coñac y gusanos

Rashid se tomó su sueño como premonitorio y las huellas que encontraron al día siguiente atravesando la salina, yendo y volviendo de las ruinas, lo convencieron. Volvían al fuerte, confiando en llegar para la fiesta de Nochevieja. Habían evaluado también otras posibilidades: la historia de Menna no acababa en el sueño. Su marido fue tras el Caminante de la Muerte para recuperar a su hijo, pero jamás volvió. Encontraron restos de ropas y de su montura cerca de la sima de un gusano de las arenas. Menna volvió con su familia. Era prima de Ahmed y estaba en su grupo el día de los zombies.

Tenían el macizo rocoso que vieron en los frescos de las ruinas, el lugar donde parecía estar un templo o ciudad de los Caminantes de la Muerte. O investigar más la historia de los dos desgraciados devas a los que habían dado descanso eterno. O ir al oasis de El-Jeriyah, donde se perdía la pista de la expedición Lunzberg. O al misterioso macizo Jabbarem (¿quizás el mismo macizo negro de las ruinas?) que Steffan confesó a Sassa era uno de los objetivos de Lunzberg años atrás, en Lucrecio.

Sin embargo, decidieron volver al fuerte. Cargados de presentes por la ayuda prestada y lo sacado de las ruinas: sellos de oro, el incómodo grimorio, una extraña daga… y con un recluta para la compañía de Regulares: Hodor, el grandullón ojo de águila y mente de esponja primo de Rashid al que Du Pont había cazado con el viejo sistema de emborracharlo primero.

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Hola, viejo amigo

Estoy viendo Babylon 5 estos días. Llevaba tiempo con ganas de volver a verla y a la primera temporada le dediqué la primavera pasada. Yo me enganché a la serie en la segunda temporada, cuando la echaban en Televisión Española los fines de semana a primera hora de la mañana, con un margen aproximado de más/menos una hora. Las grababa mi hermano y juntó una colección peculiar de capítulos a los que le faltaba el comienzo o el final (hay algunos comienzos y finales que los estoy viendo por primera vez ahora) entre trozos de capítulos de La tía de Frankenstein. Cuando pusieron la tercera por la tarde en la 2 ya estudiaba en Badajoz, entonces sin partida entre manos pero preparando con paciencia Guardianes del Grial. Las influencias fueron obvias.

La cuarta temporada creo recordar que la consiguió mi hermano a través de la asociación Estrella Negra, envíos por correo de vhs con los episodios grabados (¡ah, qué tiempos antes del adsl!). La quinta la vi hace pocos años, en versión original.

Estoy volviendo a ver la serie estos días, decía. Ha envejecido regular: el atrezzo acusa el paso del tiempo y la dirección nunca fue para echar cohetes. Pero el guion y los actores siguen siendo únicos. Y el doblaje también, pese a la nefasta traducción (alguien debería arder en el infierno por el Punto de transferencia 10 y el Auxilio, entre otra).

La estoy viendo con Menxar y me estoy llevando algunas miradas asesinas en el proceso. Ya he dicho que las influencias de Babylon 5 en mi campaña de Nephilim fueron muchas y obvias. También hay frases de la serie que he adoptado. Después de años escuchándolas, o incluso de haberse roto la cabeza buscándoles sentido en mitad de una partida, ahora se encuentra con los orígenes.

Por ejemplo…

El hombre de en medio lo está buscando. En Guardianes el uso de habilidades proféticas y adivinatorias estuvo al orden del día y en muchos casos tuve que improvisar. Ésta me vino que ni pintada.

Si va a Z’ha’dhum, morirá. Muletilla que he adoptado como máster para avisar al jugador que la decisión que está valorando es mortal sí o sí, o como jugador cuando veo que el camino que estamos siguiendo nos lleva al desastre absoluto.

Sí. Respuesta ante una pregunta con dos posibles respuestas mutuamente excluyentes.

Siempre he estado aquí. Tiene mil usos.

Hola, viejo amigo. Alguna vez la he utilizado para lo mismo que Sinclair.

Y alguna otra.

Ains, debe ser cosa del fin de año. Ya llevo dos entradas nostálgicas este mes. Tsktsktsk.

Luisa Fernanda

El viernes me cayó encima una entrada para la zarzuela Luisa Fernanda, de la mano del Teatro Lírico Andaluz, en un teatro de diminutos asientos. A mí la zarzuela me dice tanto como el flamenco o el heavy-metal, pero de cuando en cuando merece la pena probar. No fue una velada para recordar, la verdad, porque el asiento era un potro de tortura y desde allí arriba no me enteraba de la mitad, pero por lo menos disfruté de algo de música y de la voz de Andrés del Pino y (en menor medida, porque me resultaba más difícil escucharle) Manuel de Diego.

Tangencialmente, me di cuenta de dos cosas:

a) Que aunque desde la uni no me he acercado a nada que huela a teatro, sigo con el vicio de corregir mentalmente la postura y (falta de) gestos y expresividad de los actores.

b) Que hace más de año y medio que no veo y escucho a mi orquesta y la echo mucho de menos.

