Wolf’s Rain

En 2003 el estudio Bones (Eureka Seven, Nijuu Mensou no Musume) reunió a gran parte del equipo que había trabajado en Cowboy Bebop (tanto la serie de Sunrise como la película de la propia Bones) para crear una serie de gran calidad. Partiendo de una idea original y guión de Keiko Nobumoto (guionista de la serie y película de Cowboy Bebop) y bajo la dirección de Tensai Okamura (director de Darker than Black), el resultado fue una serie de ambientación apocalíptica y mítica de bella factura técnica, de ver agradecido. La serie está formada por 24 episodios a lo largo de 30 capítulos. «¿Cómo?», me diréis. La serie la formaban 26 capítulos, pero como no dio tiempo a terminarla para su emisión, hicieron ¡cuatro! capítulos de resumen, del 15 (Lobo pálido) al 18 (Hombre/Lobo/Libro de la Luna), y los cuatro capítulos que terminaban la serie (del 27 al 30) salieron luego directamente en vídeo como OVA. Los dos capítulos que siguen al repaso, Sueños en el oasis y Consciously, esto es, el arco extraño de los indios donde sale el viejo indio de Cowboy Bebop jugando con la arena, queda tan mal metido en el resto de la serie (aunque Myu es un personaje simpático) que yo, personalmente, lo ignoro y de ahí que diga que Wolf’s Rain tiene 24 episodios, del 1 al 14 y del 21 al 30.


Cheza, la Chica Flor

Wolf’s Rain nos presenta un mundo moribundo, con ciudades míseras y medio en ruinas separadas por grandes extensiones de yermos salpicados de restos de alguna guerra. Gobiernan los Nobles, que se mantienen en el poder por su control de la tecnología (vemos viejos coches, vehículos de aspecto anticuado, armas automáticas, pero los Nobles tienen bellas e imposibles aeronaves y armas de energía). Los lobos tienen una gran carga mística, pero todo sobre ellos es tabú y ellos mismos están extintos. O eso se cree, porque los supervivientes han aprendido a mezclarse entre los humanos, adoptando su forma. No es ningún tipo de licantropía, como he llegado a leer por ahí, sino un tipo de ilusión. Así, en una de estas ciudades moribundas, nos encontramos con los cuatro lobos protagonistas: Kiba, un lobo solitario y orgulloso, del campo, que viene siguiendo el perfume de una flor y un extraño impulso interior; Tsume, matón individualista que lidera a una banda de desarrapados de la ciudad; Hige, siempre hambriento, mujeriego y bonachón; y Toboe, un cachorro criado entre humanos. Sus caminos se cruzan y terminan unidos en una extraña manada en busca de la Chica Flor, Cheza y del Paraíso que sólo puede abrir ella.

Alrededor de ellos, un conjunto amplio de gente cuyas vidas quedan marcadas y relacionadas de un modo u otro con la manada: Cher, la científica que estudia a Cheza y lo deja todo por ella; Hubb Lebowski, su ex-marido; el viejo borracho Quent Yaiden, a quien los lobos mataron a la familia y ahora recorre el mundo matándolos por venganza, ayudado por su perra Blue; Darcia, el noble cuya familia lo inició todo; lady Jagara, otra de las Nobles que codician a Cheza; y todo un conjunto de personajes que apenas aparecen en uno o dos episodios: militares sin escrúpulos, lobos sin orgullo, gente sin esperanza, subordinados varios (me encanta la subordinada de Darcia)…


Tsume, Toboe, Kiba y Hige

La búsqueda del Paraíso, tejemanejes de los Nobles aparte, es un viaje iniciático (para variar) que está muy bien descrito en la serie. Las relaciones de tan extraña manada con dos machos alfas (Kiba y Tsume), los fantasmas del pasado de cada cual, el descubrimiento de sí misma de Blue, la extraña relación Hubb-Quent y Cher-Quent… El diseño de personajes (todos bien dibujados y descritos) y de los fondos (deprimentes: las ciudades, la nieve sucia, el hambre, la miseria), el ritmo tristón de los episodios… El buen quehacer del equipo hace que el resultado sea una buena serie, aunque pueda resultar algo confusa, y es una pena que los cuatro episodios de repaso y el arco tontorrón de los indios desluzca el resultado final y lo deje en «muy bueno».

Mención aparte merece la banda sonora, sólo comparable a Cowboy Bebop. Desde la canción del opening, el Stray de Steve Conte, hasta la tristísima Gravity cantada por Sakamoto Maaya, pasando por preciosidades como la instrumental Shiro, la juguetona Tip Toe Waltz o, volviendo a Steve Conte, Heaven’s Not Enough, la banda sonora, editada en dos discos, hace palidecer a la serie y se convierte en una referencia obligada en el género.


Será un viaje difícil

La serie está editada en España por Selecta y hace poco me la compré en edición barata por 30€, esto es, a un precio normal en el mercado de las series americanas editadas por grandes compañías. La serie, además, cuenta con muy buen doblaje en español, a la altura de Cowboy Bebop (es decir, buenas voces principales, flojas los secundarios del capítulo). Salvo Darcia, se ajustan bien a los personajes y, si pudiera elegir, me veía la serie medio en español (Tsume, Hige, Hubb) medio en japonés (Cheza, Kiba, Cher, Darcia). En versión original tenemos las voces de Mamoru Miyano como Kiba (conocido en este blog por ser la voz de Eiji Kanda, entre otros), de Kenta Miyake (Rosenberg, Muta en Nijuu Mensou) como Tsume; Hiroki Shimowada como Toboe; Akio Suyama como Hige; Arisa Ogasawara pone la voz a Cheza; Kaho Kouda a Cher; Mayumi Asano (Hilda en Eureka Seven) a Blue; Mitsuru Miyamoto (Maiza Avaro, Roger Smith en The Big O) a su ex, Hubb Lebowski; y Unshou Ishizuka (Jet Black) pone la voz al viejo Quent, por citar a los principales personajes.

En español tenemos a Eduardo Díez (Hanamoto en Honey & Clover) como Kiba, Tasio Alonso (Vicious en Cowboy Bebop, Kanbei en Samurái 7) como Tsume; Ana Orra tanto a Toboe como a Cheza; Enrique Hernández como Hige; Joaquín Gómez dobla al viejo Quent y la habitual Carmen Calvell hace tanto de Cher como de Blue.

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