En la Otacon de Sevilla

Este puente de diciembre se ha celebrado en Sevilla la Otacon 2011. Especie de saloncito manga que, tras unas cuantas ediciones en Tomares en la primavera, en esta ocasión se ha trasladado a Sevilla capital. Una gran carpa en los jardines de El Prado de San Sebastián en un día, el sábado, frío, gris, con niebla constante que no invitaba precisamente a salir de casa. En fin, uno es rolero y poco más, por lo que los salones del manga y tal no me resultan especialmente atractivos: las actividades que hay, las cosas como son, no van conmigo, aunque siempre me resulta interesante ver buenos cosplays, como Los cazafantasmas (salón del manga de Sevilla, creo que en 2010), un par de visitantes de V (en Madrid, no sé en cual, en 2009) o el grupo protagonista de Dragones y mazmorras en Granada en 2008.

Total, visita rápida más atento al merchandising que a las actividades que pudiera haber. Y aquí, resultado nefasto. En fin, estamos en crisis por un lado, tengo poco dinero para gastar por otro y las figuras han subido una barbaridad en los dos últimos años. La combinación por sí sola es mala: menos tiendas que traen menos figuras que, además, son más caras. Y menos figuras «colgadas» de hace unos años que encontrar a precios razonables.

Eso es lo malo. Lo peor, lo horroroso, es la invasión de copias chinas que hay. De los stands con figuras creo que sólo uno (Konoha no Merchan) tenía figuras originales. En el resto, por ejemplo Arigato o TuTiendaJaponesa (tiene delito el nombre de ésta), abundancia o exclusividad de copia china. Podemos discutir sobre si se justifican 100€ por una figura de PVC escala 1/8, pero pagar 40 ó 50€ por una copia de mala calidad…

Se me quitan las ganas de ir a estos eventos.

El nacimiento de una campaña: desarrollando la trama III, el antagonista

Los «chicos malos» no se levantaron un buen día, se miraron al espejo y decidieron «Ey, creo que voy a ser malo a partir de ahora».

Babylon Project

Decíamos ayer que nuestra trama debe girar alrededor de un conflicto. Dado que en un conflicto necesitamos al menos dos bandos y los personajes jugadores forman uno de ellos, nos hace falta un segundo, el otro, al que se enfrentan: el antagonista. Un buen oponente realzará nuestra historia y contribuirá a meter a los jugadores en ella.

La mejor forma de enfocarlo es cuidar el diseño «visual» del personaje y sus motivaciones. Un buen oponente no es malo: es un patriota, un mártir o un líder responsable de su pueblo. A nosotros, como directores de juego, nos resultará más fácil pensar en las acciones y movimientos del antagonista si podemos identificarnos con él o, por lo menos, comprenderle. Un dungeon lleno de goblins puede ser uno de tantos o bien el último refugio de un clan hambriento y desesperado, expulsado de sus tierras por los colonizadores humanos y cuyo último refugio son estas extrañas y antiguas ruinas subterráneas.

Dentro del antagonista podemos distinguir dos «niveles» claro de importancia del personaje o facción:

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Enchantment

Enchantment… Yo tenía la primera edición, la de la foto de Spheeris y Voudouris en la portada, la que se pasó años en la caja de un banco tras la quiebra de la discográfica. En cinta, claro. Llegó a rompérsele uno de los rodillos tensores y tuve que mudarla a la carcasa de una Basf. En casa anda, con las otras cintas que me compré a principios de los 90. Algunas me gustaría tenerlas en CD: In the Wake of The Wind, de Arkenstone (precioso el mapa que llevaba dentro), Somebody, de Connie Dover, Flight of the Stork, de Serah…

Y Through the Wall, el segundo tema del disco, me sigue trayendo recuerdos…

¡¿Yegorka?!

¿Dónde tendré el programa y el cartel del espectáculo? Sé que guardé una copia al menos del estreno. ¿Cuántos años han pasado? ¿Cuántos, desde que cogí por última vez al vuelo el cayado (doble palo de fregona, creo recordar) que tiraba Marcos en el monólogo de Fernando? ¿Cuántos, desde que este fantasma ciego perseguía al viejo borracho entre el patio de butacas mientras el resto sacaban la gran mesa de debajo del escenario (con gran estruendo en los ensayos, sin un ruido frente al público)?

Hoy me siento viejo y nostálgico. Hacía años que no escuchaba este disco.

¿Una acusación? ¡Jamás! Yo juro y perjuro por toda la corte celestial que mi burro nació sin rabo, que toda su vida vivió sin rabo y que sin rabo ha de morir en paz y en gracia de Dios. ¡Con licencia, señor corregidor!

Bueno, yo era el peregrino, pero como el leñador faltaba mucho a los ensayos, el resto de los acusadores recitábamos a coro su frase.